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"El amo pronto vendrá a recogerlo, señorito Lian." La dulce voz femenina le susurró, observándolo de reojo mientras su atención se mantenía fija en los jóvenes que se amontonaban en el interior del saloncito, emocionados por pronto liberar sus aromas luego de haber adornado con lienzos sus muñecas.

Las manos de Xie Lian descansaban gentilmente sobre su vientre, presionando contra éste en un intento de suprimir la emoción que estas ceremonias le generaban cada año, las cuales terminaban por revolver su estómago en una extraña sensación. Impaciente por pronto alejarse de aquella multitud su dedo índice comenzó a golpear el nudillo de la mano contraria, paseando sus ojos sobre los omegas que sonreían tímidamente entre ellos, algunos con el rostro enrojecido, quizás por el atrevimiento de la ocasión o simple vergüenza.

"Mhm. Gracias."

Un nudo repentino en la garganta le hizo inhalar profundamente en busca de aire, dando recibimiento a un explosión de olores, algo repulsivo si se considerada. Dulces como las uvas o manzanas que solía recibir cada mañana, chocolate amargo como el sabor de aquellos pastelitos que recibía al menos una vez a la semana por parte de un alfa, hierba y hojas húmedas como las que en aquella noche mantenía el jardín de rosas, algunos resaltando más que otros, la diestra del omega cubrió disimuladamente la punta de su nariz, simulando rascar algo que se había posado en ella, y así tan rápido como se presentó aquel malestar el ambiente volvió a neutralizarse, sintiendo un pequeño toque en su codo cuando los omegas corrieron emocionados hacia las rosas que hermoseaban aquella noche, muchos de ellos desapareciendo entre la oscuridad.

"Ya está aquí." La dulce voz volvió a hablar, sosteniendo el codo del omega, dirigiéndolo con ella una vez unieron miradas, Xie Lian dando un último vistazo a los omegas que se escabullían entre los laberintos de rosales, quienes dentro de poco serían encontrados por uno que otro alfa.

"¿Acaba de llegar? ¿No se quedará a la ceremonia?" Cuestionó en voz baja, temiendo sonar exigente con la mujer que le acompañaba. "Creí que hablaría con Madam Huang..." Terminó por decir, esperanzado de poder permanecer un poco más de tiempo en la ceremonia, más su rostro asintió cuando la respuesta por parte de la mujer fue negativa.

Se dirigieron por el interior del salón hacia el fondo de éste, no llamando la atención pues el tintineo de unas campanitas indicaron a los alfas que esperaban pacientemente en el saloncito iniciar su búsqueda en el vasto jardín, muchos de ellos exponiendo a sus lobos por medio de sus iris cambiantes de color. El omega vestido en blanco caminó guiado por la mujer que le acompañaba, la misma no percatándose de la mirada fija de éste, quien miraba firmemente hacia el frente, como si de caballería y anteojeras se tratase.

"Amo." Xie Lian saludó, inclinando su cuerpo ante el alfa enfrente, quien mantenía sobre uno de sus brazos un abrigo ribete grueso y su mano restante extendida hacia el omega en espera de ser recibida, mas sus perlas en el cabello dieron ese recibimiento a esos ojos plateados en un sutil reverencia.

"Xian Le. Bonita luna, ¿no crees?" La sonrisa en el rostro del alfa le hizo estremecer lo profundo de sus huesos, su cuerpo tiritando ante la sensación, y fue esperable recibir el abrigo extendido contra su cuerpo. Xie Lian volteó y dio la espalda al alfa ante la mirada que éste le dedicaba, indicándole por medio de ella que volteara para cubrirlo en el calor del abrigo. Resignado hizo lo que fue pedido sin necesidad de palabras, sosteniendo con sus dedos el borde del atuendo que le resguardaría del frío, volviendo a girar sobre sus tobillos una vez fue cubierto por completo, sus ojos encontrándose con unos ópalos de fuego al girar sobre su sitio volviendo a encarar al alfa que mantenía su sonrisa ladina adornando su rostro, algo atontado, al recibir una mirada distinta a la de aquel alfa con ojos argentados.

Confundido por la mirada ajena sobre su propia persona volvió a girar, esta vez solo su rostro, en búsqueda de aquel color carmesí, fallando cuando no le encontró.

"¿Sucede algo, Xian Le?"

"No, amo JunWu. Todo está en orden, gracias." Volvió su atención a quien sus labios mencionaron, no mirándole directamente a los ojos cuando recibió la mano que aún se mantenía extendida al omega, sabiendo que había sido descuidado al fijar sus ojos en alguien más que no fuera Jun Wu.

Fue guiado por el alfa de ojos plateados, despidiéndose de la mujer cuando ambos dejaron atrás el saloncito, mismo que comenzaba a recibir la primera pareja entre alfa y omega, el primero sosteniendo entre sus manos la tela terciopelo que con anterioridad había sido atada por el omega.

La oscuridad y el viento silencioso, aunque frío, hicieron que los pómulos del omega se tornasen rosados, sus manos no queriendo deslizarse del agarre ajeno y el interior del abrigo, el silencio siendo interrumpido con el paso de ambos y el choque de sus suelas y el pasto creciente.

"Creí que hablaría con Madam Huang, amo JunWu." El omega inició la plática, visualizando a lo lejos el carruaje que les esperaba a ambos y dejarían en la residencia del alfa.

"Creí que no tendrías inconveniente alguno esta noche. Veo que la presencia de esa omega no fue suficiente para mantener al margen a todo alfa." Detuvo su paso, presionando un tanto el dorso sobre su palma extendida, reemplazándolo casi de inmediato por una suave caricia sobre la piel, embriagando la presencia a su lado con su aroma agrio, producto del destemple en el alfa. "Xian Le, estando a solas no es necesario mantener formalidad alguna, no me trates de amo." Nuevamente una sonrisa adornando su rostro.

"No hubo inconveniente alguno, Señor JunWu. Ningún alfa se acercó." Devolvió la sonrisa, elevando la comisura de sus labios, resaltando aún más el sonrojo en sus pómulos producto del frío, queriendo amenguar el ambiente tenso producto del error que había cometido momentos atrás. Sin respuesta alguna por parte del mayor retomaron su caminar, siendo recibidos por la escolta de Jun Wu y posteriormente adentrarse al ostentoso carruaje, característico de aquel alfa, denotando su riqueza a todo aquello que le perteneciera, y XianLe no era excepción para ello, su apariencia dando prueba a lo dicho.

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"Es suficiente por hoy." El choque de dos palmas finalizando aquella tarde de ensayo, entre omegas de diversas edades se paseaba un beta de contextura esbelta, con porte y elegancia que caracterizaba al mayor entre todos los presentes. "Pueden retirarse."

Algunos de los omegas cayeron sobre sus piernas en búsqueda de un descanso ansiado, masajeando sus pies, bebiendo agua o simplemente quitando el sudor de sus rostros, Xie Lian y Mu Qing siendo estos últimos, riendo por lo bajo al ver sus rostros en el reflejo de los espejos que adornaban las cuatro paredes, siendo cómico el ver alguno de sus cabellos escapar de su peinado y adherirse a sus frentes producto del sudor.

"Buena noche, maestro Mei." Despidieron al beta en una reverencia, una inclinación bastante bien ejecutada dado el mérito que les otorgaba la danza.

Mei Nianqing era quien se retiraba de aquel salón, el mentor de aquellos omegas, tomó como pupilo a un joven Xie Lian cuando éste aceptó a Jun Wu como su propio benefactor, brindándole todas las oportunidades que una persona con su estatus podría brindarle, y es que un omega que añoraba ser reconocido en el mundo del ballet con tan solo dieciséis años no rechazaría tal oportunidad, menos en una época en donde este tipo de arte se abría paso prematuro. Pese a que la edad en que fue tomado Xian Le como aprendiz no fue la ideal, palabras dichas por el propio beta Mei, su futuro fue prometedor, alcanzando el éxito entre los escenarios y ceremonias de alta clase, el alfa cumpliendo a su promesa cuando se le propuso al omega estar a su lado.

Xie Lian estaba inmensamente agradecido con aquel alfa de ojos color plata, mucho de su éxito era debido a su gran ayuda como benefactor, pero a medida que los celos del omega fueron recurrentes a lo largo de cada año y fue creciendo en edad, Jun Wu fue estricto en reclamar a Xie Lian como su propiedad, no habiendo puesto una marca en su cuello, pero sí su aroma, haciéndole saber con ello a cualquier alfa que se le acercase que aquel omega le pertenecía, que él era su amo.


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Holaa! 🍵
Espero les haya gustado el capítulo.
Por favor, si notan alguna falta de ortografía avísenme para corregirla.

Rosas y Jazmín (tgcf omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora