16.03 | Samuel.
Todavia recuerdo el dia que la vi por tercera vez.
Talvez el dia que me gane una amistad.
Definitivamente el dia que me enamore.
Había llegado tarde a una juntada con sus amigas en la cafeteria del centro, esa que esta al lado de la casa azul. Siendo sincero, ni siquiera le preste atencion al principio, fue un pedido mas entre todos los otros.
Era mi ultima semana en ese trabajo, las vacaciones de invierno iban a acabar y era apenas una forma de mantenerme ocupado.
Ella y una amiga vinieron despues de un poco de platica.
‒ Un té, porfavor, de frutos rojos... y... -Se quedo en silencio, mirando la vitrina con los postres.
Anoté el pedido en la pantalla frente a mi y espere la continuación del pedido, algo que despues de 30 segundos no llego y se convirtió en un retraso para los demás que esperaban.
‒ Los croissant están de descuento esta semana! - Interrumpí sus pensamientos, impaciente ‒ Son deliciosos, creo que seria un buen acompañamiento para su bebida. Estoy seguro que lo amara.
‒ Los croissant aqui son un espanto.
Me quede con la sonrisa muerta plasmada en el rostro. Al parecer, tampoco fui el unico al cual tal sinceridad le sorprendio, escuchando las risas emergentes en la fila.
Lastimosamente, me vi obligado a borrar un croissant de la lista, uno que ya daba por comprado.
Esos segundos, siendo poquísimos, me dejaron reconocerla y notar su encanto.
"Ágata? Ana? Andrea?" Pense de inmediato. Lo unico que recordaba era que su nombre comenzaba con A, era la única cosa que venia a mi mente aparte de su repentina llegada al colegio dos dias antes de las vacaciones de Invierno.
Era callada, era obvio. Su presentacion fue casi nula y el interes que tenia por estar alli era impresionantemente inexistente. No hubo intercambio de palabras entre ella y yo por esas 48 horas, apenas miradas desinteresadas. No se destacaba mucho, se quedaba en su asiento y se dedicaba a escribir, hacer las cuentas de Matemáticas y sacarle punta al lapiz todo el rato. Mirar sus zapatillas y moverlos inquietos. Tomar de mala gana el cuaderno de Ingles.
Bueno, dudo un poco que mi mirada fuera totalmente desinteresada.
‒ Astrid.
‒ Astrid... - Repeti con mi mirada fija en sus ojos oscuros, los cuales pude notar como me juzgaban.
‒ Si... Astrid. El pedido a ese nombre, porfavor.
Volví a la realidad. Volví de mi deja vu.
‒ Ah, si. El té de frutos rojos y... - Volvi mi vista a la pantalla, intentando recordar la ultima parte que ignore completamente.
Ella suspiro y bajo su cabeza, riendo.
‒ Y dos alfajores de maicena, porfavor.
‒ Y dos alfajores de maicena, claro...
Termino volviendo su mesa, mientras su amiga me miraba y le susurraba, riendo cada cierto tiempo. Deseé que Astrid hubiera hecho lo mismo, talvez podria haber descubierto algo nuevo en su mirada. Hasta podria haber imaginado miles de conversaciones con su bonita voz para conocerla mejor. No dire que no lo hice.
Gracias al cielo la vuelta a clases significo la llegada de aquellas charlas, donde, al parecer, recien se dio cuenta de con quien hablaba.
"Señorito croissant?"
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Seamos dos tontos enamorados.
Historia CortaPor la vida de Samuel y Astrid no suceden muchas cosas. Cuando el aburrimiento los domina, deciden escribir sus recuerdos y momentos en una pequeña libreta.