3 ~Stalker Stalkeado~

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Pov Kaveh:

El sol entraba por la ventana haciendo formas curiosas en el suelo, aunque no parecían ser más que las cinco o seis de la mañana. Además, sentía algo blando en mi espalda. Parecía que por alguna razón había acabado en mi cama. Mi compañero de cuarto dormía, y su respiración estaba llenando la habitación. No es que no me acordara de haber llegado aquí, era solo que ese recuerdo se había convertido en algo borroso y yo me estaba forzando a mí mismo a hacerlo desaparecer. Si no lo pensaba, podía olvidar que lo de anoche había sucedido.

Me incorporé en la cama y me toqué la cabeza. La última vez que vomité en un baño y que tuve a alguien sujetándome el pelo tampoco había sido hace mucho. La diferencia con la de anoche es que en una estaba borracho en una discoteca y era Faruzan la que me ayudaba, y en este había conseguido, no solo ofender probablemente a mi compañero de cuarto, si no que, estaba convencido de que se metería conmigo para siempre. ¿A qué clase de persona le da un ataque de pánico por ir a un concierto? Vale, sí, lo admito, el violín me ponía nervioso. Pero, jamás había llegado a ese punto.

Lo extraño era, que, en vez de la acidez, el agobio de sentirme encerrado en mi propio cuerpo, la falta de aire o el malestar, lo que más recordaba mi cuerpo era la presión de los brazos de Alhaitham. ¿Tan desesperado estaba que me conformaba con un abrazo de un posible psicópata asesino?

¿Por qué parecía que no podría emborrachar ese recuerdo y olvidarme como había hecho con el resto?

Sabía que mi compañero era serio, cruel, despiadado, sin empatía, una piedra viviente. Pero, quizá solo estaba exagerando. No me había asesinado. Me había llevado a casa. Y ahora dormía. No se rió por un instante de mi número de niño pequeño, y aunque era torpe consolando, hizo lo que pudo. A veces no eran necesarias las palabras, a veces un gesto ya podía decir mucho. Solo si la persona que hacía el gesto era normal. Alhaitham puede que estuviera jugando con mi confianza para que en el instante que menos me lo esperara me acuchillara por la espalda. Sí, era eso. Definitivamente quería hacerme daño.

Mientras daba vueltas en la cama, cerré los ojos. En medio de un sueño confuso, escuché cómo mi móvil sonaba. Alhaitham gruñó desde su cama y me dio la espalda, parecía que le había despertado. Lo más rápido que pude cogí el móvil para colgarlo.

—¿Pastelito?

Aquella era la voz de mi madre. Me acerqué el teléfono y susurré, no sin antes tirarlo al suelo sin querer.

—Mamá. . .eh. . . no puedo hablar ahora mismo.

—Shh, estoy muy ocupada ahora con las giras, pero, es que tengo que hablar contigo.

—Vale, llámame luego, que está mi compañero de cuarto durmiendo. . .son las cinco de la mañana. . .

Alhaitham se movió desde su cama, y se le veía bastante despeinado. Sin ni siquiera abrir los ojos enunció:

—No. Estoy despierto. Habla lo que quieras.

Fruncí el ceño. Ni siquiera cuando tenía una excusa creíble para dejar de hablar con mi madre podía hacerlo.

La conversación duró una media hora, mi madre me pidió que le hiciera algunos favores y que hablara con un profesor de la universidad para pedirle unas partituras. Luego, volvió al tema del que no quería hablar.

—¿Cómo llevas las clases de violín?

—Genial . . . toco todos los días. . . estoy ensayando mucho. . .sí.

Poco después de aquello la conversación terminó. O hice que terminara. Sentía como el revuelto de anoche volvía a mi. Solo me tumbé en la cama y dejé que un suspiro saliera de mi boca. Parecía que lo único que podía hacer en mi vida bien era suspirar.

The Last Rose of Summer / {Haikaveh}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora