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YoonGi jamás pensó que su vida fuera tan complicada, luego de la muerte de su esposo, cuidar a siete niños no era un trabajo muy fácil, en los últimos dos años él mismo se había hecho cargo de ellos, puesto a que sus siete angelitos se deshacían de las niñeras que él mismo contrataba. Conocía bastante bien a sus cachorros, y siempre sabía que la cabecilla de todo esto, era Joohyun, su hija mayor.

Siendo una adolescente de dieciocho años, se comportaba como una niña, y su segundo hijo mayor de diecisiete, Eunwoo, intentaba por todos los medios controlar a sus hermanos. YoonGi se sentía tranquilo de que al menos, Eunwoo pusiera un poco de orden en el hogar. A decir verdad, estaba cansado de que sólo su hijo pusiera de su parte, aunque bueno, su madre, la abuela de sus siete hijos, se había mudado con ellos, e incluso para ayudarle a YoonGi con la crianza de los siete cachorros, pero aún así los niños no paraban de hacer sus travesuras, y Yujin –su hermana y tía de ellos– les metía ideas en la cabeza.

En sí, estaba harto, cansado y, sobre todo, estresado, pero... Lo que más le dolía era ver como su última hija, Haerin no hablaba.

Haerin, su cachorrita, quién era la más pequeña de sus hijas, le había afectado muchísimo la muerte de padre sabía perfectamente que la ausencia del omega la perjudicó demasiado, a tal punto de que ya no hablara con nadie, y que solo se comunicará con señas, esto había cambiado completamente para la familia Min, quienes intentaban de todo para hacer que ella volviera hablar. Sin embargo, no todo resultaba bien como él lo pensaba.

Asi, que en cuanto entró a su oficina, y se sentó en la silla del escritorio, abrió la pestaña de su computador para anunciar el trabajo de niñera, pero está vez, no sería una mujer omega –estas salían corriendo por las travesuras de los niños– no, él ahora contrataría un omega hombre, un omega que tal vez pueda comunicarse con sus hijos, y pudiera comprenderlos.

Solo esperaba y rezaba con que este omega, no huyera, porque realmente necesitaba ayuda con la crianza de sus cachorros.

...

Por otro lado de la ciudad, Jung Hoseok, un omega de apenas 28 años, corría apresurado para llegar a su trabajo, otra vez se le hizo tarde.

Cuando llegó al edificio, su jefa ya lo esperaba con una expresión helada, el pobre omega se encogió, al tenerla tan cerca y con esa mirada que parecía matarlo con tan solo verlo.

—¡Llegaste tarde, como siempre, Jung! —le grito, furiosa, por la irresponsabilidad del omega.

—¡Perdón, señora Lee, juro que no volverá a suceder!

—Ya van veinte veces que dices exactamente lo mismo, ¡estoy harta, Hoseok, toma tus cosas, estás despedido!

Hoseok casi se desmaya al oír eso. No, él no quería ser despedido, él de verdad no lo hacía a propósito, si había llegado tarde fue porque su abuela comenzó a tener ataques al corazón y la tuvo que llevar al hospital urgentemente.

El omega trabajaba para él y para su abuela, desde que su madre lo "abandono", su abuela se hizo cargo de él como pudo, sacándolo adelante y hallando la manera de meterlo en una escuela, para que tuviera estudios. Necesitaba este trabajo con mucha necesidad, no quería perder a su amada y querida abuela.

—P-por favor, señora Lee, necesito este trabajo, mi abuela–

—Siento mucho lo que le está pasando a tu abuela, Hoseok, pero no puedo tener a alguien que llegue tarde, sé que eres un muchacho responsable, pero bien sabes como son las reglas aquí —la beta ajustó sus lentes, para soltar un suspiró—, tienes diez minutos para recoger tus cosas, yo misma haré el papeleo de tu renuncia.

нσѕєσк у ℓσѕ ѕιєтє ¢α¢нσяяσѕ ━ уσσηѕєσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora