Omnisciente
Las carcajadas abundaban en la sala, cálidamente iluminada; el alegre sonido marcaba las animadas conversaciones y aumentaba la energía de la amistosa reunión. En el aire se respiraba la complicidad que sólo los años de experiencias compartidas pueden cultivar. Ari y Juan estaban inmersos en un colorido relato de su último viaje a España. Sus gestos animados pintaron un cuadro vívido de los antiguos edificios y el encanto valenciano que dejó a sus amigos riendo y prometiendo unirse a ellos la próxima vez. Al otro lado de la sala, Sammy y Produccion estaban enfrascados en una divertida discusión sobre una película que recién se había estrenado en la plataforma de HBO. Sammy, que siempre había tenido predilección por el drama, expresaba apasionadamente sus opiniones mientras Produccion intentaba, en vano, decir algo. Mientras tanto, Ama y Filis, los entusiastas culinarios del grupo, se esmeraban en un intenso debate sobre las ventajas del Gouda frente al Brie. Sus encendidos y juguetones intercambios provocaron las carcajadas de sus amigos, especialmente de Osvaldo, que había ido pasando de una conversación a otra, disfrutando y amplificando el ambiente jovial.
En el centro de la sala y de la celebración estaban Ronny y Valentina. Sentados uno al lado del otro, sus dedos entrelazados reflejaban la calidez y el amor que irradiaban entre ellos. Era su día especial, un homenaje al amor inesperado que había florecido entre un entrenador de boxeo y su alumna, un amor que no había hecho más que profundizarse con el tiempo.
A unos minutos de la media noche, Valentina se puso de pie, haciendo sonar su copa para llamar la atención. Las conversaciones se calmaron y todos los ojos se volvieron hacia ella, con los rostros iluminados por la expectación.
—A Ronny—, empezó, con voz firme y la mirada rebosante de emociones no expresadas. —Cuando te vi aquel primer día, eras un entrenador de boxeo, quizá un mentor en potencia. Poco me imaginaba que te convertirías en el compañero de mi corazón, mi confidente de confianza, mi compañero en todas las cosas que la vida nos ha deparado—
Una sonrisa de complicidad se dibujó en sus labios mientras alzaba más alto su vaso, —Por nosotros y por las bellas sorpresas que nos depara la vida—
La sala estalló en un coro de sinceras felicitaciones que resonó en el aire. Cuando la ovación se calmó, Ronny se acercó a Valentina y le susurró al oído con aquel tono tranquilo que tanto le gustaba a su chica, —Valen, cuando te vi, vi un espíritu ardiente, una estudiante apasionada. No sabía que te convertirías en mi musa, mi ancla, mi todo— Justo entonces, Producción, que nunca desaprovecha una oportunidad, interceptó. —Oye, Val, ¿recuerdas cuando le diste un puñetazo en la cara a Ronny durante el entrenamiento?— preguntó, con un brillo travieso en los ojos. Valentina rió entre dientes, con las mejillas sonrojadas —¡Eh, eso fue un accidente! Además, tú eres el que habla, el señor 'me tropecé-con-mis-propios-pies' durante la clase de salsa—
La sala volvió a estallar en carcajadas, y Produccion levantó las manos en señal de derrota.
A medida que la noche avanzaba, los amigos empezaban a retirarse, Ronny y Valentina se encontraron solos en la ahora serena habitación, con las estrellas que se reflejaban en el gran ventanal como sus únicos testigos. —¿Eres feliz, Val?—preguntó Ronny, con un deje de vulnerabilidad en la voz. Valentina, apoyando la cabeza en el hombro de Ronny, respondió con voz suave —Más feliz de lo que jamás hubiera imaginado, Ronny. Esto...nosotros, nuestra vida, nuestros amigos, lo es todo—
La noche podía haber terminado, pero los ecos de las risas, la amistad y las historias compartidas aún flotaban en el aire. En el silencio compartido, Valentina y Ronny descubrieron su final perfecto. No en los grandes gestos ni en los acontecimientos que cambian la vida, sino en la paz de su existencia compartida. Desde el momento en que se vieron, su historia de amor cobró vida. Ahora, sentados juntos en su tranquilo santuario, esperan con impaciencia los innumerables capítulos que aún quedan por escribir en su extraordinario viaje de amor. Ronny se levantó cuidadosamente de la cama y le tendió una mano a Valentina la cual la tomó gustosa, el chico los dirigió al baño, donde encendió la ducha a la vez que ayudaba a su amada a deshacerse de su vestimenta para posteriormente hacer lo mismo con la suya y adentrarse a la tibia y relajante lluvia artificial que ahora caía sobre ellos, causando algunas risas de su amada, Ronny comenzó a dejar algunos besos en el cuello de su amada, la cual simplemente dejó su cabeza reposar en el hombro de su chico, sin duda ese momento era algo íntimo y romántico que la pareja disfrutaba.(...)
—Valen, quiero darte algo— habló Ronny mientras se levantaba de la cama y buscaba algo en el cajón que su novia había designado para que él dejase sus cosas cuando venía a pasar algunos días con ella, de este sacó una caja de color azul marino aterciopelada, Valentina veía todo desde la cama utilizando únicamente una T-shirt de su amado, quien se encontraba únicamente en ropa interior, Ronny regresó a la cama y se sentó a un lado de Valentina quien tenía una expresión que demostraba una combinación entre miedo y asombro, por lo cual el joven se apresuró en explicarse —Tranquila, no es lo que piensas, claro que en algún momento si será lo que piensas, pero por ahora, quiero que tengas esto— dicho esto, abrió la pequeña caja dejando ver dos collares de oro blanco con pequeños dijes en forma de corazón reposando en el centro, Ronny sacó el más delgado y se lo tendió a Valen, quien lo inspeccionó y sonrió al ver el grabado en el pequeño dije "V+R", aún con el collar en sus manos, se lanzó sobre su amado dejando un camino de besos desde la frente hasta los labios del joven, —¿Me haces el honor?— cuestionó la chica mientras se giraba y recogía su cabello sobre su hombro derecho para que el joven pudiera colocarle el collar, una vez que estaba colocado, sintió como el joven rozaba su espalda con el otro collar, por lo cual volteó y encontró a su amado de espaldas tendiéndole el collar de cadena un poco más gruesa, ella lo tomó y lo colocó en el cuello del joven, quien volteó y la abrazó mientras los recostaba, —Quiero que sepas, que llegaste a cambiar mi mundo, supe que serías tú y solo tú, cuando te vi— fue lo último que el joven dijo antes de ser besado por la chica y que terminaran lo que habían comenzado en la ducha, al final eran dos jovenes enamorados quienes desde que se vieron por primera vez, sabían que su historia apenas comenzaba.
(...)
Ronny viendo y escuchando lo que Valen decía:
(...)
La autora viendo todo el apoyo que recibe día a día:
(...)
Y con esto, finalizamos esta bella historia, muchas gracias por todo su apoyo, cariño y paciencia, esto no es un adiós, es un hasta pronto, Lxs amo.
Frase linda pa' ti:
Lxs amo, besitos en la colita
-All the love, M.
ESTÁS LEYENDO
Cuando te vi
FanfictionValentina Estrada, una regiomontana la cual ha practicado boxeo desde su adolescencia y la cual tal vez encontrará el amor en su entrenador suplente. Entérate de todo lo que sucedió "Cuando te vi".