CAPITULO 1

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La soledad se busca por
Tres razones;
Para sanar heridas,
Para encontrarse a si mismo,
O para quitarse la vida.

Vásquez Uriel
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El nuevo comienzo.

Camelie.

¡Ya voy! —digo por tercera vez a Doménico.

— Llevas como media hora diciendo eso, rápido.

Dice desde el primer piso mientras yo todavía no me he terminado de arreglar el cabello.

Cómo cosa rara suelto el cabello negro que cae encima de mis hombros, los mechones plateados los escondo tras mi oreja reluciendo unos aretes de rubíes que me regaló Mikele.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras con una tranquilidad impresionante mientras Doménico me mira con una expresión que no distingo muy bien.

— Baja más lento, solo si quieres, sin presiones —dice mientras mira el reloj—. No te lo tomes tan enserio y baja ya.

Termino de bajar las escaleras y cuando paso a su lado le doy con el cabello en la cara, una leve risa se le escapa y a mi también.

Subo a la camioneta y él viene atras mío. Me he sentido bien con él, muy bien, como quiero a Doménico.

La camioneta nos va a llevar a la pista de despegue para tomar el jet privado que nos llevará a Summum, justo el día de mi cumpleaños.

En los dos años y medio que he estado por fuera han hecho fiesta de cumpleaños en mi honor, algo que aprovecharé a mi favor.

— ¿Te sientes preparada para ir, principessa?

Volteo la cara y veo su perfil, su nariz respingada y su mandíbula marcada dan un aire de galán, y lo es, ¿Por qué negarlo?

— Estoy preparada, Domi.

Mi voz sale con mucha más seguridad que la que tengo. Asiente y no pregunta más al  respecto.

Entre conversación y conversación llegamos a la pista, subimos al jet y varios escoltas vienen atrás, nos ubicamos en los últimos puestos y uno de los escoltas cierra la cortina que nos divide.

Doménico toma asiento en la última fila y yo enfrente de él. Reclina su asiento y copio si acción, no sé por qué.

— Si no estás segura lo podemos posponer, Principessa.

Dice Doménico de la nada, alzo la cabeza para tratar de mirarlo y él sigue ahí con el antebrazo en los ojos.

— Estoy más que segura, Dom.

Veo que asiente levemente y no vuelve a emitir palabra en ese momento.

Yo no sé si estoy segura, lo estoy dudando mucho, pero eso no se demuestra, ya tomé mi decisión y así se va a quedar, mi palabra pesa y yo no me retracto.

Puedo decirle que estoy dudando, claro que sí, pero no lo haré, solo por el hecho de que si lo digo empiezo a dudar más y es algo que no quiero. De verdad quiero ir a Summum.

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Despierto con Doménico moviéndome de lado a lado, al ver a mi alrededor el jet está vacío y estacionado.

— Pensé que estabas muerta, ¿Cómo pudiste dormir tanto tiempo?

Simplemente alzo los hombros restándole importancia. Me levanto y voy hacia el baño, ahí me enjuagó la boca y medio me arreglo el cabello.

Al salir veo a Doménico parado en el mismo lugar, con una seña él baja del jet y yo empiezo a dudar. En mi cabeza se repite muchas veces que no estoy lista, pero no le hago caso y bajo del jet completamente.

Al salir veo a camionetas negras esperando por nosotros con la puerta abierta y Doménico dentro, subo en ella y segundos después se pone en marcha.

— ¿Estás segura?

— Lo estoy.

LO INEVITABLE DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora