¿CUESTIÓN DE ORGULLO?

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Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.

Jacinto Benavente



—Amado padre ¿Aún no te recuperas? —digo sarcástico— .Ni siquiera recibiste tu merecido ¿cómo es posible que en tan poco tiempo te hayas envejecido de una forma así de lamentable?

Han pasado exactamente dos semanas desde el día que lo vi de frente por primera vez, he decidido no llenar mi vida de odio pero si de justicia.

—¿Acaso en tu dieta están prohibidos ciertos alimentos rejuvenecedores? Si confiesas, puede que quiera intentar salvar tu pellejo —le ofrezco una oportunidad de redimirse.

—¿Qué quieres que te cuente? —contesta con cara de aburrimiento— ¿Quieres que te explique como tu madre trató de que no nacieras? sería divertido contarte esas anécdotas.

—Es fácil hablar por alguien que ya no puede hacerlo —respondo cortando el asunto—. En realidad tu versión de los hechos es algo...simbólico. Se te está otorgando el derecho de defensa, pero la verdad es que no veo a nadie que se sienta con capacidad de defenderte.

—Soy uno de los Ancianos, no puedes pasar sobre mi, las leyes antiguas me blindan, quien terminara con la cabeza lejos de su cuerpo seras tú.

—¿Como normalmente lo haces con los desterrados de los clanes mayores?

El viejo se ha congelado del pánico.

—No puedes probar nada de lo que hablas.

—¿Estás seguro?

—Por supuesto...sigo en una habitación VIP.

—De acuerdo. No digas que no tuviste la oportunidad de enmendar el daño que has hecho.

Salgo de la habitación de ese mal nacido, necesito respirar aire puro, Yoongi me espera al final del pasillo y me da una mirada de consuelo.

—A veces hay cosas que no podemos evitar —dice mientras me toma de la mano y da un pequeño beso en mis dedos entrelazados en los suyos.

—Yoongi, hay algo importante que debo decirte pero salgamos de este lugar por favor —le ruego.

Estoy un poco distraído. Salí casi huyendo de la habitación de ese ser desagradable, tanto, que subo al coche en automático. Aun vamos tomados de la mano con Yoongi, él no deja de lanzarme miradas curiosas pero no presiona dándome mi espacio.

—¿Hacia dónde vamos? —reacciono de repente.

—¿En qué galaxia estás orbitando Park Jimin?

—Lo siento, estoy un poco incomodo, pero ya se pasara.

—Vamos hacia nuestra casa.

—¡¿Nuestra casa?! ¿Tu casa?

—Nuestra casa pequeño, nueva casa. Tú y yo solos, nuestro propio espacio y sin nadie que nos perturbe, decidí no regresar a la Mansión Min, vamos a un lugar temporal, no planeo seguir viviendo en donde no confío en nadie, recuerda que era un espacio en común con el anciano. Además mi padre aún no sabe que ya no soy el soltero codiciado de la ciudad, el susto vendrá después —dice esto último con una risa extraña.

—No quiero saber de tus anécdotas de soltero codiciado —digo serio sin poderlo evitar.

—¿No? ¡pero si tengo una que te encantaría escuchar! El día que pensé que el Omega más hermoso del universo era un humano en apuros.

—¿En serio llegaste a auxiliarme esa noche? pensé que estabas de cacería —trato de tomármelo con gracia.

—Llegué a inspeccionar el área por los reportes de Betas desaparecidos.

LA ALIANZA DE CLANES (YOONMIN) (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora