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—Señor Crowley, puede hacerme el favor de leer el siguiente versículo, por favor. —dijo la monja. 

—No leeré una mierda. 

El inquietante ruido de la varilla contra el cuerpo del pelirrojo se hizo presente. 

Crowley se encontraba con dos biblias, una en cada una de sus manos. 

Otra vez había desobedecido a las monjas y ahora estaba pagando el precio. 

—Ese vocabulario no se permite acá. —menciono la mujer mientras usaba de nuevo la varilla. 

Crowley hacía muecas de dolor, más no lo admitiría en voz alta. 

Todos en el salón parecían disfrutar el espectáculo, a excepción de Aziraphale, que parecía asustado e incómodo. 

Le dolía el estómago verlo así, ¿Por qué simplemente no podía obedecer?Lo miraba angustiado, el pelirrojo tenía las mangas de su camisa arremangadas y las marcas de la varilla se veía en sus antebrazos.

Morado, un horrible morado. 

Miro a Crowley, a sus ojos claros, iluminantes como el sol, Crowley le correspondió, viendo con fascinación esos mares, pero los veía inquietos, alterados, como si estuvieran a nada de desbordarse.

Le lanzó una pequeña sonrisa, la cual no paso desapercibida por la monja. 

—Esto le parece divertido, bien, lo haremos más divertido —dijo la monja mientras azotaba otra vez la varilla contra la maltratada piel del contrario repetidas veces.

Crowley mordió su labio evitando soltar algún quejido, no le daría la satisfacción.

El sonido del aire rompiéndose se hizo cada vez más notorio, más palpable.

Y dé repente, la varilla tenía un color carmín intenso.

Y el antebrazo del contrario paso de morado a rojo, a un horrible rojo. 

—¡Yo leeré por él! 

Todos voltearon a verlo, Crowley no pudo evitar mostrar su asombro.Aziraphale se había puesto de pie, con su biblia en mano. 

—Señor Fell —dijo la monja mirando con agotamiento al rubio. —Le pedí al señor Crowley que lo hiciera.

—Hermana, por favor, recuerde lo que dice Dios —señalo el joven. — "Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial"La monja lo miró determinadamente y bajó la varilla.

—Mateo 6:14 —pronuncio la mujer.— Bien, señor Fell, usted se sabe bien la biblia, por favor, lea Levítico 18:22 

—"No te echarás con varón como con mujer; es abominación". —habló Aziraphale.

Ni siquiera abrió su biblia, él se sabía de memoria esos versículos.

La monja mostró una sonrisa socarrona, comenzó a sacar las biblias que el pelirrojo tenía, quitándole el peso de sus manos. Crowley bajo sus brazos.

—Bien, me alegra que al menos usted sepa bien lo que nuestro señor dicta, espero que el señor Crowley pueda aprender eso de usted.

Las clases terminaron, Crowley tomo sus cosas con rapidez y salió de ese lugar, comenzó a caminar, lo más rápido posible. Aziraphale lo siguió. 

—¡Crowley! —grito el ojiazul, acelerando el paso para llegar a la par del contrario.

—Déjame solo, Ángel.

El rubio tomó su antebrazo, Crowley emitió un quejido de dolor, de inmediato Aziraphale lo soltó.

—Perdón, lo siento no quería lastimarte —de inmediato se disculpó con un semblante de arrepentimiento.

Take Me To Church [Ineffable Husbands AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora