Gaspar se levantó de temprano para buscar algunas frutas y un poco de agua, cuando todos despertaron tuvieron un veloz desayuno y se marcharon, era importante cruzar el sendero de Las Mariposas lo más rápido posible.
—Creo que es un buen día para cruzar —comentó Hans viendo el sol brillante.
—¿Dependen del clima también? —pregunto Keisha mirando a Gaspar.
—Bueno, su humor cambia cuando esta tormentoso o nublado, se vuelven más msliciosas—dijo como si no fuera muy importante.
—Genial.
Los cuatro comenzaron su caminata, Keisha miraba maravillada todo lo que se cruzaba en su camino, había cientos de mariposas todas de distintos colores, era cierto que era difícil diferenciarlas de las hadas, algunas mantenían conversación entre ellas, otras jugaban, podías pasarte horas mirándolas.
—Creo que hay mucho trafico —dijo Zinerva señalando una bandada de mariposas revoloteando en el medio del camino.
—Ya basta —se quejaba Hans mientras se espantaba mariposas de los hombros, Zinerva fue corriendo a ayudarlo.
—Aléjense —decía Zinerva mientras con una rama intentaba espantarlas, las hadas y alguna que otra mariposa no dejaba de tironearle el pelo.
—¿Qué hacemos? —preguntó Keisha mientras se cubría la cabeza, al igual que con Hans había un grupo de mariposas diciéndole cosas al oído, era muy molesto.
—Tengo una idea —señaló Gaspar sacando una flecha de su caraj.
— ¿Qué haces? Vas a lastimarlas —le advirtió Keisha
—Tranquila niña, soy un buen arquero —la calmó Gaspar guiñándole un ojo y poniendo la flecha en el arco, cerro un ojo y apunto.
La flecha salió disparada pasando por entre medio del enjambre de mariposas, insertándose en un árbol, las mariposas se separaron desesperadas, volaban en todas direcciones horrorizadas.
—Ahora —gritó Gaspar agarrando la mano de Keisha y corriendo seguidos por Hans y Zinerva.
El sendero parecía ser interminable, los chicos seguían corriendo sin parar ni mirar a ningún lado mas que hacia adelante, el calor había hecho que todas las mariposas y hadas salieran de sus casas, una vez que vieron el final, detuvieron su marcha, se encontraban ya en el sendero del Engaño, los árboles torcidos formaban un túnel, todo era oscuro y frio.
—Vaya, que buen ejercicio —dijo Hans respirando agitado.
—Dijiste que era un buen momento para cruzar —se quejó Keisha soltando la mano de Gaspar.
—Si esta tormentoso, se ponen algo insoportables y si hay sol todas salen a jugar solo que no pensamos que iban a haber tantas —explicó Zinerva acomodándose su pelo que había sido jalado por las hadas.
—Te ayudo —dijo Keisha acercándose y quitándole una ramita del cabello.
—Gracias—le agradeció Zinerva a lo que Keisha asintió.—Son algo vanidosas, solo ellas quieren ser hermosas y magicas.
Mientras los chicos recuperaban el aire, unos arbustos enfrente comenzaron a moverse, se escuchaban ramas crujir. Gaspar saco rápidamente una flecha y la puso en su arco, apuntando firmemente, pero cuando estaba a punto de disparar Mike el gruñón salió de entre los arbustos, casi sin aire.
—¿Mike? —se sorprendió Gaspar bajando el arco.
—Denme un segundo —tomo aire profundamente apoyándose en un árbol —. Ya no estoy para estas caminatas a paso veloz, vaya que rápido corren —dijo tomando bocanadas de aire y abanicándose con la mano.
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Un Corte a otro Mundo
FantasyEXISTEN MUCHAS FORMAS DE VIAJAR Keisha se encuentra en pleno duelo por la perdida de su padre, y sin ánimos de continuar con su vida y proyectos. Todo cambiara cuando encuentre una tijera mágica que había sido un regalo de bodas de su padre hacia...