"¿Te gusta el helado?" - Minsung Omegaverse

#20 - Santo cielo.

Jisung retiró con rapidéz y agilidad su camisa, dejando ver su abdomen muy bien trabajado, tiendo expuesta su piel acanelada y con una ligera capa brillosa de sudor, logrando sacarle un buen gemido a Minho, quien suspiró jadeante ante su piel.

- A-Alfa…, santo cielo - el mayor mordió su labio ante tal cuerpo escultural, pasando su mano por el torso del Alfa.

Este último río gravemente, jugando con los pezones del mayor, para después, liberarse de la tela que apresaba su cintura, miembro y piernas, bajando al chico contrario de su regazo, viendo como abría sus ojos de par en par al ver el falo del Alfa saltar, a su parecer, el más grande que había visto.

- A-Ay…, Alfa…~ - saboreó con la mirada aquella extremidad venosa y bastante erecta.

- Pídelo si lo quieres..

Minho jadeó ante su respuesta, buscando la manera de pedirlo, observando a Jisung jugar con su punta y dirigiendo su boca a su cuello, sacándole suspiros al Omega, quien susurraba incoherencias.

- Démelo…, p-porfavor…~ - Suplicó sin esperar más.

Y tal cual órden, Jisung dirigió sus manos a los muslos blanquecinos del más alto, subiéndolos a su cadera, para después, darle la vuelta, dejándolo de espaldas y expuesto al menor, quien rápidamente dirigió sus manos a los glúteos del chico, metiendo solo la punta de su falo, siendo recibido por un temblor y chillido ajeno.

- ¡Alfa! - Gimoteó abriéndose más a su Alfa, acomodándose mejor, quedando en la famosa posición 4.

Han entendió aquel grito, metiendo más su erecto falo, aferrándose a la diminuta cintura del chico, viendo como se hacía un corazón con sus glúteos y muslos, queriendo destrozarlo una y otra vez, cualquier otro pensamiento fue esfumado cuando sintió su pene ser apretado por la entrada del morado, sacándole un gruñido grave.

- Aprietas tan bien…

- M-Más…~, p-porfavor, m-más~ - gimió agudamente moviendo sus caderas de par en par, queriendo ser usado y golpeado sin parar.

Jisung atendió aquella frase, introduciendo por completo su extremidad, quedándose quieto un pequeño lapso de tiempo, para acostumbrarse y acostumbrar a su lindo compañero. Unos minutos después, el Alfa comenzó a moverse, en cada movida aumentando la velocidad y rudeza, escuchando aquellos morbosos sonidos, del choque de pieles, los gemidos armónicos y ruidosos del Omega eran como música para sus oídos, bajando una de sus manos al desatendido miembro del mayor, masturbando con agilidad y demasiado rápido, notando como se debilitaban las delicadas piernas del Omega.

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Caps cortos.

Ola