WHAT IF...? Fred Y George Weasley

DOES YOUR MOTHER KNOW?

Fred Weasley

Fred no podía dejar de mirarla, era la perfección en una mujer. Siempre pensó que para él una chica con gustos por las bromas era más que suficiente, pero cuando la conoció y la vió entrar en el salón de clases su corazón comenzó a latir tan rápido que amenazaba con salir de su pecho. Ella llevaba siempre un lindo peinado de medía coleta, una sonrisa impecable, unos lentes que reflejaban su inteligencia, si es que está se midiera en cómo le quedaban los lentes, una falda a lápiz que lo volvía loco, un caminar que volvía loco a más de un chico, su manera tan atenta de enseñar a sus alumnos, además de que se reía de sus bromas lo hacía saber que estaba seguro de que se había enamorado de la nueva maestra de pociones.

Desde que le hicieron esa broma a Snape a final de quinto año no esperaban que el hombre fuera a renunciar, pero ahora le debía un gran agradecimiento a ese hombre de cabello grasoso y túnica de murciélago por haber recomendado a esa hermosura de profesora.

—Señor Weasley —la voz dulce de la profesora lo hizo sacudir la cabeza cómo si hubiera estado dormido mucho tiempo—¿Podría decirme qué le parece tan interesante para no prestar atención a su caldero?

—Lo siento, profesora Rider, me perdí en su mirada —dijo sonriendo ladino haciendo reír un poco a algunos compañeros y sonreír a la profesora haciéndola negar

—Gracias por el halago, pero es un poco fuera de lugar con las pociones que estamos preparando, le recuerdo que solo tienen una hora para terminarla y les quedan… quince minutos. Así que preferiría que dejara de mirar mis ojos y pusiera más atención al caldero que tiene enfrente

—Lo siento señorita Rider

—Preferiría que solo me llamará profesora joven Weasley

—Entonces llámeme Fred, pero en serio llámeme —le guiñó un ojo antes de volver su mirada al caldero sabiendo que de reojo ella miraba impresionada por su osadía

—Espero que ese comentario le sirva con sus compañeras, pero conmigo solo se ganó un castigo —las burlas de sus compañeros se hicieron presentes haciéndolo sonreír —. Ya basta de distracciones, todos a sus calderos.

Y la clase siguió durante los quince minutos restantes, minutos en que poco a poco comenzaban a salir estudiantes que habían terminado con la poción del caldero, Fred quedándose retrasado hasta el final esperando recoger el aviso de su castigo y coquetear un poco más con la joven profesora.

—¿Está casada? —preguntó llegando a su escritorio viéndola terminar de llenar el pergamino

—Debería enfocarse en sus estudios no en la vida personal de sus profesores

—Es lo que hago, me enfocó en que mis profesores tengan una buena vida para saber que serán excepcionales en su trabajo

—¿Y ya le preguntó al profesor Binnns sobre su estado civil también o solo a las profesoras? —preguntó aún sin mirarlo

—Un eterno soltero, aunque si me permití intentar emparejarlo una vez con el cuadro de la dama gorda

—Me imaginó el resto de la historia—dijo sarcástica

—¿Cómo cuántos años es demasiada diferencia de edad para una cita?

—¿Su madre sabe que está tratando de coquetear con una profesora?

—No pero ¿Usted ha considerado salir con un alumno?

—No señor Weasley y no pienso hacerlo—dijo mirándolo por primera vez extendiendo el pergamino enrollado—. Puede retirarse.

—¿Una cerveza de mantequilla antes de la cena?

—Retírese por favor señor Weasley —dijo dedicándole una sonrisa amable apuntando a la puerta con su mano

—Algún día me aceptará una cita señorita Rider —apuntó comenzando a caminar hacía atrás, hacía la salida—, y será la mejor cita que jamás haya tenido

—Lo dudo mucho señor Weasley, pero tenga buen día —le gritó antes de que él saliera cerrando la puerta

Fred claramente no sabía que su profesora si estaba casada, pero para no quedar mal y que los alumnos hicieran conclusiones antes de tiempo nunca dijo que su apellido de casada era Lupin y que su marido era el profesor favorito de todo Gryffindor.