Sorpresa

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La noche previa a la carrera y luego de esquivar a Max todo lo posible, Daniel estaba nervioso y un poco ansioso, bueno más que un poco y decidió ir a la habitación de su pareja y pasar la noche ahí, después de todo, era la última carrera del año, mañana sería un día de revelaciónes y no qué McLaren lo fueran a echar nuevamente.

Estaba buscando algo cómodo para para dormir, preferentemente algo de Max. Él no tenía intención de encontrarlo, realmente, él no debería verlo todavía, pero lo hizo. Accidentalmente. No estaba husmeando ni nada, solo buscando algo con el aroma a su pareja, antes de que él regresara a la habitación esta noche. Todavía estaba en reuniónes de equipo y esas cosas.

Cuanto más tarde se hacía, más ansioso se ponía. Solo tenía unos pocos momentos hasta que él estuviera ahí. Decir que estaba nervioso era quedarse corto. Entonces, había recurrido a Micheal y Brad para ayudarlo en la ansiedad de haber llevado todo en secreto hasta mañana, la ansiedad que tenia ahora era también una mescla de que no quería que Max se diera cuenta que escondía algo, meses de malestares y mentirle, finalmente estaba llegando a su final. Y por supuesto, esto lo ponía más nervioso, debería haberse quedado en su habitación o molestando a Lando, eso hubiera ayudado, pero el quería dormir en los brazos de su campeón, del padre de su bebé. Malditas hormonas.

Revisó cada espacio en la habitación, desde cuando Max viajaba con tanto equipaje, bueno se irían de aquí a una escapada romántica hasta la entrega de premios, pero Max siempre era ligero de equipaje en comparación a Daniel. Siguió buscando hasta que finalmente, volvió al dormitorio. No era tan malo como había pensado, Max no había dejado casi nada tirado, bueno aparte de las varias gorras y latas de Red Bull, posiblemente su bebé salga adicto a eso también, pero después de revisar toda la ropa para encontrar la remera perfecta, definitivamente podría funcionar con un poco de ayuda.

Y ahí fue cuando lo encontró.

Estaba escondido en el fondo de la maleta, junto con las medias, una pequeña caja de terciopelo azul, escondida en la esquina más alejada. Casi pasando desapercibida.

Se le cortó el aliento en la garganta y le temblaban los dedos cuando recogió la caja y la acercó para que se sentarse en el borde de la cama. Sostuvo la caja en sus manos y miró fijamente un 333 dorado bordado en la parte superior de la tapa. Pasó un dedo por el relieve y dejó escapar un suspiro tembloroso.

Estaba tan absorto en el momento que no escuchó la puerta de la habitación abrirse ni el sonido de la voz de Max cuando lo llamó mientras se dirigía a la habitación. No oyó las pisadas contra el suelo de madera.

"Daniel, espero que hayas ordenado comida, tengo hambre", Max se adentro a la habitación.

La cabeza de Daniel cabeza gira y sus miradas se encuentran, directo a los ojos. La sonrisa del joven en su rostro se agranda y luego cae en el segundo en que sus ojos bajan a la caja en sus manos. Sus hombros caen y deja escapar un profundo suspiro antes de volver a mirarlo a los ojos.

"No se suponía que encontraras eso", Max susurra viendolo la cajita en manos del mayor.

Daniel vuelve a mirar la caja y se muerde el labio para evitar que se le caigan las lágrimas. "Yo, no estaba husmeando", susurra mientras vuelve a mirarlo. "Prometo, estaba buscando una remera tuya para dormir, y la encontré sin querer".

Max asiente y dejar la mochila qué seguía cargando sobre su hombro a un lado de la puerta, antes de adentrarse y agacharse de rodillas a los pies de Daniel.

Daniel respira temblorosamente y deja que Max le quite la pequeña caja de las manos. Él le sonríe mientras acuna la caja en una mano y sostiene una de las de Daniel con fuerza en la otra.

El 3 De La Suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora