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—Aziraphale, querido ¿Puedes ayudarme con esa caja?

—Sí, Madam. -dijo mientras tomaba una caja llena de libros e ingresaba a la librería. —Los ordenaré de inmediato.

Ya había pasado un año desde que se habían ido del pueblo y habían llegado a Londres.

Después de muchas penas, Aziraphale logró tener un empleo en una librería ubicada en el barrio de Soho.

Su dueña era una señora mayor, más no anciana, bastante elegante y con un gusto muy refinado por la literatura, necesitaba un asistente y Aziraphale era el candidato perfecto.

Tenía un buen salario, no uno millonario, pero considerando que la señora le otorgaba una habitación en la librería para que estuviera junto a Crowley, le parecía correcto.

La habitación era grande, cabían dos camas y las tenía, sin embargo, por insistencia del rubio, las usaban, dormían separados, Aziraphale le daba miedo que la señora supiera que tenían una relación y los echará.

Además, sus horarios de sueño eran diferentes, Aziraphale trabajaba de día, mientras que Crowley de noche, en una discoteca, haciendo labores de Bartender.

Un trabajo que le destruía, pero que le daba buen dinero.

Cómo sus horarios eran diferentes, cuando Aziraphale trabajaba, Crowley dormía y viceversa. Rutina la cual los tenía un tanto distanciados.

Sin embargo, solo les bastaba una hora para poder seguir adelante, todos los días, antes de que el pelirrojo se fuera al trabajo, se acostaba en la misma cama de Aziraphale.

Miraba su rostro con devoción y se aferraba al cuerpo de Aziraphale, no queriendo soltarlo.

—Te ves cansado, Crowley. —pronunció el rubio sintiendo como este le daba pequeños y suaves besos en el cuello.

—Solo un poco, no te preocupes, ángel —respondió el pelirrojo. —Daría lo que fuera, para poder quedarme así contigo, me encantaría poder dormir abrazándote.

Aziraphale se reincorporó haciendo que Crowley le imitara.

Entrelazo sus dedos con los del contrario, con su otra mano tomó su rostro y lo beso. Un beso cálido y tranquilo.

—Tal vez, en un futuro, tú y yo podamos tener una casa o un departamento, con muchas plantas, muchos libros y una cama grande. —menciono el rubio.

—Estoy seguro que algún día lo tendremos, ángel.

Volvieron a besarse, como si fuera la última vez.

Crowley tomó sus cosas y salió de la librería.

Aziraphale durmió más tranquilo, pero solo.

A la mañana siguiente, se levantó y se dispuso hacer sus obligaciones como asistente.

Limpio los estantes, ordenó los libros y abrió el local para comenzar con las ventas del día.

El día transcurrió con normalidad, esperaba con ansias las doce del día, pues era sábado y a esa hora era el único día que cerraban temprano para poder hacer el inventario y cuadrar la caja.

Su jefa siempre aparecía en las tardes, antes de cerrar, ese día no fue la excepción.

—Hola, querido —hablo la mujer. —¿Cómo te fue hoy?

—Buenas tardes, Madam, bien, ya estoy acomodando los libros que se desordenaron.

—Puedes ordenarlo después, querido. —dijo la femenina. —¿Tu novio aún no llega?

Take Me To Church [Ineffable Husbands AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora