5- La partida de ajedrez

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Fue un día largo y penoso.

Selene no dejaba de dar vueltas a la conversación de la noche anterior, y al encuentro íntimo de esa mañana. No comprendía nada.

En primer lugar estaba el asunto del divorcio. Severus no había querido divorciarse de ella, pero por alguna razón se sentía desconcertado y enfadado porque ella quisiera permanecer a su lado. Había hecho un gran esfuerzo para recuperar sus posesiones y su varita, y sin embargo, no tenía reparos en desaparecer, sin dar explicaciones. Había pasado días rehuyéndola, pero esa mañana había disfrutado haciéndole el amor y dándole placer

¿Cómo se suponía que debía reaccionar ante eso? ¿Qué narices esperaba de ella?

Pasó el día en un estado de agitación constante, deseando tener alguna noticia de él, pero sin saber qué haría si volvía a verle. Cuando cayó la noche, se sentó en el sofá, con un libro en la mano. Pero no era capaz de leer. La energía que había sentido estaba empezando a transformarse en tristeza y desolación.

Él no iba a volver.

Y entonces, escuchó un leve sonido, una especie de roce lejano.

Sobresaltada, miró hacia el tablero de ajedrez de su abuelo, que descansaba sobre la mesita de debajo de la ventana. Las piezas, que habían permanecido en la misma posición desde la noche anterior, se estaban moviendo por sí mismas. Selene reconoció los movimientos de Severus, ya que él siempre colocaba las piezas en el mismo orden.

Sin moverse del sofá, Selene vio cómo las figuras volvían a la posición de inicio, y poco después, con deliberada lentitud, un peón se movió por el tablero, iniciando la partida.

Selene comprendió que Severus había encantado el tablero de ajedrez para poder jugar con ella a distancia. Sin embargo, esa realización, en lugar de alegrarla, le hizo enfadar ¿Eso era lo que significaba para él? ¿Sólo era una fuente de diversión? ¿Un entretenimiento? ¿Una forma de pasar los ratos muertos mientras estaba en Hogwarts? Selene pensó en su encuentro íntimo de esa mañana ¿Sólo servía para distraerle?

Sintió cómo una ola de ira la inundaba. Se levantó del sofá, temblando, absolutamente furiosa.

¿Creía que podía jugar con ella así? ¿Usarla a su antojo? ¿Abandonarla cuando le apeteciera? ¿Tenerla pendiente de él, cada día, a cada hora, esperando el próximo movimiento? ¿Se pensaba que ella era una maldita pieza de ajedrez?

Ciega de ira, más furiosa de lo que había estado jamás, temblando de rabia e indignación, Selene se acercó al tablero

"¿Quién te crees que eres, Severus Snape?"

Con un grito de rabia, Selene golpeó las piezas con la mano, barriéndolas del tablero, tirándolas al suelo y desperdigándolas por todas partes.

-Se acabó el juego -musitó.

***

Pasaron los días, sin que Selene tuviese noticias de Severus.

Lejos de calmarse, cada día que pasaba se sentía más irritada y enfadaba. No pensaba que fuese a perdonarle jamás.

Ocupó su tiempo limpiando la casa. El ejercicio físico le permitía agotar su energía. Pero eso no evitaba que por las noches fuese incapaz de dormir.

Sus sueños eran poco profundos, agitados y para nada tranquilos. Volvía a sufrir las mismas pesadillas que la habían atormentado en Azkabán, y se despertaba sudorosa y jadeante, con las lágrimas cayéndole por la cara. Su única y perversa consolación era pensar que, con toda seguridad, Severus lo estaría pasando peor que ella.

Conociendo a S. (Severus x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora