Remordimiento

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No tuvo que luchar demasiado para exigir una sepultura digna en las criptas de la fortaleza roja. Era una princesa Targaryen.  Enterraron los restos de Rhaenyra junto con los de su padre y madre.

Le habria gustado pudrirse en aquellas estancia con poca luz y en el olvido. Quería perderse entre los fantasmas de las personas que amó. Quería ver a sus hijos, quería reencontrarse con su madre y llorar en sus brazos.  Quería ver nuevamente los ojos de Viserys y suplicar su perdón.  Y de rhaenyra…

Habia muerto hace unos días, pero el dulce beso que compartieron  años pasados seguía prendado en sus labios. Ese amor juvenil que creyó enterrado en lo más profundo de su ser,  ese deseo prohibido, un pecado deshonroso para los dioses,  volvió a surgir, de una forma dolorosa y trágica.  No quedaba lo suficiente de ella para haberse aferrado a su cuerpo y llorarle hasta quedarse sin aliento, así que se resigno a apretar ese pequeño pergamino de Nymeria como una reliquia sagrada.  Después de aquello, le importo nada la mirada de la guarnición de su hijo.

-Regresenos a casa- Le oyó decir- He triunfado madre.

Fue un viaje incómodo. No se sentía triunfante con tantas pérdidas. Se sentía maldita.  Se perdió en sus pensamientos y recuerdos mientras llegaban  a desembarco del rey.

Su vida carecía de sentido, no quedaba amor alguno en su corazón, ni siquiera para su primogénito, un eterno recordatorio de sus sacrificios, de los deseos del reino, de la ambición de su padre, la razón por la cual el rey se había casado por segunda vez. La razón por la cual Aemma Arryn había sufrido tanto y fallecido poco después.

No hay mayor amor en la vida de una mujer, que su primer hijo.  Alguien lo había dicho cuando dio a luz a Aegon. Era un bebé sano y fuerte.  Viserys lo había adorado y lo cargo con mucho cariño.  Rhaenyra fue la última persona en felicitar a la reina. Al quedarse sola, se permitió darse cuenta que no se sentía dichosa. El niño comenzó a llorar. Le había pedido a una doncella que se lo llevará, estaba en su derecho, el parto le quito sus fuerzas por unos días.

-Jamás me has llorado asi- La voz de Aegon la regreso al presente.

-Eso no importa ya. Está muerta.  Hemos ganado-   e sentía un dolor en la garganta, le costaba fingir indiferencia cuando hace unos dias perdió la compostura.

-La amabas – replicó con amargura su hijo-  No te puedo culpar mucho, todos la adoraban. Viserys me habría mandado al muro por ello.

El habría muerto con ella. El no habría dejado que nada de esto sucediera. Mi querido esposo. ¿Cómo fue que llegamos a tales tragedias? ¿Me perdonarias?

Aegon soltó un quejido. Aún tenía heridas que sanar,, pero insistía en tratar de moverse por si mismo.

-Hay que irnos madre, quiero reunir al consejo pronto.  Quiero encargarme personalmente de mi pequeño sobrino.  Aún no olvidó a mis hijos.-

La forma en la que menciono lo último le dio un escalofrío a Alicent.

¿Qué piensas hacer con el último hijo de rhaenyra? ¿Acaso tu sed de sangre no se ha saciado?

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2024 ⏰

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