El riesgo de algunas visitas

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Advertencias: Semi AU, semi What if, muy posible Ooc.

Rated: T

Pairing: Doukoto

Género: Familiar/Suspenso

Disclaimer: los personajes son propiedad de su respectivo creador.

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El riesgo de algunas visitas

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Inosuke contemplaba, con la boca abierta y los ojos verdes brillando de emoción, a la criatura frente a él.

Y es que su aspecto era realmente surrealista...

Tenía bocas donde deberían ir sus ojos y ojos dónde debía ir la boca, además de que tenía unos pares brazos un poco más pequeños que los suyos. Sin contar que salía de una vasija

¡Increíble!

Gyokko miraba al pequeño humano y extrañamente no percibía miedo en él, se veía muy saludable con sus mejillas arreboladas y su apariencia rolliza.

Sería una verdadera delicia devorarlo.

Muy seguramente a Douma no le molestaría que lo hiciera, además había ido a visitarlo con la intensión de entregarle una nuevas creaciones.

—Hola, pequeño—

¡Hablaba! Simplemente fascinante, pensó el pequeño de ojos ginkgo. En sus prematuros cinco años jamás había visto algo igual fuera de los libros y eso que sus padres constantemente hacían uso de sus habilidades para impresionarlo.

—¡Eres increíble! ¿Tienes nombre? Yo me llamo Inosuke, tengo cinco años—anuncio mostrándole sus dedos.

—El mío es, Gyokko.—se acercó hasta él.—¿No me tienes miedo?—

El niño negó con su cabeza aun con esa expresión deslumbraba en su regordete rostro—¡Te pareces a mi caja sorpresa!—exclamó señalándolo con esa emoción párvula, propia de su edad, mirándolo con fascinación—espera aquí, la voy a buscar—

Y antes de cualquier cosa se movió en un parpadeo, regresó casi un minuto más tarde cargando entre sus brazos una caja, un poco más pequeña que él, para ponerla delante del demonio

—Mira, unos miembros del culto que vinieron de otro país. Trajeron muchos regalos y a mí me dieron este—

Giró la manivela que tenía la caja y una melodía alegre resonó por todo el espacio.

Pero el sonido de esta fue rebasada por la voz de un tercero

—Inosuke, ¿Estás aquí?—Preguntó Douma entrando a la habitación—¡oh! Gyokko, que sorpresa tenerte de visita aquí en mi morada—

Justo en ese instante la caja se abrió sorpresivamente dejando escapar un montón de cintas de colores que volaron y un muñeco con ropaje gracioso.

Un espectáculo muy divertido de ver.

𝑳𝒂 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒍𝒐𝒕𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora