Capitulo 16

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Suguru Geto

Veo el anillo nuevamente, desde que Satoru me lo dió, no lo podía evitar, se había convertido en mi nueva ancla, uno dónde si pensamientos negativos invadían mi mente, solo me bastaría con verlo y centrar mis pensamientos.

Por ello lo veía, para enfrentar una convivencia, una con no mágicos, unos que en algún momento pensé en exterminar.

–¡FIESTA!

Ágata alza sus manitas con emoción y suspiro, tomo la caja de regalo con fuerza y tocó la puerta.

–Si viniste

Con el tiempo descubri que en el edificio había más niños y por el bien de Ágata hacia lo posible por integrarla a ellos, gracias al regalo del señor Gojo, podía confiar en que no correrían riesgo, al inicio no quería, me negaba a dejar a mi hija con esas personas, con el tiempo tuve que dejarla socializar y ahora estaba aquí, en una fiesta infantil llena de mujeres que desconocían la magia.

–¿Y su esposa?

Me pregunta una madre mientras cuidamos a nuestros hijos a lo lejos, ellos jugaban en la sala.

–No tengo, pero si un esposo –tomo con fuerza el vaso de jugo de naranja que se me fue servido. Tanto tiempo en este edificio me ha hecho una persona hermitaña, era la primera vez en tanto tiempo que estaba rodeado de tantas personas.

–Oh, que bonito –dice una mujer sin una pizca de malicia y me sirve una porción de pastel.

–Si, sabe señor Suguru, es bonito ver que un padre integre a su hija con otros niños, normalmente los padres les gusta dejarnos el trabajo solo a las madres.

Dice una con total confianza, y una se ríe.

–No hay madre en esta ecuación, ja ja Suguru viene siendo la madre incomprendida.

Y aunque podría ser una deducción incomoda, todas rien y las sigo, no quería causar un ambiente tenso y en cierta forma era acertado, hace mucho que caí en cuenta que en una pareja heteronormativa, yo sería  "la mamá",  pero no por qué cayera en un estereotipo de mujer, solo que era el único que podía dar el total tiempo a la crianza de nuestros hijos, en cambio Satoru debía enfrentar responsabilidades fuera del departamento.

–Es cierto, pero en la cama yo mando.

Y todas vuelven a reír, aunque sonrojadas por mis afirmaciones.

–Necesitamos conocer a su esposo.

–Si, que suerte tiene el, mire que usted es muy guapo y agradable.

Tal vez los no mágicos no eran tan insoportables en este mundo, el tiempo en este edificio me ha hecho ver qué muchos de ellos no son malos, no son como los asesinos de Riko,  personas que me han hecho recordar el por qué daba mi vida por salvarlas antes de todo el desastre.

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Durante varios años comí sin fin de maldiciones, tantas que tal vez ya podía formar hasta dos ejércitos. Pocas maldiciones llamaban mi atención realmente, y las que lo hacían, solía entrenar con ellas o conocerlas a profundidad para usarlas a mi favor.

En varias ocasiones recibí visitas de extranjeros y me quedé con maldiciones interesantes, como uno que era conocido como "el coco".

Sus maldiciones y origenes eran muy interesantes,  sin embargo, en escala de poder, solo una me impacto y causó escalofríos.

–Asi que Yuta, ¿Cierto?

El chico de cabellos negros asiente, este estaba en pésimas condiciones, su cuerpo temblaba y sus ojos eran adornados con ojeras. La maldición la podía ver con claridad, una muy poderosa, demasiada para ser corriente.

Mi Único y RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora