II

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El sol brillaba con intensidad sobre la playa, y las olas danzaban al compás del viento. Max se encontraba sentado sobre una silla de playa en la arena, junto a su esposa quien estaba concentrada leyendo un grueso libro.

La vista del mayor, sin embargo, estaba dirigida al bar de la playa, donde un pequeño barista atendía a los huéspedes. Los ojos color caramelo de Max, tras los costosos lentes de sol oscuros, seguían cada movimiento de Nat detrás del mostrador. El joven barista, de aspecto encantador y risa contagiosa, atendía a los huéspedes con una sonrisa cálida y una lengua audaz, que los envolvía en una agradable conversación.

En ese instante, un muchacho apuesto y que exudaba confianza se acercó al mostrador, atrayendo la atención de Nat de inmediato. El joven barista le recibió con amabilidad y una chispa juguetona en sus ojos, lo que provocó que Max sintiera un ligero pero inquietante nudo en el estómago. Observó cómo la conversación entre Nat y el chico se desarrollaba con una espontaneidad que no podía ignorar.

El humor ingenioso de Nat y su habilidad para coquetear de manera amable pero sugerente, captaron la atención del huésped, quien se mostraba cada vez más interesado en el joven barista. Max no podía apartar la mirada, como si una extraña fuerza le empujara a seguir observando esa interacción que, aunque aparentemente inocente, desencadenaba emociones confusas dentro de él.

Con el ceño ligeramente fruncido, Max decidió que era el momento de intervenir y se levantó, caminando rumbo al bar. Se acercó al mostrador con paso decidido, tratando de ocultar la ansiedad que comenzaba a apoderarse de él.

"¡Hola, Nat! ¿Recuerdas ese cóctel especial que me querías mostrar? Seguro que es ideal para un día caluroso como este." Exclamó Max interrumpiendo su conversación.

Nat miró a Max sorprendido por su aparición repentina, pero asintió con una sonrisa.

"Que bueno verte, Max. Claro que te lo preparo, sólo espera un segundo."

Nat comenzó a preparar para Max el cóctel de hibisco del que habían hablado la última vez y el otro hombre pareció un poco desconcertado por la interrupción, por lo cual le dijo al más pequeño:

"No te preocupes, estaré aquí cuando termines con tu otro cliente." Sonrió forzadamente.

"¿Nat, qué te parece ir a la piscina temperada esta noche?" Le propuso Max, tratando de sonar super cercanos para que el tipo captara la indirecta.

"Suena bien. Tienes tiempo?" Respondió Nat, preguntando sutilmente si se presentaría sin su esposa.

"Tengo mucho tiempo." Respondió el mayor con una sonrisa satisfecha.

La tensión en el aire era palpable mientras Nat terminaba el cóctel. Mientras tanto, el otro huésped parecía inquieto, como si sintiera que estaba siendo desplazado.

Nat terminó su arte y al fin entregó el cóctel a Max:

"Aquí tienes, disfrútalo."

"Gracias, Nat. Se ve increíble."

Nat le dedicó una última sonrisa al otro chico antes de volver su atención a Max. El hombre, sintiéndose rechazado, se alejó del mostrador y se dirigió a una mesa cercana.

Max aprovechó ese momento para sincerarse con Nat, tratando de calmar sus propios sentimientos.

"Parece que tienes muchos admiradores hoy." dijo con una pizca de celos y vulnerabilidad en su voz, observando al otro hombre mientras se alejaba.

Nat rió suavemente, y sus ojos brillaron con sinceridad. "Es parte del trabajo, ¿no crees?"

"Sí, supongo que sí. Sólo... me tomó por sorpresa verte coquetear con él."

"Sólo estaba siendo cortés y amigable. Es agradable recibir buenas propinas."

"Eso es cierto. No debí interrumpir tu trabajo."

"Está bien, Max." Respondió acariciando su gran bicep con sutileza. "Y no debes preocuparte. Eres mi huésped favorito." Le dijo guiñándole un ojo coquetamente.

Continúa.

[MaxNat] Tentación De Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora