Chase

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Marshall sólo podía sonreír con ternura al ver a sus viejos amigos nuevamente. Tal como Rocky señaló, habían pasado años desde la última vez que estuvieron juntos y mucho parecía haber cambiado, pero su amistad duradera se mantenía intacta.

El bombero era capaz de reconocer la falta que le hizo durante tanto tiempo la compañía, el cariño y la confianza de cada uno de sus compañeros de la Patrulla. La hermandad de Rocky, las bromas de Rubble, el sarcasmo de Zuma y la comprensión de Skye siempre habían formado parte importante de su vida, y al haberse alejado era como si un gran pedazo de su corazón hubiese sido arrancado de su pecho. Hoy, después de tanto tiempo los volvía a ver, realmente los había echado de menos. Cualquiera que fuese la misión que Ryder había encomendado, sabía determinadamente que juntos lo lograrían, tener como siempre la victoria.

Y estaba igual de ansioso de poder ver a Ryder, ansiaba poder expresarle lo mucho que había hecho falta su dirección en la vida del ojiazul.

Pero aquel emotivo reencuentro se vería interrumpido para el bombero, al observar que un automóvil deportivo color blanco, con sirenas integradas se parqueaba a un lado de la torre de control, provocando que un escalofrío recorriese su cuerpo acompañado de un nudo en la garganta. Sentía que se le había ido el pulso, al momento en que el cristal blindado del automóvil bajaba por completo, dejando ver a aquel que lo conducía.

Era imposible no reconocer esas orejas alzadas, y ese pelaje castaño, pertenecientes al único del grupo que faltaba por integrarse al reencuentro.

Rocky de inmediato se dió cuenta de la tensión generada en Marshall ante la presencia de Chase y tomó su hombro para mostrarle el apoyo que desde antes de irse ambos del cuartel, le había mostrado.

—No estás sólo en esto, Marshall, no lo olvides.— Susurró el platinado, al momento que el pastor alemán salía del automóvil, cerrando la puerta tras de sí.

Era un momento de mucha intensidad, sabiendo todos lo que había sucedido hace años, cuando el policía había sido el primero en abandonar al equipo tras la ausencia de Ryder.

Chase dió media vuelta tras salir por completo del vehículo dejando ver que ahora tenía un cargo bastante importante, o al menos eso indicaban su placa y el conjunto de insignias que adornaban su saco, pero no contaba con que la sola presencia de Marshall le causaría un inmediato desequilibrio emocional, sintiendo como si de golpe sus latidos se hubiesen vuelto mucho más lentos, seguido de un nudo en la garganta, por el cual se vió en la necesidad de carraspear. Acto seguido, todos voltearon hacia él, incluyendo el ojiazul, que no hacía más que tratar de ocultar los mismos nervios que sentía al estar frente al oficial.

 Acto seguido, todos voltearon hacia él, incluyendo el ojiazul, que no hacía más que tratar de ocultar los mismos nervios que sentía al estar frente al oficial

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—Bueno, creo que ya estamos completos. Me es gratificante el poder volver a vernos, equipo.

 

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"—Incluso Ryder estaría decepcionado de ti, Chase.— "

Las dolorosas y conclusivas palabras de Everest resonaban en la mente atormentada del pastor alemán. Necesitaba marcharse de allí, encontrar a alguien que comprendiera su dolor. Por lo que aún con todo el temor y la incertidumbre de no ser bien recibido, abandonó de inmediato el hospital, buscando a la única persona que siempre lo apoyó: Ryder.

No tenía idea siquiera de cómo empezar a buscar a Ryder. Al parecer era una información que ni siquiera Everest sabía.

Los medios aturdían constantemente lo poco que quedaba de su tranquilidad, provocando que saliera huyendo del lugar con el alma destrozada.

¿De verdad Ryder se decepcionaría de él? No pudo proteger a su equipo.

A pesar de que Everest era la nueva líder al mando, Chase sentía en sus hombros toda la responsabilidad de haber sido él quien dividía al equipo, por lo que volver no era una opción, su impulsividad ya le había cobrado el bienestar de alguien sumamente importante para él, y no dejaría que su aura de desesperación volviese a intervenir en la supuesta paz de sus compañeros. Porque aquella paz se había ido tras los pasos de Ryder cuando subió a aquel avión que los separó de manera definitiva.

Muchas cosas habían sucedido desde que llegó a Cuidad Aventura. Pues al llegar, los fantasmas del pasado lo acechaban. Era como si aquella ciudad trajera consigo viejos dolores que referían a su infancia. Incluso con todo lo que vivió junto a Ryder y con sus amigos cuando acabaron con el atrapanubes ahora sólo eran recuerdos dolorosos para el pastor alemán.

No quería que Ryder lo viese de esa forma, y mucho menos quería que aquel a quien tanto admiraba y en quien veía a una figura paterna se enterase de todas las cosas que había causado con su renuncia al clan.

Chase no sabía a dónde ir, por lo que su depresión y sus problemas internos lo llevaron a alejarse de quién solía ser.

Comencemos por decir que encontró en el alcohol un íntimo aliado que lo ayudaba a sobrellevar su peso emocional.

Las primeras veces era reconfortante estar bajo aquel efecto que le hacía olvidar por tan siquiera un instante todo lo que su existencia representaba.

Pero después se transformó en una necesidad para siquiera poder levantarse del sofá dónde se quedaba tirado.

Al poco tiempo, el dinero empezó a faltar, por lo que decidió echar mano de cosas fáciles que podía hacer en el mismo ambiente oscuro dónde andaba.

Apostar en jugadas de billar, de póker, hasta juntar una buena cantidad que después "invertiría" en casinos, casinos de los cuáles la mayoría del tiempo terminaba expulsado por su pésimo comportamiento al no saber perder.

Esto se transformó en un ciclo dónde bebía, jugaba, apostaba, ganaba, bebía, apostaba, perdía y volvía a empezar.

Eso, y además de las innumerables veces que fue apaleado por no pagar a tiempo o por intentar hacer trampa.

Siendo la última paliza la que casi le cuesta la vida. Vida nauseabunda que fue salvada por su amigo, su colega y casi un padre para él.

Ryder…

Volver a la torre de control solo hacía más pesada su carga emocional, al tiempo que hundido entre sus dolorosos recuerdos, se quedaba sin palabras, sin saber confrontar a sus compañeros, ahora adultos.

O al menos así fue, hasta que toda aquella tormenta de pensamientos hicieron corto en cuanto su mirada se encontró con la del dálmata, quién le devolvía una mirada igual de intensa y nerviosa.

—En serio, no saben lo feliz que me hace volver a verlos, chicos. —Musitó con un nudo en la garganta, intentando guardar la compostura, mientras ordenadamente los fue guiando hacia adentro del cuartel, aquel que no había visto desde que dejó al equipo.

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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𝓗𝓪𝓾𝓷𝓽𝓮𝓭 (Marshall & Chase)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora