Años más tarde tras la separación de los integrantes originales de la Patrulla Canina, se ven en la necesidad de regresar debido a una delicada situación que se desborda de las manos de Ryder.
Los ahora canes adultos se reencuentran luego de una déc...
La brisa húmeda caía sobre las calles de Bahía Aventura, al tiempo que el dálmata las recorría sobre su motocicleta.
Aquella relajante llovizna impactaba sutilmente contra el rostro del ojiazul, quien teniendo muchas cosas en su mente de pronto ésta comenzó a generar con su imaginación posibles escenarios tras su próximo reencuentro con sus compañeros de misiones. Producto de la ansiedad ante un futuro indefinido.
La juventud no regresa, y habría sido una gran mentira negar que el pasar de los años no acomplejaba de cierto modo al bombero. Pues sabía que sus mejores años serían imposibles de recuperar. Sentía una diferencia abismal entre sus demás compañeros, como si estos hubiesen logrado una vida realmente exitosa, y él siguiera sin poder siquiera enfrentarse a la vida sólo, debido a aquella torpeza que siempre lo había caracterizado y acomplejado.
Pero eran tan sólo simples incertidumbres que inundaban la mente del pinto, al no tener idea de su posible reacción ante el reencuentro con sus colegas, de los que apenas tenía noticias.
Lo último que sabía de ellos era que Jake y Everest habían tomado el liderazgo de la nueva Patrulla Canina, que Ryder sólo supervisaba a la distancia. Rubble había logrado convertirse en modelo, Skye se había casado con Al, Zuma había formado una banda de rock. Rocky era director de audiovisuales, Chase había seguido su camino como policía, volviéndose el mejor en todo aquello que hacía, y Marshall, sentía que tras haber intentado sobresalir de cierta forma como ellos, no había logrado ni la mitad de las cosas que deseaba en su vida. La mayoría de sus pensamientos aún iban ligados a la Patrulla Canina y todos los momentos que vivió feliz junto con sus compañeros. Sentía que aquella había sido su "época dorada" y una parte de sí ansiaba por completo volver a los viejos tiempos.
Porque siempre decían que uno vuelve a dónde fue feliz.
Una vez llegando ante aquel gran edificio que no veía en años, detuvo el andar de la motocicleta, llevándola después a rastras a estacionar en dónde estaba su casita de la infancia.
En eso escuchó una voz tras de sí, que irrumpió en sus acciones.
—Vaya, te habías tardado en llegar Marshall. —Musitó una imponente voz, a lo que el pinto volteó y de inmediato invadía su rostro una expresión entre incredulidad y emoción.
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—¿¡Rocky!? ¡Hermano! —Respondió seguido de abalanzarse hacía él con los brazos extendidos, cargándose uno al otro por ratos durante aquel cálido y emotivo abrazo. —Ya te habías tardado en reaccionar —Dijo dando palmadas sobre la espalda del dálmata. —Haz cambiado bastante desde la última vez que nos vimos. ¿Llevabas mucho tiempo esperando? —No mucho, hace un rato me llegó al móvil la llamada de alerta de Ryder. Me tomó por sorpresa ¿Sabes? —Lo noté desde que me abrazaste. —Alegó en referencia al notorio y envolvente aroma del grisáceo. —Ya sabes Marshall, "Verde es mi coloor".
Ambos canes se burlaron de aquella característica frase que el mestizo usaba cuando cachorro, debido a que su función en el cuartel consistía en reparar y reutilizar cualquier cosa. El bombero aún incrédulo sólo negó con la cabeza.
—Deberías hacer algo al respecto Rocks, Chase no debe tardar en llegar, si te huele así te va a matar. —¿Crees que me importa?
Marshall sólo sonrió.
—No —Concluyó el ojiazul mirándolo divertido. Aunque unos segundos después Rocky interrumpió.
—Ahora que lo mencionas, tiene mucho que no veo a Chase, a casi ninguno de nuestros compañeros a decir verdad. —¿Y qué hay de Zuma? Creí que quedaban seguido aún después de dejar Paw Patrol. —Si te soy sincero dudo que venga, Marshall. Hace un poco más de un año le perdí el rastro y no de una buena forma. —¿Por qué lo dices? —Lo último que supe de él es que estaba escapando de la justicia —Vaya... —Musitó —Es, algo difícil, e incómodo... Es decir, fue uno de nosotros, y crecimos con él. —Lo sé —Se que ha pasado mucho tiempo, pero Ryder nunca nos ha defraudado, estamos en deuda con él. Yo no dudaría de él. —No, yo tampoco dudaría de él. ¿Podrían dejar de suponer cosas y solo acercarse a saludarme? Hasta aquí puedo escucharlos —Irrumpió una tercera voz.
