Capitulo 10

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Suguru Geto

Llevaba un poco más de dos años en la escuela de hechicería, el tiempo pasaba muy rápido, debido a las misiones de Satoru no habíamos podido celebrar nuestros cumpleaños juntos, sin embargo, Nanami, Haibara, Shoko, Meimei y Utahime celebraron a mi lado, y al ver la vela con el numero 19 caí en cuenta que faltaba un año para la boda.

Lejos de ser algo que me preocupara me sentí feliz, ya que Satoru y yo teníamos una maravillosa relación, creí que lo de Riko nos iba a distanciar, pero lejos de eso, ocasiono que nuestra relación fuera más fuerte.

-Suguru sempai, quiere ir con nosotros al Arcane- Haibara me habla, últimamente esa parejita estaba siempre a mi lado, pero no me molesta, era agradable estar con ellos, además Shoko no podía estar siempre conmigo ya que tenía sus propias actividades con las chicas.

-Claro.

Y asi estuvimos toda una tarde jugando videojuegos, Haibara era muy bueno en ello y Nanami solo nos veía aburrido mientras comía unas papas. Después de un rato él se alejó para ir al baño y al quedar solos decidí comenzar una conversación.

-¿Cómo es que tú y Nanami terminaron juntos?

Haibara pausa el juego y con una gran sonrisa me responde.

-Desde que conocí a Nanami, sentí una gran admiración por él, asi que siempre intentaba estar a su lado, creí que jamás se fijaría en alguien como yo porque es muy serio, pero un día él me dijo que le gustaba, fue un día muy feliz para mí, no hay nada más increíble que ser correspondido.

Eso era cierto, Haibara causaba un extraño sentir de querer protegerlo, asi que llevo mi mano a su cabeza y le doy una caricia.

-Son una muy linda pareja.

Al terminar esa noche, los tres regresamos a la escuela.

Al siguiente día el maestro Yamada nos llama a todos a una reunión, tal parecía que había una misión delicada a la cual debíamos ir en grupo.

-Shoko, Suguru, estarán a cargo del grupo, irán con los menores, Haibara, Nanami y Utahime. También ira Meimei como refuerzo, sean cuidadosos.
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-Si Satoru es tan fuerte, ¿porque él no hace todas las misiones?, nuestro trabajo no tiene sentido, temo el día en que volteemos atrás y veamos un camino manchado con la sangre de nuestros amigos, todo para que al final, no sirva para nada- dice Nanami que tenía su rostro cubierto con una toalla.

Pese a que mis manos estaban temblando, tomo la sábana blanca y la retiro.

En una mesa metálica estaba el cuerpo de Haibara, su rostro tenia múltiples heridas y ya no había nada de vida ahí.

-No puedo con esto, me rindo- Nanami sale del lugar.

No podía imaginar su dolor, aun si ya lo había vivido por breves minutos, ese día que creí perder a Satoru.

-Perdón Haibara, no te protegí, no debí dejarte solo, falle como tu sempai.

Después de esa misión me encerré en mi cuarto, me negué a ver alguien durante mucho tiempo, en más de una ocasión tomaba el celular para llamar a Satoru, pero sabía bien que no habría respuesta, lo necesitaba a mi lado.

¿Por qué debimos dar nuestra vida por los no mágicos?, ni siquiera nos respetaban y celebraban nuestras derrotas. Moríamos en nombre de su protección. Además eran ellos los que generaban las maldiciones, su mal manejo de energía negativa daban vida a los verdugos de nuestros compañeros hechiceros.

“¿Cómo te sientes al saber que un mono como yo te derroto?”

La voz de Toji invade mis pensamientos y en medio de un delirio veo a Riko llena de sangre con una mirada dura. No era la primera vez, pero en esa ocasión Haibara se había unido.

-Lo siento.

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-Suguru, sé que no estás bien, pero los ancianos nos han pedido que seas tú quien se encargue de esta misión, la escuela tuvo un golpe fuerte tras la muerte de Haibara y la baja de Nanami.

El maestro Yaga me pasa el folder de la misión, era dar un recorrido a un pueblo que decían haber capturado a unas maldiciones, solo debía ir a exorcizar, el grado era tan mínimo, que por un momento pensé que los ancianos pensaban que ya no era capaz de hacer misiones de alto riesgo.

-Está bien, salgo hoy mismo.

-Alto Suguru- el maestro Yaga me detiene antes de llegar a la puerta- es información confidencial, pero creo que te gustaría saber que Satoru regresa hoy.

Y después de tanto tiempo estar sumergido en la miseria siento cierta esperanza.

-Gracias.

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Durante mucho tiempo leí a Charles Bukowski, su forma de ver el amor o la humanidad era tan única que en ocasiones le encontraba sentido a la vida tras sus palabras.

Había dos frases de el en especial que no lograba entender hasta el día de hoy.

“La civilización es una causa perdida; la política, una absurda mentira; el trabajo, un chiste cruel” y otra que decía “Cualquier cosa puede volver loco a un hombre porque la sociedad se asienta en bases falsas.”

Mis manos con la sangre fresca y el sollozo de dos niñas se sentían tan lejano, después de lo que hice, solo pude moverme para tomar mi teléfono y mandar un mensaje, me sentía tan perdido.

Hace una hora había llegado al pueblo que indicaba la misión, me adentré a él y pedí ver a las maldiciones que tenían atrapadas, los señores líderes del pueblo me vieron con burla y dijeron, “Si, son un lastre como tú, solo traen mala suerte”. Era un pueblo de solo no mágicos, ignoré el insulto y lo seguí adentro de una prisión, al inicio me sorprendió que unos simples no mágicos lograran atrapar a dos maldiciones, pero esa pizca de admiración murió cuando las maldiciones se me fueron mostradas.

Solo eran dos niñas con habilidades de hechiceros, dos niñas de no más de cinco años que tenían su ropa rasgada, y múltiples hematomas en todo el cuerpo, ellas lloraban llenas de miedo, temían a todo, y al verme pude ver un vacío en sus ojos.

-Esas mocosas son un mal augurio, llévenselas, espero que las maten, lo íbamos a hacer, pero su estúpida gente no nos deja.

-Son lindas, lástima que sean unas malditas como ustedes- uno de los hombre se iba a acercar a una de ellas y ya no pude resistir todo este circo, mi enojo hablo por mí y libere todas las maldiciones que tenía.

Aquel pueblo se tiño de rojo, y cuando vi los cadáveres tirados entendí que había puesto fin a mi vida, pero no me arrepentía, por que matarlos me había causado una gran satisfacción, se sintió bien, incluso en mi mente pude ver que los fantasmas de Riko y Haibara sonreían.

¿Eso era lo correcto?

Acabar con el lastre de los hechiceros debíamos cargar, para mi si lo era.

-¿Qué has hecho Suguru?

O tal vez no.

Escucho la voz de Satoru a mis espaldas y no me atrevo a girar, no quería que viera la sangre sobre mí, no quería que viera a las niñas aterradas que solo se abrazaban.

-Lo he arruinado Satoru, lo lamento, siempre será asi.

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"¿Por qué cargar con un lastre que ni siquiera agradece?"
-saturno55

Mi Único y RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora