El deber es la muerte del amor

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Estaba acostumbrada a los banquetes vastos y abundantes de oldtown, al igual que el esplendor de los torneos y la elegancia de los bailes de la nobleza, pero nada se comparaba  a una boda real targaryen y la coronación de una nueva reina. El sueño de toda dama con aires de grandeza era convertirse en la mujer mas influyente del reino, sin importar si el novio le doblara la edad o le escaseara la cabellera platinada.  Joyas que le hacían juego a su pelo rojizo y resaltaba la blancura de su piel. Vestidos de seda y encajes que alzaban su figura y tenían los colores rojo y negro, un sequito de doncellas que atendían sus necesidades. La mayor parte de su tiempo estudiaba con la septa ___ quien la instruía en las etiquetas y composturas de  la dama principal de la corte y sus deberes como esposa del rey y reina de los siete reinos, también intensifico sus estudios por la historia de la casa targaryen.  

Vivía una pesadilla disfrazada de sueño de verano.  Nunca se había sentido tan sola desde el dia en que falleció su madre.  Cuando tuvo un atisibo de valor  y le suplico a su padre que cancelara el compromiso, que no se sentía lista. No había terminado de confiarle todos sus temores cuando el, con la voz mas fría y despectiva que le lanzo en su vida, le espeto

-El rey te escogió ¿Cómo te atreves a pedirme que desaire a la sangre del dragón ? ¿Acaso el rey de los siete reinos no es un hombre apropiado para mi muy amada hija, mi única hija? . Solo el pueblo común puede darse el lujo de casarse por amor, Alicent.

“Por amor… “ Sus mejillas enrojecieron. Nunca se habría atrevido a cuestionar sus verdaderos sentimientos por la princesa rhaenyra hasta el instante en que supo que su amistad se hizo añicos y la había perdido para siempre.  Así que se retiro de los aposentos de su padre y se dirigió al jardín, al árbol  donde rhaenyra y ella se echaban en el pasto a leer sobre la princesa nymeria y otras lecciones.

Rhaenrya ya no se dejaba ver en la corte. Pasaba sus tardes volando con Syrax y de vez en cuando sobrevolaba la fortaleza roja. Alicent solo veía al cielo con los ojos húmedos. No era la primera ni la ultima mujer a la que casaban a la fuerza, sin embargo, para hacer menos doliente la situación,  los nobles lo llamaban cumplimiento del deber. Así que tendría que tener suficiente valor para continuar con su funesto destino.

“Era solo mi amiga” se decía “¿Amor? No, la fe de los siete lo prohíbe. Es deshonroso y una abominación.  La princesa rhaenyra  heredara el trono de su padre y será la primer mujer en sentarse en el trono de hierro. Siempre estuvo fuera de mi alcance. Y yo sere su madrastra, la madrastra de mi amor perdido. Tal vez encuentre consuelo en apegarse a su deber como mujer y con ello entierre su devoción y amor heridos.

La balada del dragón y la reina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora