2- La versión de Narcissa

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No me puedo creer que ya sean las ocho.

No puedo parar, tengo que ir de un lado a otro, revisando que todo esté en condiciones para nuestros invitados.

Las flores en los jarrones, los jarrones sobre sus mesas, las mesas en su sitio, iluminadas, pero no mucho, no vaya a ser que las flores se marchiten... los elfos me informan de que la cena ya está lista, y corro a revisarla, al igual que la mesa. Todo debe estar perfecto.

Lucius me mira, sentado en su sofá, con Treu apoyando la cabeza sobre sus rodillas, y sonríe. Sé que considera ridículo que yo me desviva para preparar detalles que no se apreciarán, pero no me dice nada, sabiendo que a mí me gusta lo que hago.

Me alegra ver que Lucius está mucho más tranquilo desde que accedí a adquirir a Treu, con la excusa de que sería un compañero de juegos de nuestro hijo Draco. Los sucesos de la Guerra le dejaron demasiado inquieto, pero la presencia del animal ha sido una bendición. Es un alivio ver cómo Lucius vuelve a ser el mismo de siempre.

¡Por Merlín! Suena el timbre de la puerta, y un elfo va a abrirla. Yo me coloco la ropa, nerviosa, y sonrío para darles la bienvenida a Severus y a su mujer.

Les doy dos besos y me fijo en ella: es muy linda, y su vestido verde contrasta especialmente bien con su pelo oscuro y sus ojos castaños. Su maquillaje es sutil pero muy favorecedor, y parece que ha puesto un gran cuidado en prepararse para la cena.

Me pregunto si ella es la responsable de que nuestro amigo Severus por fin luzca más elegante de lo que suele ser habitual en él. Ya era hora de que alguien se pusiera manos a la obra y hiciera que este hombre se vistiera adecuadamente.

Parece muy nerviosa y algo resignada, como si se sintiese fuera de lugar, pero sonríe y mantiene la compostura, como la señora que es. No es mucho más joven que Severus, quizá tenga dieciocho o diecinueve años, pero puedo percibir su inexperiencia y su inseguridad. Comprendo que no debe estar acostumbrada a asistir a veladas formales, y entiendo su inquietud.

Busca con los ojos a su marido, quien parece estar siempre pendiente de ella y no se separa de su lado. Eso me sorprende en Severus, pero antes de que pueda estudiarles mejor, nos indican que podemos ir pasando a cenar.

Treu es el que llega primero a la mesa, como si no quisiera separarse de Lucius, y él le permite permanecer a su lado, a la vez que invita a Selene a sentarse junto a él. Ella no responde de inmediato, sino que titubea y palidece, sin apartar sus ojos del mastín negro.

Su actitud no me sorprende, porque Treu, aun teniendo muy buen carácter, es un animal gigantesco, e incluso yo me siento intimidada ante él, pero sí me asombra, y mucho, la reacción de Severus, quien le cambia el sitio, a pesar de que él aborrece a los perros. Nunca antes se había situado tan cerca de Treu de forma voluntaria.

Creo adivinar una expresión de agradecimiento en los ojos de ella, y una sombra de complicidad en los de él, y les miro a ambos sorprendida, sin saber muy bien qué pensar.

Una vez servida la cena, empezamos a hablar.

Lucius se burla de Severus, y de sus anteriores esfuerzos por ocultarnos a su mujer. Puedo ver que él se molesta, pero aguanta la compostura. Entonces mi marido, que siente tanta curiosidad como yo por Selene, procede a interrogarla.

Al principio, ella responde a sus preguntas, y me parece ver que Severus la mira con orgullo. Sin embargo, Lucius se deja llevar por su entusiasmo, y comienza a preguntar acerca de su pasado en el Bando Tenebroso, y ella cambia su expresión. Ha dejado de comer, respira deprisa y no deja de mirar a Severus, el cual, irritado, termina tomando la palabra y responde a Lucius por ella.

Conociendo a S. (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora