𝓗𝓪𝓾𝓷𝓽𝓮𝓭 (Marshall & Chase)

Skye

La cockapoo recién salía de una nocturna y cálida ducha, con una impecable toalla blanca cubriendo su cuerpo.

Se miraba al espejo al tiempo que repasaba su rubio pelaje con la secadora eléctrica.

Momentos después había terminado de vestirse. Estaba por salir con su esposo, Al, rumbo a un restaurante por su aniversario; esa era la idea hasta que su placa rosada comenzó a emitir un parpadeo de luz.
Rápido giró su mirar en dirección a la radio de la habitación, la cuál había comenzado a emitir cierta voz tan conocida por la ojirrosada:
Se trataba de Ryder.

—Muchachos, Llamada de alerta. —alcanzó a oír Skye en el altavoz.

—Vaya —continuó el mensaje pregrabado de Ryder—. Ha pasado tanto tiempo. No he estado tan presente en sus vidas durante los últimos años, y espero de todo corazón poder contar con su apoyo en esta misión.

La rubia dejó todo lo que estaba haciendo y prestó suma atención a la radio sin percatarse de que su marido había entrado a la habitación. Al verla tan alerta y atenta ante las palabras que emitía el líder de la Patrulla, supo  de inmediato de qué se trataba.

—Me temo que la ciudad corre peligro debido a una nueva amenaza que no podemos combatir sin ustedes en el equipo —dijo el líder—, pero sería de mucha ayuda para mí y para Bahía Aventura contar de nuevo con cada uno de ustedes. Espero puedan apoyarnos en esto —finalizó  Ryder, seguido de la estática que finalizaba la llamada.

Se apresuró  a terminar de vestirse, pero se vio sorprendida por el castaño que ya estaba frente a ella una vez que dio media vuelta.

—Creí que habías dejado todo eso
atrás —espetó Al con el ceño fruncido.

—Bueno, creí que sería más difícil tener que decírtelo —respondió—, pero es que Ryder me necesita. Han pasado años que no he sabido nada de ellos. Debe ser algo muy importante para que nos esté llamando a reunirnos de nuevo, Al. —replicó la cockapoo comenzando a empacar torpemente las cosas importantes dentro de su mochila.

—¿Me estás queriendo decir que siempre
vas a ponerlos a ellos antes que a nosotros, Skye? —Se quejó el mayor cruzando sus brazos.

—Al, Ryder y mis compañeros forman parte de quién soy. No puedes pedirme que ignore sus problemas —Respondió ella comenzando a enfadarse—. El lugar en el que crecí está en peligro; Bahía Aventura me necesita.

—Pero ya no estás en Paw Patrol, Skye. Ahora tienes una familia ¡Me tienes a mí! —Insistió él.

—Y nunca dije que dejaría de ayudarlos —Espetó Skye desafiándolo con la mirada —. Si te casaste conmigo fue aceptándome con todo lo que soy, y ellos son parte de casi toda mi vida.

Al retrocedió mirándola con decepción.

—Eso fue antes —Musitó—. Ahora quiero una vida tranquila y normal Skye. Por eso fue que dejé el cuartel, porque quería que tú y yo construyéramos una historia juntos, una desde cero. Sin peligros o riesgos; sin accidentes. Sólo tú y yo.

—Eso fue lo que tú planificaste, Al. Forjaste tus planes en base a tus ideales de nuestra relación, pero yo no pienso renunciar a mí. Mi ciudad me necesita. —Continuaba enfrentándolo con sus palabras, las cuales subían de tono hasta que Skye finalmente tomó sus cosas decidida a marcharse, abriendo por completo la puerta principal. Al se apresuró a seguirle el paso, y a tan solo un par de metros de ella, le manifestó un ultimátum.

—Sólo lo diré una vez, Skye. —Tomó aire, para evitar el nudo en la garganta que provocaba el titubeo en su voz. La rubia seguía sin voltear su mirada, quedándose bajo el marco de la puerta, de alguna forma, esperando aquello que el castaño tenía que decirle.