9. Mia

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Iván miro por primera vez y a detenimiento a la chica que tenía en frente. Ya no con ojo juzgador, si no más bien con la determinación descifrarla un poco.  Era bonita. No quería admitirlo al principio pero ¡al demonio! Esa boquita se le hacía agua la boca. De todas maneras, si a partir de entonces estaban condenados a estar el uno con el otro por 6 meses, se iba a divertir, y a lo grande. Era suya.

Tenía complexión delgada, aniñada. Baja de estatura como le gustaban. Su cabello podía solucionarse con algún peinado y principalmente con un cepillo de por medio. Dudo que esta lo conociera. Parecía que se había peleado con el hace una hora. Su tez era blanca, y noto con curiosidad sus pecas salpicando de forma desordenada su nariz y mejillas.

Deliciosa.

Sus ojos eran otra historia. Tenían un azul intenso. Demasiado azul para ser sincero. Intimidantes incluso. Eran profundos, y miraban hasta sentir que te perforaban el interior. Hacían que su expresión se tornara algo dura y directa. Demasiado trasparente. Las personas por lo general, repelen ese tipo de sinceridad. Cuando algo es demasiado puro y honesto, genera incomodidad. Y quieren aplastarlo a toda costa. Pero ella parecía nunca bajar la guardia, casi consciente de su propia nitidez, como si estuviera a la defensiva todo el tiempo.

Tenía que entrenarla. Oh si, ya tendría el tiempo para hacerlo.

Vega por su parte sonrió de forma forzada y trato que el pánico no se la carcomiera por dentro. Esto estaba mal. ¿Porque no había pensado las cosas antes? Sonrió irónicamente cuando pensó que era divertido, ahora estaba en aprietos.

—Terminemos de cenar. Te enviaré cualquier instrucción adicional y la copia de tu contrato a tu departamento en 3 días aproximadamente. —Dijo mientras guardaba todo de nuevo en su maletín, sin darle tiempo de darle una segunda mirada.
—No sabes mi dirección. O nada de mi en verdad.
—Eso no es problema. — Iván ya había organizado mentalmente la lista de cosas que necesitaría, y la información que tenía que solicitar sobre ella. No se veía difícil. De seguro sólo era un poco de información básica y uno que otro detalle suelto en su vida. No era algo que se le escapara de las manos.
—Oh... digamos que si me... es decir... si me ¿arrepiento? ¿De alguna manera ? ¿Tendría consecuencias?
—Claro está.
—¿Cuales?
—Como te dije antes Vega, tienes que leer todo lo que firmas baby. Por favor, cuando llegue tu copia, léela a conciencia y podemos discutir los detalles más adelante. —Legalmente, era un acuerdo que se podría llevar a corte. Pero Iván jamás haría nada para afectarla de forma. Pero eso ella no tenía porque saberlo. Quería que sintiera la obligación de terminar el plazo acordado.
—¿Podrías dejar de decirme Baby? Es extraño.
—Es la costumbre —Ivan se encogió de hombros.
—¿Costumbre? ¿No soy la única que ha firmado algo así? —si aquellas chicas estaban vivas, tenía la ezperanza que saldría bien de esta.
—No deseo responder eso. Come.
Estaba tan distraída que no se dio cuenta que la comida estaba en frente de ella. ¿En que momento la habían traído?
Parecía pollo flotando en mantequilla. Tenía hambre. Pero la vista le revolvió el estómago.

—Esto se ve asqueroso. —Dijo bajito enfurruñada.
—Usa tus modales. Si es que los tienes. ¿O debería enseñarte algunos? No pensé que tendría que castigarte tan pronto.
—¿Que dijiste?
—Come por favor. Es pollo.

Este hombre acaba de sugerir que iba a castigarla? Los nervios la estaban haciendo alucinar. Lo miro de reojo. Era bastante guapo. Se preguntó si había más ropa en su armario que trajes formales. Su barba y bigote estaban bien cuidados. Ni un pelo fuera de lugar.

—Parece más bien viceras de pollo. Nunca había visto algo así.
Iván rodó los ojos. Aquella noche no estaba en su mejor momento para tener paciencia. Ya tenía lo que quería. Trato de proceder rápido a partir de ahí. Comieron en silencio, Vega picoteo un poco su plato y se lleno con pan. Pensaba que igualmente al llegar a su apartamento, tendría que cocinar de igual forma. No iba a poner eso en su boca. Si había algo que amaba más que la música, era la comida, pero no estaba deleitada por comida francesa costosa.

Mejor si sonríes (ABDL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora