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—Aléjate de él —Roier buscó a los alrededores. Era la voz de Quackity con ese distintivo tono de siempre.

Inexpresivo pero con cierta carga de furia.

El encapuchado fue el primero en conectar miradas con el azabache. Roier tragó con cierta pesadez la saliva que se había acumulado en su boca.

Estaba nervioso, asustado y sumamente preocupado. Después de todo había escuchado que matarían a Quackity y en realidad no supo como tomar aquello.

Siempre querían hacerle algo, fuese en broma o en serio, Quackity nunca dejaba de tener enemigos por todos lados.

Y Roier nunca dudaba en meter las manos al fuego por él, dispuesto a pelear por su nombre, luchar a su lado contra el mundo si hacía falta.

Es lo que hacen los amigos, ¿cierto?

—Vaya, te ves de la mierda —El encapuchado soltó risas que sacaron de quicio al de hebras oscuras —Creo que será más fácil matarte de lo que pensé.

—Déjate de pendejas —Quackity se acercó a pasos torpes.

Su condición había empeorado, Roier lo notó de inmediato y sin dudarlo se acercó hasta tomarlo del brazo.

—¿Qué te duele? —Cuestionó intentando averiguar de donde provenía el malestar.

Si bien Quackity le habia dicho que estaba bien y ninguna herida era visible, el chico tenia algo que lo estaba matando de a poco por dentro.

—A siete casas de aquí, pasando un campo de cosechas, hay un médico —Dijo Quackity sacando su brazo de entre las manos de Roier y con una respiración entre cortada —Ve, ahora.

—¿Y que hay de tí?

El castaño quiso tomar otra vez a su amigo para auxiliarlo, pues el equilibrio ya era algo que le costaba y su piel estaba empezando a verse muy pálida.

Quackity por su parte estaba comenzando a enojarse y se alejó.

—Que vayas te digo —Dio uno que otro paso marcando distancia entre ambos —No quiero cargar tu estúpido cuerpo sin vida.

—Y yo tampoco.

—Lárgate, Roier.

—A ningún lado sin ti.

Quackity suspiró. La insistencia de Roier lo estaba cansando, pero tenía razón, no estaba bien, su cuerpo fallaba y no encontraba un por qué.

Necesitaba medicación.

Miró de reojo al chico con el rostro cubierto frente a ellos. Tenía que deshacerse de él lo más pronto posible o podría arruinar todo el plan de salvar la isla.

Pero Roier estaba siendo un tonto. Rodó los ojos y soltó un suspiro rendido.

—Aún no se lo has dicho, ¿verdad? —El enigmático interrumpió.

Tanto Quackity como Roier pararon de hablar y lo miraron.

El azabache oscureció su mirada y endureció su quijada.

—Lo supuse, dos años y sigues siendo el mismo cobarde de siempre, Quacks...

Roier paseó su mirada entre ambos. No entendía ni en lo mínimo a lo que se refería. Finalmente postró sus ojos sobre Quackity buscando una respuesta.

Una clara y directa, estaba confundido y demasiado.

—¿De que esta hablando? —Se acercó buscando conectar con la inexpresion en el rostro de su amigo —Quackity, ¿Quién es él?

Si Tu Me Quisieras || SpiderDuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora