3.

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Finalmente terminaron las clases, pero lamentablemente, Nagisa había sido enviado a la sala de maestros para entregar unos documentos. No tenía actividades del club, así que decidió estudiar un rato en la biblioteca para poder despejar su mente.

A penas salió del aula cuando Makoto se puso enfrente de él,  parecía que estaba esperando su encuentro.

—Rei, ah, ¿tienes un momento? — El chico de anteojos asintió  y lo siguió por los pasillos del colegio. — Haru me habló sobre... tu problema con Nagisa. — Abrió los ojos en sorpresa y un sentimiento de vergüenza recorrió todo su cuerpo. — Me tomó desapercibido, ya que no estoy muy acostumbrado a éste tipo de situaciones, pero tienen nuestro apoyo. — Se sintió aliviado ante aquella aclaración por parte de su amigo. Hasta ahora tenía a 2 personas que conocían su situación y lo aprobaban. Bueno, en realidad eran 3, pero desconocía la opinión de Nagisa al respecto. Al dar la vuelta en el siguiente pasillo, se pudo ver la entrada al salón de estudio el cuál se encontraba aparentemente vacío.

—Muchas gracias, Makoto-senpai. De verdad lo aprecio. — Recibió una de sus muy características sonrisas como respuesta.

—No tienes nada que agradecerme a mí o a Haru. Nosotros sólo les mostraremos el camino. — En ese momento abrió la puerta descubriendo a Haru y a Nagisa sentados en la mesa del fondo, muy concentrados en su conversación. Cuando notaron su presencia, el castaño lo empujó dentro del salón. —Es su decisión si seguirlo o no.

Por un momento, pensó en escapar del lugar, pero cuando Haru se levantó de su silla y lo tomó por el hombro sabía que había llegado el momento. Después salió de ahí, dejándolos solos.

Se hizo un silencio eterno o incómodo por unos minutos, quién cortó la tensión fue Nagisa.

—Nee, Rei-chan. ¿Me ayudas con mi tarea? —dijo mientras señalaba los cuadernos que estaban abiertos sobre la mesa.

—Claro. —se sintió aliviado por primera vez en varios días. Se sentó del lado opuesto de su compañero mientras sacaba sus libros dentro de la mochila. Comenzó a aclararle sus dudas y dar progreso a sus deberes,, como era habitual. Parecía que nada había sucedido entre los dos. ¿Qué le habrá dicho Haru? ¿Acaso le pidió que olvidara todo? ¿O es que simplemente quería seguir evadiendo el tema? Millones de preguntas lo volvían a atormentar, pero solo le preocupaba una cosa: ¿Debía dejarlo así? Antes de que decidiera algo, su compañero ya había articulado palabra.

—Oh, casi lo olvidaba. Haru-chan me dijo que estabas algo desganado durante el día... lo lamento, creo que hice que te preocuparas más de la cuenta. — Le dirigió una sonrisa de sincera disculpa, para después bajar la mirada y tomar el lápiz que había dejado. — Tal vez exageré las cosas. Digo, yo te orillé a decir esas cosas y... hui. Es tonto, ¿no crees? Tomar tan en serio un juego.

"¿Qué es esto? No puede hacerme esto, porque yo... ya no lo veo igual. Si tan solo..."

—Tienes razón. —respondió son una sonrisa y volvió a su trabajo.

Ninguno de los dos entendía porque habían dicho lo último. A pesar de la sonrisa con la que hablaban, sentían una inmensa tristeza por dentro, a tal grado de sentir un gran vacío.

Pasó un poco menos de una hora cuando Rei terminó lo que tenía que hacer. Sacó un libro de "Técnicas de nado avanzado" y se dispuso a leer en lo que su contrario terminaba su parte. No pasó mucho tiempo para que Nagisa comenzara a divagar y a desconcentrarse.

—Moh...estoy cansado. Es demasiada tarea.

—No es tanta. Sólo enfócate.

El rubio hizo caso omiso de su indicación y antes de que lo supiera, se hallaba de cuclillas con su rostro recargado sobre un lado del escritorio.

— ¿Qué haces?

—Nagisa-kun, regresa a tus deberes.

— ¡Otro libro de teoría! Es peligroso que lo leas, Rei-chan. Si sigues con eso sólo es cuestión de tiempo para que vuelvas a hundirte.

—Consideraría su comentario ofensivo pero despista el hecho de que debe terminar su tarea.

—Awh...pero ya la terminé.

—Entonces permanezca callado para que prosiga con mi lectura, por favor.

—Pero tengo hambre y quiero ir a casa.

—Estoy a punto de terminar el capítulo. 3 minutos de silencio, es todo lo que pido.

Asintió con la cabeza pero después de unos 30 segundos cuando volvió a interrumpir.

—Oblígame. —río juguetonamente con los ojos entrecerrados sin despegar su rostro de la superficie de madera.

A pesar de que sabía perfectamente que el chico solo quería molestarlo inocentemente, sus actos no dejaban de sacarlo de sus casillas y desactivar su sentido común.

Sin pensarlo, bajó el libro, golpeándolo estruendosamente sobre la mesa y tomó a Nagisa por los hombros, obligándolo a separarse del mueble. Cerró los ojos y pegó sus labios contra los suyos. Así, finalmente, lo hizo callar, o por lo menos en su idioma oral, porque sus corazones latían tan fuerte que parecía que mantenían una conversación a gritos. En el momento en que sus bocas se encontraron, esa conversación, como todo lo demás, se silenció.

Sintieron como sus cuerpos se volvían cálidos y se notaba en el tono rojizo de sus mejillas. Ambos se habían fundido en ese momento. Se olvidaron de las circunstancias, el lugar, todo. Sólo estaban los dos.

Nagisa parpadeó un par de veces y observó a Rei muy concentrado, cerrando los ojos. No correspondió ni tampoco lo apartó, sólo esperó a que terminara, porque algo era seguro, ambos lo estaban disfrutando.

Por fin se separó de él mientras alzaba sus párpados. Cuando estuvieron abiertos por completo, se avergonzó de inmediato por sus acciones y soltó a su compañero para cubrir su rostro con las manos.

—Perdona, no sé que sucedió, solo...

—E-Está bien... Rei-chan, yo... —giró su cabeza hacia el reloj de pared y se levantó rápidamente tomando sus cosas. — ¡Lo lamento, ya es muy tarde! Me tengo que ir. Hablamos mañana, bye bye.

Salió casi corriendo del salón, dejando a Rei solo una vez más.

For the first time, you're mineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora