Paso #4 - Pt. 2

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Paso #4 - Pt. 2: Presionar unas cien veces por minuto empleando todo el peso del cuerpo para hundir la caja torácica varios minutos.

"¿Por qué nadie me dijo que las personas que hablan con la verdad son las que siempre se quedan solas?"

—"Misread", de Kings of Convenience.

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1

No se necesita morir para ser un fantasma.

El contenido de la botella oscilaba de un lado al otro al compás del viento que ululaba en aquellos instantes, las ramas del olivo del jardín se tambaleaban sin remedio porque no tenían libre albedrío ante un clima como el de ese día. Los dedos del hombre no estaban afianzando realmente la botella que contenía el alcohol, pero el agarre era suficiente para que no cayera al suelo; a pesar de que era cristal, la probabilidad de que se rompiera en muchos pedazos era casi nula debido a que caería en el pasto.

La probabilidad de que se estrellara contra una superficie hasta reducirse a añicos, igual como lo hizo la botella que estaba bebiendo la noche que Hoseok lo encontró en el piano, no significaba demasiado.

Min Yoongi estaba sentado en una de las sillas de jardín que mucho tiempo atrás escogió de un catálogo junto a su familia, una media sonrisa apareció en sus labios al recordar a sus hijas diciéndole que tenía gustos de "viejito" y que la mejor opción era comprar las sillas de jardín que a ellas les gustaban. Como Yoongi y las chicas no podían llegar a un acuerdo, Seunghee intervino y logró que todos quedaran felices con el resultado, algo que ella hacía muy seguido y que también le salía bastante bien. Desde que Yoongi conoció a la madre de sus hijas cuando todavía era joven, cuando las canas y las arrugas formaban parte de un futuro lejano, supo que ella sería la indicada para hacer su vida eufemística un poco más fácil de llevar. Por supuesto que era un pensamiento egoísta, pero en aquel entonces el panorama se veía mucho más sencillo que ahora.

Yoongi nunca había llegado a sentir atracción alguna por las mujeres que conoció en el pasado, ni siquiera sintió "eso" con Seunghee, pero ella le transmitió algo muy diferente y mucho más valioso: paz.

Paz y tranquilidad fueron las cosas que sintió Yoongi por mucho tiempo, esos mismos sentimientos se acrecentaron cuando él vio los ojitos de las niñas que ella dio a luz. Yoongi amaba a Seunghee, pero no de la manera en la que un esposo debe amar a su esposa. Y aunque Seunghee era una excelente mujer, la mejor madre del mundo y una maravillosa esposa, Yoongi nunca podría verla como tal. Seunghee era poseedora de una magia especial para que las cosas siempre terminaran bien, tenía el poder especial de arreglarlo todo y de sacar una sonrisa de las peores situaciones.

Hoseok parecía tener el mismo poder, la diferencia era que Yoongi sí había logrado sentir un millar de cosas por esa mirada y esa sonrisa en muy poco tiempo. El tiempo que pasó con Hoseok y lo que vivieron juntos sólo representaba una gota de agua en comparación con todo el océano que navegó con Seunghee durante el tiempo que estuvieron casados.

Durante el tiempo que Jiho fue su enfermera jamás sintió la necesidad de hablar con ella o decirle más de lo necesario, incluso si ella era la más agradable de todas las trabajadoras que vio ir y venir, todas ellas renunciando al poco tiempo porque el señor Min era "grosero y déspota", así que el estar ahora en el jardín con una botella en la mano mientras se lamentaba por estarse hundiendo en la soledad era simplemente una ironía colosal, es decir, él jamás necesitó la compasión de las enfermeras a las que Seunghee les pagaba para que cuidaran de él, mucho menos deseó tenerlas a su lado en una tarde fría y solitaria como esta, bajo el cielo nublado. En cambio, ahora estaba apretando los puños con fuerza, enterrando sus propias uñas en las palmas de las manos mientras continuaba deseando que ese enfermero apareciera por la puerta.

Cómo salvar una vida: Paro cardíaco [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora