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En la mañana siguiente todos asaltamos la barra de desayunos (un mini bar y un refrigerador lleno a tope de barras energéticas y de chocolate), así podíamos continuar el viaje sin gastar nada; lo cual es irónico en cierto punto, porque con tantos grahamios, lo normal sería gastarlos en algo, pero viendo que esta carretera está parcialmente abandonada y lo poco que hay es de la calidad de este motel, mejor lo guardamos.

Todas estaban en el auto esperándome porque "había olvidado algo", pero realmente fui a despedirme del cuerpo del chico. Para mi sorpresa, el cuerpo ya no estaba, y tampoco la carta. Lo que dejaron ahí fue un charco de sangre carmesí, que al secarse en la alfombra se volvió una mancha opaca y una carpeta que no tenía nada más que una memoria USB. Y tenía demasiado espacio, eran 32 GB de sabrá Dios que. Al volver al auto, noté que, a la distancia había otro auto estacionado; en su momento me dio muy poca importancia, pero repasando los hechos de anoche y lo que encontré en la mañana justo encima del mostrador. Sólo quedaba una opción posible: Ellos eran los que estaban buscando a mi mamá, y ahora iban tras nosotros. Les grité que aceleraran, pero todas me miraron feo. Tal parece que nadie le cree al chico que "casualmente estaba junto al cadáver" anoche; sí, ahora además de ser el único varón en esta familia, soy el segundo sospechoso de homicidio en tercer grado.

Dawn, continuó manejando con tranquilidad por la carretera, como si el automóvil gris de hace rato no nos estuviera siguiendo. En verdad, vidrios polarizados, llantas muy grandes, baja velocidad, por 4 horas en una carretera con sólo 2 autos; no soy ese tal Bruce Wayne ni Sherlock Holmes, pero eso no es nada normal, mucho menos ahora que estamos conscientes de que mamá es buscada y que al estar buscándola, somos otro blanco.

Durante el trayecto buscábamos formas en las nubes, veíamos animales silvestres pasar a nuestro lado o justo frente al auto; vimos casas abandonadas, salidas de la carretera a la capital de la isla, y otra ciudad que tenía tachado el nombre. De pronto, el auto de hace rato nos rebasó con creces, como si lo estuvieran siguiendo. Nadie le dio importancia excepto yo, y parece que todas se dieron cuenta de eso porque empezaron a bromear sobre ello y a taparme los ojos para que no me pusiera nervioso. Paramos en un estanque a los 30 minutos de ese suceso. Estiramos las piernas, orinamos, comimos las barritas, no todas porque no sabíamos si la carretera tendría alguna gasolinera o algo. Y cuando íbamos a subir al auto, ahora todos lo vimos. El mismo auto gris, se paró en seco frente a nosotros, frente al auto. Estaba ahí nada más, sin que nadie se moviera. Fueron unos segundos, casi un minuto, pero todos estábamos asustados, preocupados y neuróticos. El auto gris empezó a moverse despacio, a velocidad tortuga. Y cuando empezamos a caminar lento hacia nuestro vehículo, el auto gris aceleró a tope y nos dejó una nube de humo blanquecino. Cuando subimos al auto, Dawn ya no quería manejar, y ahora estaba atrás con Jackie y Mia, mientras que Carla estaba de copiloto y viéndome pavorosamente, me obligaron a tomar el volante. Yo no quería hacerlo, no puedo manejar con esta presión, reprobé 7 veces el examen de conducir porque mis poderes estaban matándome, todas esas emociones de la gente por la calle, al volante, del instructor incluso, llenaban mi cerebro y me impedían concentrarme. Ahora puedo controlarlas mejor, pero no suprimirlas; como si les bajara el volumen.

Me senté en el asiento del piloto; acomodé los espejos, me puse cómodo en el asiento, revisé los niveles de gasolina, de revoluciones por minuto, volví a revisar los espejos, y el silencio es roto por un:

- ¡Ya maneja de una maldita vez, estás poniéndome histérica, Carlos! -ordenó Dawn-

- Si tanto quieres que empiece, ¿Por qué no vienes a manejar tú?

- ¡Porque ya estoy cansada y asustada! Manejé por 1 día y medio, y el único que sabe manejar además de mí, eres tú muchachito.

- No me digas así -añadí disgustado- así me llamaba Lucy cuando trataba de ser mi mamá.

¿Sabes quién es mamá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora