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Las vacaciones en Estambul, Turquía, habían sido una de las mejores experiencias que la familia Min había tenido, durante esos días, YoonGi pudo disculparse con Soobin, el alfa menor aceptó las disculpas de su padre, se podría decir que todo marchaba bien hasta ahora. Joohyun era la más emocionada, pues con su cámara tomaba foto de algunas mezquitas, e incluso llegó a tomarle varias fotos a su familia estando distraídos, Taeyeon y Yujin paseaban, mirando los patos, y algunos gatos callejeros a las fueras de algunos restaurantes, viendo cómo la gente los alimentaba sin la necesidad de correrlos de sus locales.

Al alfa realmente le estaba gustando esto. Ver a sus hijos felices, y compartir un momento de felicidad, YoonGi no podía estar más que satisfecho, y agradecía enormemente a Hoseok por hacerlo abrir los ojos y que se diera cuenta de su error con respecto a la educación de cada uno de sus hijos. Nunca un omega se preocupo tanto por sus hijos, a excepción de Jungkook y Seokjin.

Pero Hoseok era.... era un omega tan especial, y único, con ese aroma tan relajante, nada empalagoso, un omega con una sonrisa preciosa, que mostraba su dentadura, y lo mejor de todo, es que amaba a sus hijos. YoonGi era consciente que tener al omega en sus pensamientos lo estaba volviendo loco, y aquel extraño sentimiento de nuevo volvía aparecer en su pecho, recordar aquellos labios encima de los suyos hacia que su estómago sintiera mariposas, ni siquiera Jisung logró provocar ese sentimiento, y por más que amara a su difunto omega la culpa lo carcomía por dentro. Si lo pensaba de otra forma, Jisung estaría feliz que él continuará con su vida con alguien más, y que amara a sus hijos como si fuesen suyos.

YoonGi miraba eso muy lejos, eso nunca iba a pasar, sus hijos eran más importantes y él no tenía tiempo para el amor. O tal vez, él no quería volver a sufrir.

....

En Corea del Sur, Hoseok cuidaba de su abuela casi todos los días, junto a él estaba Suzy, la alfa se tomó el atrevimiento de pagar la cirugía costa de Seojon, al igual que los gastos médicos y la cuenta del Hospital, Hoseok prometió pagarle hasta el último centavo, pero Suzy no iba aceptar eso. Una vida jamás podría pagarse con todo el dinero del mundo.

—Señora Jung, me alegra que ya se este recuperando —Suzy se acerco a la omega—. Mi nombre es Suji, mucho gusto en conocerla.

—El placer es mío, Suji -Seojon sonrió—, igualmente estoy encantada de conocerte.

Justo en esos momentos, el doctor Wang había entrado.

—¿Como esta la abuela más hermosa del mundo? —pregunto, y un sonrojo apareció en el rostro de Seojon, si bien, Jackson tenía unos 60 años, Seojon tenía 67, la diferencia de edad no era mucha, sólo se llevaban por siete años.

En el tiempo que la omega llevaba en el hospital, el alfa siempre estuvo al pendiente de ella, cuidándola y hablándole con mucho cariño, aunque claro, con un límite.

—Estoy bien —su voz salió nerviosa, causando una breve risita entre Hoseok y Suzy.

Jackson se acercó para checar su pulso, y darle algunas indicaciones, los tres suspiraron aliviados, el cáncer se había ido, y ahora Seojon podría volver a casa, ella sabía que Hoseok trabajaba como niñero de siete hermosos cachorros, quienes eran sobrinos de Suzy, la alfa no contó que provenía de una de las familias más importantes de Corea del Sur, simplemente le dijo que tenía una numerosa familia, y que los cachorros que Hoseok cuidaba eran sus amados sobrinos, Suzy era muy reservada, y Seojon noto que tenía los mismo gustos que su nieto tenía, le cayó bastante bien la alfa.

—Todo marcha bien, pero para estar seguros, Seojon deberá venir para hacerle unos estudios, y una radiografía, para confirmar que no haya ninguna anomalía, ni muchos señales de que el cáncer vuelva aparecer —indicó Jackson, escribiendo el informe médico de la señora Jung, Hoseok abrazaba a su abuela por encima de los hombros.