Cap 49

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—Tienes que irte—escucho cuando cierro la puerta principal de la casa y frunzo el ceño—. No me interesa nada, lárgate.

Subo las escaleras, siguiendo el ruido de las voces intentando ser lo más silenciosa posible.

No entiendo que pasa, ¿con quién discute Christopher? Dudo que sea con Miranda o alguno de los escoltas, y solo queda nuestro hijo, con quien dudo mucho más que esté discutiendo.

—¡Tienes que escucharme!—la voz de Gema hace que cada músculo de mi cuerpo se tense—. ¡Estoy harta de todo esto, Christopher! ¡Siempre me trataste como a un sucio secreto!

Abro la puerta de la oficina de Christopher

—¿De qué diablos...?—Christopher intenta hablar cuando ella toma su rostro entre sus manos y lo besa

Y mi corazón se detiene.

Mi sangre se enciende como si fuera lava de un volcán a punto de hacer erupción, mi corazón empieza a martillear con tanta fuerza que mi pecho duele cuando veo a Christopher poner sus manos sobre los hombros de Gema.

Y entonces ambos se apartan y me miran, quedando congelados.

Miro a Christopher a los ojos, notando la sorpresa y el temor brillar en ellos, lo que solo hace que mi corazón caiga al piso y se rompa.

No sé qué debo hacer, por mi cabeza pasan mil escenarios de golpe, abrumándome en sobremanera mientras los dos infieles se mantienen congelados mirándome.

—¿Interrumpo algo?—siseo con los dientes apretados antes de mirar a Christopher—. Espero que tengas un buen intento de llenar mis zapatos, porque ella no me llega ni a los talones—miro en dirección a Gema antes de cerrar la puerta de la oficina y apresurarme a la habitación de nuestro hijo

—¡Kiara! Maldición—escucho la voz de Christopher y siento mi sangre hervir, como si me arrancaran el órgano vital con cada paso que doy a la habitación de Christian—. ¡Lárgate!—lo escucho decir detrás de mi

Mi visión se nubla, todo me cae encima como un maldito balde de agua helada. «Desgraciado infeliz» «Cobarde»

Puedo sentir los sollozos empujando mi garganta queriendo salir, pero me enfoco en tomar a mi hijo de la cuna, quién de inmediato empieza a llorar cuando lo tomo en mis brazos rompiendo mi corazón más de lo que ya está.

—Malika—Christopher se me atraviesa cuando busco la salida—. Kiara, tienes que escucharme...

No escucho el resto de lo que dice, lo aparto con mi brazo libre y él retrocede tropezando al notar que acabo de usar toda mi fuerza. «Nunca lo había hecho con él»

Mi pecho duele mientras me apresuro escuchando el llanto de mi hijo perforarme los oídos.

Las imágenes de Christopher besando a Gema vienen de nuevo a mi cabeza, trayendo escenarios de él haciendo con ella cada cosa que hacía conmigo. Mimarla, abrazarla, besarla, follarla, regalándole el cielo y las estrellas.

—¡Kiara!—escucho la voz de Christopher mientras subo a nuestro hijo al asiento de bebé y beso su frente sintiendo mi pecho doler por su llanto desgarrador. «Tengo que sacarlo de aquí»

—¡Aléjate de nosotros!—cierro la puerta del auto antes de darme la vuelta para encarar a Christopher, quien se acerca a toda prisa—. ¡Eres un imbécil, te odio!—le grito sintiendo mi corazón desgarrarse—. ¡Te odio!

—No digas eso—intenta acercarse y lo empujo empezando a golpear su pecho, intentando drenar toda la rabia que mi cuerpo me exige sacar—. Escúchame, ¡Escúchame, joder!—toma mi rostro entre sus manos

Destined [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora