Un gran Minotauro y el fial se acerca

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Salimos y empiezo a revisar el mapa. Faltaba poco. Solo un 4to de lo que había recorrido.Encontré unas sillas reclinables, al tener a Margarita cargada. A ella la puse en una de esas. Qué bueno que tenían sus cojines – me dije.

Y yo me senté en otra, el día estaba nubloso pero no le hice mucho caso.Al estar recostado, el sueño atacó y lo deje ganar.Dure durmiendo como 2 horas, cuando una gota de lluvia cae en mi frente. Empezaba a llovisnear. Margarita estaba durmiendo, la cargue y la lleve abajo, la acosté en una cama de nuestra habitación.

De ahí, subí y solo era lluvia. Como en eso de 2 kilómetros llegaríamos a la parada. Solo esperaba llegar a tierra, coger los bultos y salir a terminar mi misión. Cuando el barco se detiene. Nadie sabía que era. Al mirar el motor, le faltaba gasolina. Julio el troll y Sara, la capitana tuvieron que ir a la parada a buscar gasolina en un pequeño bote que había.Al rato de 15 minutos, llegaron. Los subí y de inmediato arrancamos.

La lluvia cesó y Margarita despertó. La busqué, la cargué y bajamos del barco ya que habíamos llegado a la primera y última parada. Busqué algunos refrigerios para almorzar aquí.

Había muchas bestias allí, pero uno en específico que me causaba miedo, era muy alto, fuerte, era un minotauro. Se veía que era un problemático, así que trate de buscar algún problema o acercarme a él.Nos ubicamos en una mesa que cupiéramos todos y lejos de aquel minotauro.

Comimos y todos estábamos satisfechos. Me paré y recogí los platos y vasos sucios para llevarlos al basurero, Al girar en una esquina me encuentro con aquel minotauro. Lo miro con miedo hacia arriba.

     -¡Lo siento! – le dije tembloroso.

     - No tienes que disculparte. La culpa fue mía por estar en el medio. Pasa – me dijo con mucha amabilidad.

Pase y deposité la basura en el basurero.

     - Te vi con una bebe duende al entrar, con un trol y una marinera y me preguntaba, ¿si, me puedo unir al grupo?

     - Bueno. Tendré que consultarlo con ellos. ¿me esperas aquí?Ok. No hay problema.

Fui a mi mesa y les pregunté:¿Se acuerda del minotauro, que me causaba miedo con solo verlo?

     - Sí – todos contestaron.Bueno, el me preguntó si podía unirse al viaje.

     - ¿Qué?, ni idea. – respondieron Sara y Julio al mismo tiempo.

      - Pero, ¿por qué?No ves lo brusco que es él – me dijo Sara con asombro.

      - Pero eso no tiene nada que ver.

      - A mí no me importa, mientras no se me acerque. – dijo Julio, el troll.

      - Sara, no hay que criticar un libro por su portada – le dije.

      - Si, lo sé. ¿Pero estás seguro de llevarlo? – me dijo Sara dudosa.

        - Por mí sí, ya que me lo pidió sin ninguna amenaza.

Sara se quedó callada.

         - ¿Tomó eso como un sí?Hizo un gesto muy poco común en ella.

Fui al lugar de acuerdo con el minotauro y llevé a Margarita conmigo. Al llegar allí lo encontré recostado de la pared. Me asusté porque no estaba acostumbrada a verlo como un “amigo” o creo que eso era.

       - Mis compañeros de viaje están de acuerdo pero Sara estará atenta.

        - Ok. Muchas gracias – sonrió pero creo que planea algo en nuestro viaje.

         - Iré a buscarlos, espérame aquí  - le dije.

Al cabo de 5 minutos llegamos hacia el minotauro, salimos y nos subimos al barco allí los presenté. El cielo estaba nublado y todo estaba oscuro. Empezó a llover. Y era una tormenta muy fuerte. Tendríamos que soportar hasta que la tormenta se disipe.

Empieza hacer mucha brisa y la vela nos arrastra en dirección opuesta.

       - ¡Minotauro, Santiago, bajen las velas! – nos gritó Sara desde la sala de control.

El minotauro llegó corriendo. Agarramos la soga, pero al minotauro se le resbaló de las manos y yo salí volando al agua.

       -¡Santiago, sal rápido del agua!

       - ¿Por qué?, ¿no es solo agua? – Pregunté sarcásticamente

        - ¡En estas aguas hay una horrible bestia! – me gritó el minotauro.

Me espanté y nade hacia el barco. Al poco de agarrarle la mano a Julio. Algo me agarró el pie y me hala hasta la profundidad. Al llegar allá abajo, abrí los ojos y era una sirena.

      - ¿Una sirena?

Según escuché son de aguas salada. ¿Qué hace en este ancho rio? Veo que su cola era muy diferente era de un color intenso y su cola era más larga y ancha.

      - ¿Qué especie de bestia eres? – me dijo con una voz tierna y con eco. No soy una bestia, soy un humano.

      -¿Qué haces en este mundo? Según he oído, los humanos como tú son de la tierra y tienen una inteligencia increíblemente alta, más que todos los de este mundo, gracias a esto su cerebro envía a todo su cuerpo una sustancia muy exquisita al paladar…

       - ¿Qué dices? – pregunté con un enorme miedo. – Creo que ya debo irme.

        - ¿Por qué te vas tan pronto? – me dijo rodeándome – Quédate a cenar.

       - No gracias, ya cené.

       - Nadie me dice un no – me dijo mientras se convertía en una horrible bestia negra con unos dientes muy afilados y una enorme cola-

Empecé a nadar hacia arriba.Ella fue más allá, en lo profundo como para atacar desde abajo. Llegando al barco, la veo subir muy rápido.Llegué al barco y subí. Aquella bestia saltó por encima del barco, mirando a todos en él.Arrancamos lo más rápido posible solo faltaba poco para llegar a tierra. La bestia venía detrás de nosotros. No mirábamos al frente. La bestia se detiene, todos no preguntamos, ¿por qué? Al mirar al frente estábamos muy cerca de tierra firme como para bajar el ancla.  Margarita estaba en frente, corrí lo más que podía, la agarré, la abracé y me puse de espalda hacia tierra.Estuvimos como 3 minutos en tierra.

El barco no se detenía hasta que chocamos con una enorme roca. Todo el frente estaba destruido. Cuando abrí los ojos, todo oscuro.Solo escuchaba la voz de Sara, me llamaba. Veía mi sangre. Estaba muy herido y ya no tenía muchas fuerzas.

Empecé a gritar para que sacaran a Margarita y cumplieran la misión.

      - ¡Sara! ¡Julio! ¡minotauro!, sáquenme de aquí. No tengo fuerzas para salir y estoy muy herido.

Se ve una luz.

     -Sara, lleva a Margarita, dile que la quise mucho y que mi misión no fue cumplida como debía. 

      -Párate de ahí y ven a curarte ese rasguño – me dijo con un noto muy baja.

Me levanté y solo tenía una cortada, no muy profunda ni muy superficial. Al mirar la sangre solo era un poco, al estar acostado y mirarlo de cerca veía mucha sangre.

Un mundo en mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora