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Por la mañana me levanto temprano para poder conseguir una sesión más larga en el gimnasio antes de trabajar. Mi gimnasio está a sólo unas pocas cuadras, pero conduzco de todos modos. ¿Por qué iba a querer quemar más calorías de las que necesito? Fue duro despertar temprano esta mañana y aún más porque no conseguí dormir mucho anoche. Terminé apagando mi teléfono después de las 11:00 p.m después de un millón de llamadas perdidas. Posiblemente Jin se esté volviendo loco en este momento.

Incluso después de que apagué mi teléfono no pude dormir. Me quedé despierto toda la noche pensando, tratando de fijar el punto en mi historia con Jin cuando dejó de ser el chico que robó mi corazón y se convirtió en el idiota que es en el presente. Me pregunto si siempre ha sido así y yo fui demasiado ciego para darme cuenta.

Me detengo frente al gimnasio, saco mi bolsa de mano del asiento del pasajero. No llevo mucho, únicamente una toalla, un par de converse, una camisa negra de manga larga junto a un pantalón gris y un cepillo para el cabello. Después de mi entrenamiento acostumbro a tomar una ducha y vestirme para trabajar. Desde que el gimnasio dispone de regaderas puedo matar dos pájaros de un tiro por la mañana. Acomodo mis pantalones grises de gimnasio y tiro hacia abajo mi chaqueta corta oscura, no es que ayude mucho, es tan resbaladiza que revelará mis abdominales trabajados en un rato.

Entro en el gimnasio y el olor del desinfectante invade mis fosas nasales. Ayer el gimnasio fue el anfitrión de un campo de entrenamiento y apestaba a sudor y vómito. Desagradable es una manera amable de decirlo.

Exploro el gimnasio tratando de decidir donde quiero empezar hoy. Por lo general, comienzo con la máquina de correr, pero esta mañana me siento... agresivo. Quiero sacar mi enojo. Tengo una gran cantidad de odio que lucha desesperadamente por salir. Mi mirada cae al ring de boxeo, donde dos hombres firmes entrenan. Es una posibilidad, pero mejor voy a ir con algo más íntimo. Miro a las bolsas de boxeo y lo veo... a él.

Wow.

Al instante un escalofrío se dispara por mi columna, encendiendo algo oscuro y siniestro en lo profundo de mi interior. Sin poder hacer nada, me como con los ojos los rasgos del extraño, boquiabierto hacia él como un idiota. Las hebras de su cabello largo y negro se adhieren a su frente por el sudor y tan pronto como lo noto, pasa sus dedos a través de el, enviando pequeñas gotas de sudor en todas direcciones.

Mi boca se seca y quiero parar mis labios sobre su húmeda garganta. Repentinamente soy consciente de un extraño calor abrasador atravesando la parte trasera de mi cuello y una corriente eléctrica hormiguea entre mis muslos mientras observo su pecho pálido sudoroso subir y bajar en un profundo jadeo. Él mira hacia el techo y cierra los ojos, forzando su manzana de Adán a sobresalir un poco. Sus anchos hombros y un lado de su pecho están cubiertos de intrincados tatuajes. A través de la cadera está otro tatuaje, es una frase, pero estoy demasiado lejos como para leerla.

Mi mirada cae sobre sus pantalones de cordón negro que cuelgan de sus estrechas caderas, exponiendo su deliciosa forma en "V". Nunca he visto a un hombre tan.. tan... como él. Es como si viniera directamente de una película o de alguna revista para caballeros, con six pack y todo.

Él flexiona sus dedos y rebota ligeramente sobre sus pies antes de cerrar sus manos en puños. Sus músculos se tensan y se contraen, trabaja y relaja, mientras golpea fuerte sus puños en la gran bolsa azul. Todo mi cuerpo se tensa y vibra de placer cada vez que sus grandes puños conectan. La forma en que sus cejas se juntan mientras balancea sus grandes brazos musculosos me hace retroceder mientras estoy parado.

Miro su rostro, sus ojos oscuros y su expresión seria, como si la bolsa frente a él es alguien a quien odia. Involuntariamente mis ojos caen de vuelta a su "V" y reflexiono sobre qué hay exactamente debajo de esa tela. El pensamiento por sí solo es suficiente para que el deseo comience a correr en mi entrepierna. Pasan unos segundos y me doy cuenta de que el cordel en los pantalones no se está balanceando más, no se está moviendo. Lentamente arrastro mis ojos a lo largo de sus delgadas caderas y una cintura estrecha, un pecho bien formado rociado con una fina capada de sudor, y por último, un par de ojos de color marrón que están... mirando directamente hacía mi.

CONSUMIDO #YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora