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—¿Yo te gusto? —Quackity dejó de beber y se quedó procesando la pregunta.

Se le había ido el aliento y la inmovilidad de su cuerpo fue lo único que respondió.

¿Había escuchado bien o solo era su cabeza curstionandose lo mismo como todas las otras veces?

Miró de reojo y Roier se encontraba terminando su merienda.

Era su mente jugandole mal.

Temía que en cualquier momento su respuesta fuera "Si, por supuesto que me gustas" y que en realidad nadie se lo hubiese preguntado.

Dejarse al descubierto, exponer sus sentimientos y joder la preciosa amistad que se mantenía entre los dos.

Odiaba la sola idea de ver a Roier irse de su lado. Creyó que esperar a que el castañito de ojos lindos le declarará primero sus sentimientos era lo correcto.

Después de todo, más de una ocasión sintió química, una chispa entre ambos que ya no podía definirse como una simple amistad.

Era algo más que eso. Quackity pensó que podrían llegar a ser más que amigos.

Pero no quería precipitarse, no si iba a ser rechazado.

Habían acordado desayunar juntos. Esa costumbre se perdió con el tiempo después de que ambos se ocuparán en otras cosas.

Aunque en realidad Quackity era el menos ocupado de ambos, Roier desaparecía con más frecuencia y el pelinegro no soportaba pensar que tal vez se estaría aburriendo de él.

Pero la propuesta por parte de Quackity alegró el corazón de Roier.

Él solo quería tenerlo a su lado, lo extrañaba demasiado y la sola cercania de su presencia le llenaba la vida de luz.

Le daba sentido a su vida.

—Quackity.

—¿Mhm? —Respondió atentó.

—¿Quieres salir conmigo? —Sugirió dándole otro bocado a su comida

La pregunta del millón.

Esa que por tanto tiempo Quackity escuchó entre sueños ahora saliendo de los labios de su Roier.

—¡Si!

Respondió sin rastro de duda.

¿Era una cita?

—¡Genial! —Roier se giró completamente hacia Quackity y se preparó para hablar. Parecía entusiasmado y feliz.

Algo que solo Quackity lograba en él. Darle plenitud, sonrisas, felicidad y protección.

—¿A dónde iremos? —El azabache de ojos brillosos y sonrisa amplia hasta sus orejas no podía estar más emocionado, más feliz.

Su corazón a mil por hora y sus manos inquietas delabatan su entusiasmo. Esperaba no estar siendo demasiado obvio.

—Quiero que conozcas a alguien —Roier sonrió y su mirada tomó un color cálido.

—¡Si, claro! ¿A quién Ro?

—¿Recuerdas a Cellbit? El chico que llegó en el barco que se estrelló hace unos meses.

—Ajám, el explorador ¿cierto? —Su mirada aún reflejaba cariño, amor y ternura.

—¡Si, ese! Bueno.. llevamos tiempo viéndonos y quiero que seas el primero en saberlo...

Si Tu Me Quisieras || SpiderDuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora