𝒐𝒏𝒛𝒆. hemos estado aquí antes.

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CHAPTER XI.
( hemos estado aquí antes. )

Neilea siempre estuvo destinada a la grandeza

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Neilea siempre estuvo destinada a la grandeza.

No venía de un barrio bajo, al contrario, su padre sostenía un muy buen puesto como político y para su suerte, había nacido con talentos suficientes como para llegar a trabajar con el FBI de encubierto.

Ella sabía lo sucio que podía llegar a ser un trabajo como ese.

Sin embargo, aquella suciedad pareció desaparecer por un momento una vez conoció a uno de sus compañeros de misión.

Brian parecía el chico perfecto; con una personalidad risueña, actitud cordial, sin buscar compromisos, y naturalmente caliente.

Ambos habían casi iniciado juntos, o eso quería creer él. Eran jóvenes, por lo que formar una relación sin bases ni exclusividad había sido un error, el cual, desde un inicio ninguno de ellos quiso percatarse.

Cuándo todo se fue al carajo, luego de una —estúpida— discusión por aquello mismo, no creyeron que todo iba a acabarse allí.

Pero un adolescente con el ego y orgullo herido puede causar mucho daño.

Era tarde, parecía estar a punto de oscurecer, cuándo la paz del rubio volvía a ser interrumpida. El enojo después de una rabieta suya había sido la causa de la discusión entre él y Neilea.

Al parecer, la personalidad coqueta de la morena había salido a relucir en un bar en dónde ambos pasaban el rato con el tabernero, y aunque Brian quiso evitarlo, los inminentes celos lo habían cegado, llevándole al reclamo, que había seguido en una acalorada discusión y que había finalizado en una indignada salida de la, en ese entonces, morocha.

"—¡Pues si no quieres estar aquí, conmigo, ahí esta la maldita puerta!"—recordaba haber gritado, antes de verla marcharse.

No le había dado muchas vueltas, una parte dentro de él sabía que era probable que al día siguiente lo arreglarán, como ambos sabían hacerlo.

Pero el destino tenía en mente otro plan.

Una vez abrió la puerta después de aquellos golpes graves contra la madera y se encontró a cuatro oficiales de su mismo rango, con una postura y gesto serio, supo que nada iba a ser cómo antes.

Le mostraron pruebas mediocres y falsos testimonios, que en ese momento se sintieron como un golpe bajo en el estómago.

Al parecer, aquella morena no era más que un intento de traficante y compradora de drogas, que robaba los suministros de la misma estación de policía.

Y, al parecer, lo único que necesitaban para atraparla era su testimonio para comprobar que la droga que ese mismo día había sido tomada, la tenía ella. Sólo debía confirmar que en todo ese día no la había visto.

no time to die ━ (brian o'conner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora