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"and for you I keep my legs apart
and forget about my tainted heart."














— ¡Vete al carajo!

Fue la última oración que salió de mi boca antes de azotar con fuerza la puerta de madera de aquella casa de mala muerte tras una acalorada discusión con mi ahora ex novio. ¿La razón? Nunca quiso crecer.

Nos conocimos en la preparatoria, el típico niño pesado que se creía genial por fumar marihuana y meterse en problemas; te trataba de la mierda y si tú querías quedarte, que dios te bendiga. Mi infierno duró dos años, donde cada día parecía encontrar una nueva forma de maltratarme tanto física como psicológicamente, arrastraba mi cuerpo y dignidad por los suelos solamente para mofarse con sus amigos del pedazo de carne con poca ropa que mantenía sumisamente a su lado en aquellas cuatro paredes con un pequeño colchón en el suelo, con más ácaros en su interior que relleno mismo.

Mis pasos eran acelerados, necesitaba urgentemente salir de aquel barrio pues eran las 2 de la madrugada y allí la delincuencia se daba a relucir desde las 12 del mediodía. Envolvía mis brazos alrededor de mi cuerpo, haciendo fricción con las palmas de mis manos en un intento de darme calor, la brisa corría y mi vestuario no me favorecía.

Sentí unas frías lágrimas nacer desde mis ojos y correr por mis mejillas hasta morir en mi boca, dejándome la sensación salada en la comisura de los labios. En mi interior se encarnaba una mezcla de rabia mezclada con tristeza, impotencia. Sabía que él no me quería en lo absoluto, que para él era un simple juguete, un trofeo con el que saciaba su necesidad de vez en cuando; sin embargo, la dependencia me ataba a él de una forma casi permanente; vivía en los recuerdos de nuestro primer año, cuando sus golpes eran caricias y sus manos rodeaban mi cintura, no mi cuello.

Cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde.

Pensé que ya nada podía ir peor, hasta que sentí una gota caer en mi frente; luego una, otra, cientos de ellas. Lo único que me quedó fue correr por toda la acera hasta salir al centro de la ciudad, donde mis nervios se apaciguaron mínimamente; al menos moriría de una hipotermia y no por un navajazo en el estómago.












Mi condición física no tardó mucho en abandonarme, haciendo que recostase mi espalda en uno de los fríos postes de luz ubicado en la avenida de la calle durante unos momentos, en lo que lograba recuperar la respiración y descansar lo suficiente antes de correr los 3 kilómetros que quedaban antes de llegar a mi casa.

No podía dejar de pensar en todo lo que había pasado, en cómo sería mi vida sin él porque sí, me lavó tanto el cerebro que genuinamente creía que sin él yo no era nada; a pesar de todo el abuso físico, mental y sexual al que me sometía al permanecer a su lado, me destrozaba la idea de abandonarlo pues sabía que "nadie me querría como él." Se encargaba de repetírmelo en cada oportunidad que se presentara.

A lo lejos logré ver las luces de un elegante auto último modelo color rojo acercarse lentamente; no pude identificar completamente el rostro del conductor, pero se notaba que era un hombre mayor, que curiosamente no tenía ningún tipo de compañía en el lado del copiloto o en los asientos traseros. Se detuvo justo frente a mí, con la ventanilla abajo.

Lo que me faltaba, que me confundieran con una prostituta.

El susodicho conductor se inclinó, dejándose ver por la ventana. Unos brillantes ojos avellana se encontraron con los míos en medio de la oscuridad de la ciudad; una de sus manos bien marcadas se agarraba del volante mientras la otra sostenía la palanca de velocidades. Era atractivo, he de admitir; aquella barba en forma de candado bien rasurada, su cabello largo amarrado en una coleta alta y el piercing en el lado izquierdo de su labio, el cual hacía bailar con la lengua mientras mantenía su mirada fija en mí; no me sentía incómoda, todo lo contrario, pues no me miraba con lujuria y perversión como había estado acostumbrada durante tiempo.

— ¿Quieres que te lleve a casa? Es demasiado tarde para que una señorita esté en la calle. Sube.
























jue 10   •    00:00
@enloquecerlos


























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𝐆𝐑𝐎𝐖𝐍 𝐔𝐏  ☆  Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora