CAPITULO 3

96 10 7
                                    

Siempre quise a alguien
que se quedará
aún sabiendo
lo desagradable que podía ser.

-Charles Buttowski
_____________________________

Desconocido.

La lluvia cae en mi piel, el cabello se me pega en la frente por el sudor o por la lluvia.

El cansancio poco a poco se hace presente después de más de 5 horas entrenando. Entrenó para distraerme, para dejar de pensar en sus ojos, el verde de sus ojos que brillaban al mirarme.

La imagen de ella pasa por mi mente y cierro los ojos profundizando el pensamiento, su sonrisa, su cabello, simplemente ella.

Ella, la única que se quedó aún sabiendo lo desagradable que podía ser, la única que siempre estuvo ahí.

Dejo todo tirado y entro a la casa, bajo directamente al sótano sin importar que moje todo a mi paso. Quito el cuadro de la pared, pongo la clave de la caja fuerte que se abre revelando la llave en su interior.

Tomo la llave abriendo la puerta de acero frente a mi, la puerta se abre y en mi campo de visión aparece Lizzie.

- Lizzie, Lizzie, Lizzie -canturreo su nombre-. ¿Sigues sin querer hablar?

- ¡Todo por esa puta! -dice entre quejidos- ¡¿Que le ven?!

- Lo que tú no tienes, Lizzie.

- Suéltame, por favor -dice sollozando-. No sé nada, de verdad, créeme.

- Lizzie, estoy de buenas hoy, así que te daré la oportunidad y te pregunto nuevamente.

Lizzie niega con la cabeza y yo asiento acercándome a ella.

- ¿Lizzie, dónde está?

- ¡No lo sé! -se desespera- De verdad créeme.

Niego con la cabeza mientras me acerco a la mesa donde hay múltiples instrumentos de tortura.

Tomo una jeringa con aceite de cocina y me acerco a ella dejando caer un poco del producto.

- ¿Necesitas tu dosis? -le pregunta mientras me acerco a su cara.

- No, no, basta -lloriquea-. Basta, por favor.

Inserto la jeringa el su mejilla derecha con brusquedad y exprimo todo de una vez.

- ¿Otra? -pregunto.

Niega llorando y yo asiento. Me acerco nuevamente a la mesa y vuelvo a rellenar la jeringa de aceite. Me vuelvo acercar a ella y niega llorando.

- No, por favor.

- Sí, no vez que tienes una mejilla más grande que la otra.

Le entierro la jeringa en la otra mejilla y da un leve brinco.

- Yo te digo, pero por favor, ya.

Le desentierro la jeringa y la pongo nuevamente en la mesa, arrastro una silla y la coloco frente a ella sentándome ahí.

- Cuéntame, Lizzie.

_____________★____________

Lizzie me da todos los datos para llegar a la casa de seguridad, salgo se ahí abajo los gritos desesperados de Lizzie.

Subo las escaleras hasta la habitación donde me ducho y me cambio de rapidez para salir hasta donde me dijo Lizzie.

Salgo de la casa y me subo a la moto, me pongo el casco y empiezo a manejar hacia la ubicación que me dio Lizzie.

El viento choca en las partes expuestas de mi cuerpo, mientras manejo pienso en todo lo que estoy haciendo y el por qué dándome ánimos, porque de verdad quiero renunciar, solo quiero ser feliz con ella.

Después de casi dos hora recorriendo las calles de Rusia por fin llego a la casa de seguridad.

Escondo la moto detrás de unos árboles que rondan la casa, me bajo y camino al rededor de todo el lugar.

No hay nadie, la casa está sola, la barrera de seguridad solo es un muro que no es muy difícil de volar y lo hago, me vuelo el muro quedando dentro de la mansión, que no entiendo por qué está tan insegura.

Entro al interior de la mansión y todo está completamente oscuro, no hay nada del otro mundo y al parecer nadie.

Subo con cuidado y veo un montón de puertas, voy hasta la del final que es una biblioteca, al abrir las puertas hay un montón de libros en una mesita, me acerco y leo por encima de que tratan.

Hay múltiples libros, y ninguno me llama la atención, los reviso por encima y tomo el más grueso en mis manos.

- No te muevas -dice una voz femenina la cuál reconozco entre miles-. Date la vuelta.

Dice y lo quiero hacer, de verdad que sí, pero no lo hago y solo niego con la cabeza.

- Date la vuelta dije -vuelve a repetir y ahora escucho como le quita el seguro a el arma.

LO INEVITABLE DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora