Día 7:

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20/10/2018

No he escrito por cinco meses, simplemente no se me apetecía. Aparte que se me olvido hacerlo. Antes lo tomaba como una rutina, pero ahora lo hago solo para desahogarme (cuando verdaderamente lo necesito) Ya he salido del colegio y finalmente puedo hacer lo que se me pegue la gana. Mis papás ya no están tanto en casa y mi hermano se ha ido de viaje. Aún no he visto a mis primos y tengo que admitir que más de alguna vez me he echado a llorar por ello. Es algo difícil de explicar, y aun de entender, pero siento un vacío dentro de mí por ello. Siento la culpa por lo que está pasando mi familia, constantemente pienso si en realidad tenía que haber existido. 

El simple hecho de solo existir me hace analizar todo lo que he vivido, todo por lo que he pasado, lo bueno y lo malo y quizás en lo que me falta. Mucho o poco tiempo no importa, porque al fin y al cabo es vida. Cada que despierto me pregunto si lo que vivo es un sueño o si alguien me imagina y solo soy el producto de la imaginación de esa persona. Me es difícil describir lo que siento porque ni yo misma se realmente lo que quiero decir o simplemente lo que de verdad siento. Estos últimos meses han sido muy raros para mí y a pesar de que van mejorando siempre quedara ese sabor amargo a lo que paso anteriormente. Es un capítulo que al parecer no tiene fin, que por más que le de vuelta a la página nunca se quitara, es algo inevitable, si es que a si se le puede llamar. Lo he estado pensando que nombre le pondré a esta etapa de mi vida, a esta estúpida, miserable y espantosa etapa. Hay miles de nombres que le he querido poner, pero ninguno me convence, quizás le llame "Capitulo: Emuna" y a si lo dejare, no me importa que.   

El Diario de una PoetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora