▪︎01

221 3 0
                                    

Madelyn Martinez:

-Vete a la mierda.- salí llorando de la casa de mi ahora asqueroso ex novio y corrí hacia la mia.

Corrí por la ciudad a toda prisa sin importarme absolutamente nada, ni siquiera me molestaba en mirar las calles para cruzar.

Quedaban unas dos casas para llegar a la mía cuando siento como mi cuerpo rebota contra algo o alguien haciendo que caigamos al suelo, o bueno, solo yo.

Alcé mi cabeza lentamente y me encontré a un chico de cabello desordenado parado adelante mío.

-Uh, lo siento. No iba poniendo atención, perdon.- me ofreció su grande mano a comparación de la mía.

La tomé gentilmente y él tiró de está haciendo que quede parada delante suya.

-No pasa nada, gracias igual. Me tengo que ir, mucho gusto.- sacudí con frustración mi ropa y sequé bruscamente mis lágrimas, me despedí de aquel guapo chico de ojos azules.

Ni siquiera le pregunte su nombre pero no era un buen momento para estar sociabilizando.

Cuando llegue a casa mamá y papá estaban mirando la televisión por lo que solo los salude y me fuí rápidamente a mi habitación.

La verdad no me dolía haber terminado con ese bueno para nada, es más estaba agradecida de haberlo hecho, estaba buscando el momento adecuado para hacerlo.

Veníamos teniendo varios problemas, por otro lado yo no estaba segura de tener relaciones sexuales con él y eso lo hacía enojarse. Un idiota la verdad.

Me dediqué a bañarme y relajarme unos minutos después de tanto alboroto.

Cuando termine me cambie la ropa y baje con mis padres, que ahora estos se encontraban pintando las paredes de casa, no pueden quedarse un rato quietos.

Parecen hormigas.

-Mi vida, querés ir a comprar un rodillo y unos pinceles que tu padre los rompió a todos.- pidió mi mamá ganándose una pintada en la frente con el pincel todo roto de parte de mi papá.

Yo me reía a carcajadas hasta que con mis manos rosé la pintura y me manche todos los dedos con aquel liquido verde pastel, provocando que ahora ellos rían.

Me limpie las manos con el guardapolvo que tenía mi papá puesto, eso me hizo ganar una mal mirada de mamá por lo que sonreí con toda la inocencia del mundo.

Agarre dinero y salí de la casa a comprar lo que me habían encargado.

Una vez llegue a la Pinturería se largó a llover a cántaros, tuve que esperar unos diez minutos para poder ir a mi casa cuando solo estaban cayendo minis gotitas.

Iba con el gorro de mi hoddie, cantando suavente en un susurro alguna canción de Harry Styles y miraba mis zapatillas sucias por el barro que se había formado.

Estaba caminando lo mas tranquila y nuevamente siento como choco contra alguien, aprieto los ojos con fuerza esperando el golpe en mi trasero que nunca llegó y en su lugar sentí unas manos en mi cintura sosteniendo mi cuerpo para que no caiga.

Abro los ojos para mirar al causante de esto y me encuentro a los mismos ojos oceánicos de esta mañana pero había una diferencia, ahora podía ver unas pequeñas bolsas oscuras debajo de estos. Estaba tan cerca embriagandome con su aroma a perfume varonil mezclado con un olor a menta.

-Creo que estamos destinados a chocarnos.- bromeó él soltando mi cintura y acomodando su campera.

-Al parecer si, gracias devuelta.- le sonreí agradecida y me acorde de que no sabía su nombre, él me miro con una mini sonrisa haciendo que un calor suba a mis mejillas. -Ahm ¿cómo te llamas?

Mi Debilidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora