Paso #4 - Pt. 3

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Paso #4 – Pt. 3: Presionar unas cien veces por minuto empleando todo el peso del cuerpo para hundir la caja torácica varios minutos.

"Si sólo me recuesto aquí, ¿te recostarías conmigo y te olvidarías del mundo?"

—"Chasing Cars", de Snow Patrol.

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Parece ser que la vida se vuelve más difícil de llevar día con día.

Una acción tan natural como abrir los ojos por la mañana y poner un pie fuera de la cama ahora requerían de un esfuerzo sobrehumano, un montón de preguntas, en donde la que más figuraba era "¿Por qué?". Hoseok podía pasar muchos minutos, incluso horas, con el costado pegado a la almohada, pero los ojos bien abiertos, mirando la pared y deseando encontrar pronto una manera de hundirse para siempre en las sábanas y no tener que salir al mundo real otra vez sin tener a su madre o a su novia del otro lado de la puerta, tocando insistentemente y haciendo un millar de preguntas. Era aterrador, ciertamente doloroso, era extremadamente desesperante no tener una respuesta cuando alguien le preguntaba qué estaba mal con él, por lo menos no una respuesta digna de ser escuchada.

Era más desesperante tener la respuesta en la punta de la lengua, pero con los labios herméticos, sellados por el remordimiento, el miedo a todo eso que nunca terminó de entender o de conocer. Hoseok sabía que él era el único responsable de su doloroso silencio, por lo tanto, también era el único capaz de quitarse el candado que un día decidió ponerse para no pensar, para no sentir. A veces, sólo a veces, quería quitárselo, pero la mayoría del tiempo fingía que no estaba ahí.

Hoseok se levantó de la cama ese día con el letargo bien aferrado a su espalda, con el rostro inexpresivo y unas ojeras terribles que hacían que todo su semblante gritara que no estaba del todo bien, que llevaba mucho tiempo sin estarlo. Lo primero que escuchó fue su teléfono celular, avisándole de la llegada de un mensaje, y él sólo cerró los ojos y deseó no tener que lidiar con nada más, nunca. De hecho, no era un mensaje, eran muchísimos, la mayoría de su novia, quien quería saber qué diablos estaba haciendo como para no llegar a la cita que tenían programada para desayunar ese día. Sólo así Hoseok pudo darse cuenta de que ya eran las 10:30 AM y de que no había poder humano que pudiera detener la furia de Hyoyeon después de tener que esperarlo casi una hora. Incluso si no quería, si lo último que deseaba hacer era salir y fingir que se sentía bien, se dirigió al baño y después a arreglarse lo más rápido posible para encontrarse con ella.

Subió al automóvil que recién había podido comprar con los ahorros de su último trabajo y se dispuso a conducir bajo el cielo brillante con la mente vacía. El sonido proveniente de la radio no lograba mover ni una mínima fibra dentro de él y las miradas con las que ocasionalmente se topaba durante el trayecto le parecían estar huecas, carentes de vida. Hoseok tuvo la idea fugaz de que él era el que se sentía hueco y sin vida, pero lo ignoró sin pensarlo porque él se sentía bien, ¿no? Él no tenía razones para sentirse así.

Al llegar al lugar y ver desde afuera que Hyoyeon estaba sentada en una de las mesas posicionadas en la terraza del establecimiento con los brazos cruzados y la mirada llena de furia, Hoseok supo que lidiar con ella le costaría mucho más trabajo que cualquier otro día o en cualquier otra situación. Ese era simplemente uno de esos días difíciles en los que le costaba trabajo verse al espejo o mantener los ojos abiertos durante mucho tiempo; ya se las arreglaría para poder sobrellevarlo como siempre, como llevaba haciéndolo los últimos ocho meses.

Terminó por hablar con la persona de la entrada, quien tuvo que repetirle las cosas dos veces porque Hoseok no pudo mantener su atención en él por mucho tiempo, y subió los escalones hasta llegar donde estaba su novia. Hoseok llevaba aproximadamente cinco meses saliendo "formalmente" con ella, la había conocido en una de sus constantes visitas a la casa de su madre, las cuales realizaba con más frecuencia ahora porque ella insistía que no estaba bien pasar tanto tiempo solo. Al final de cuentas, Hoseok terminó aceptando ir a comer a casa de su madre por lo menos una vez a la semana porque sus pensamientos -y recuerdos- en la oscuridad de su habitación siempre terminaban jugándole una mala pasada. Un día vio a Hyoyeon en una de las casas cercanas a la de su madre, y aunque estaría mintiendo si dijera que ella no le pareció hermosa, la verdad es que la mujer no despertó ni el más mínimo interés en él. Se topó con Hyoyeon varias veces más después de la primera y terminó aceptando ir a tomar un café con ella porque se dijo a sí mismo que tal vez ya era hora de dejar de sentirse miserable. Hoseok ahora se decía que tener una novia sí había funcionado, pero la verdad era que no.

Cómo salvar una vida: Paro cardíaco [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora