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Jimin fue ingresado en el hospital cuando se acercaba la fecha de parto. Fue por la opinión de un especialista acerca de que el cuerpo de la madre estaba tan débil que sería mejor estar en un lugar equipado con instalaciones médicas con anticipación.
Jungkook preparó afanosamente esto y aquello. Los documentales en Bluray que a Park Jimin le encantaban también fueron llevados a la habitación del hospital como si fueran lo más valioso.

Cuando llegó al hospital, Jungkook recién cayó en cuenta que su omega iba a dar a luz, por lo que no pudo ocultar su ansiedad. Ni siquiera podía sentarse y solo merodeaba por la habitación comprobando el estado de Jimin, dirigiéndose a la puerta en reiteradas ocasiones para luego volver a la cama porque no podía decidirse entre ir a buscar al médico o quedarse a su lado

— Sólo siéntate un rato…

Cuando Jimin le habló con cautela, Jungkook finalmente se sentó en el sofá junto a la cama, mientras le temblaban las piernas. 

—Lo siento. Estoy siendo un desastre.  

Jimin, que estaba mirando a Jungkook, movió su pesado cuerpo hacia un lado y palmeo el espacio libre junto a él.

—Ven a sentarte aquí.

Jungkook saltó del sofá y se sentó en la cama como le había ordenado. Jimin apoyó la parte superior de su cuerpo en su hombro. Se le daba bien el sostener la parte superior del cuerpo de Jimin con sus brazos.

—¿Estás muy preocupado?

—¿Tú no? Después de todo, es una personita… Que sale del cuerpo…

Su rostro palideció en un instante, incluso cuando fue él quien dijo esas palabras. Jimin contuvo la risa y le rodeó la cara con la mano para que lo mirará.

—Jungkook.

El corazón de Jimin se estremeció al enfrentarse a los ojos marrones que nunca habían sido tan sombríos.

—Soy un hombre que puede sobrevivir incluso si soy abandonado en el Amazonas.

Las palabras de Jimin eran verdaderas, no un engaño. Por eso sobrevivió tanto tiempo en el bosque mientras huía.

—Así que no te preocupes, esto no me pondrá en peligro.

Al ver a Jimin hablar con calma, se sintió un poco más aliviado. ‘Sí, mi omega no es sólo una persona frágil’.
Jimin incluso le dio unas palmaditas en el hombro como señal para que no se preocupara, y Jungkook se sintió realmente aliviado. Y feliz. ‘Este increíble omega es mi compañero. No me abandonó y se quedó conmigo a pesar de mis pecados’.
Sin embargo, contrariamente a la promesa de Jimin, el parto fue un terrible desastre.
Los médicos iban y venían para informar a Jungkook de la situación. Jungkook estaba tan fuera de sí que no podía entender ni la mitad de lo que decían.

Las palabras que alguien dijo: ‘La madre está en peligro’, resonó como una sentencia de muerte para Jungkook. Era difícil entender por qué Park Jimin debía sufrir tanto dolor.
Y se volvió loco al pensar que si no lo hubiera conocido, no lo habría pasado tan mal. Todo era culpa suya. Él era el que debería de estar sufriendo.

Mientras daba vueltas frente a la sala de partos, Jungkook llegó a recordar su vida. Sin embargo, sin importar cuanto lo pensara, no hizo nada malo ni lastimó a otras personas aparte de Jimin. Hubo ocasiones en las que mucha gente hablaba mierda sobre la personalidad de Jeon Jungkook, pero todos eran solamente cotilleos cobardes de los perdedores.

Por mucho que lo pensara, lo único que hizo mal fue tratar tan horriblemente a Park Jimin. Así que era una locura pensar que Jimin era quien estaba sufriendo el castigo.
Si fuera creyente, habría rezado de inmediato. Sin embargo, confiarle la suerte a lo desconocido no era la mejor forma. En su lugar, optó por agarrar al doctor por el cuello.