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A veces Quackity divagaba.

Su cabeza se volvía una parte imposible de controlar, difícil de mantener calmada.

Su cuerpo también tomaba acciones involuntarias, muchas veces guiadas por el odio.

Eso lo llevó a meterse en varios problemas y tener complicaciones en su vida.

Uno de ellos fue la soledad.

Sentirse solo muchas veces se asemejaba a morir en vida.

Físicamente estas aquí y ahora, mentalmente estas atrapado, a oscuras en un espacio y tiempo desconocido.

Y no se siente bien.

Duele y mucho.

También asusta hasta llorar.

Quackity no lo soportaba, así que más de una vez intentó terminar con ese sentimiento de abandono que nunca quiso dejarlo en paz.

Curioso porque esa sensación fue lo único que lo acompañó por mucho tiempo.

~~

—¡Quackity! —Reaccionó.

Estaba inmóvil, su mirada perdida en las comisuras de un árbol viejo. Tenía grietas y habia humedad entre ellas.

A veces su cabeza tenía momentos en los que viajaba al pasado y se enredada en recuerdos dolorosos.

Recuerdos de un castaño con linda sonrisa.

—¿Te sientes bien? ¿Quieres que nos detengamos un poco? —Roier había estado llamándolo cuatro veces. Fue difícil sacarlo de trance.

Dos semanas habían transcurrido desde que los cinco jovenes salieron a su destino predeterminado.

Jericó, región que por el momento parecía ser la esperanza de media isla.

Quackity llevaba la cuenta de los días en un pequeño libro, esperaba que el viaje no durará más de un mes a pesar de lo que había dicho Maximus.

—Hay que darnos prisa, deben estar esperándonos —Mencionó Roier mientras continuaba con la recolección de leña.

Ambos habían sido obligados a tal labor.

O mejor dicho, Quackity fue obligado por Roier.

En un principio Etoiles y él eran los seleccionados por Cellbit para adentrarse al bosque y buscar leña para avivar la luz de la fogata.

Pero Etoiles comenzó una discusión y Quackity obviamente respondió a sus insultos con empujones.

Roier había interferido y salvado la tarde de un mal rato. Sugirió cambiar de lugar con Etoiles, con la clara intención de pasar un rato más con Quackity, pero a este último no pareció agraderle mucho la idea.

—Quedras decir a ti.

—¿A que te refieres? —Roier confundido miró a Quackity.

—Deben estar esperándote a ti —Tomó un pedazo de madera del suelo y lo sostuvo entre manos —Si muero hoy a ellos les valdría madre.

Roier paró de buscar entre la maleza del bosque y se detuvo un momento.

Quizá aquello era verdad, pero aun había alguien que lo quería con vida.

—A mí no, Quackity —Dijo tras segundos de silencio —A mí me dolería tu muerte.

Quackity centró su mirada en el castaño. Parecía decir la verdad, sus ojos nunca mentían y esta vez había un peculiar brillo en ellos.

Si Tu Me Quisieras || SpiderDuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora