CAPITULO 4

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El que parece bueno es malo,
el que parece malo es bueno,
o simplemente nadie es nada,
es algo que no se
puede definir.

—Camelie Shellbia.
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¡¿Qué?!

Camelie.

— ¿Quien es él? —vuelvo a preguntar.

— ¿Enserio no sabes? —habla Brenly.

— Si supiera no estuviera preguntando —respondo cortante.

— Es Lizzie.

— Mucho que sé quién es Lizzie.

— Mira la carpeta que hay ahí, ahí lo dice.

Brenly señala la carpeta que tomo en mis manos mientras Doménico hace algo en su celular,  no se que hace, pero ha estado ahí mucho tiempo.

Al abrir la carpeta en la primera hoja aparece la foto de esa tal Lizzie, la chica con el cabello rubio hasta más abajo de la cintura, sus ojos azules transmiten pureza, su piel pálida da una sensación de que no toma sol, pero que se cuida; si la ves parece que no rompe ni un plato.

Paso a la siguiente hoja donde quedó sorprendida por lo que hay, es un expediente criminal de Lizzie, y muy extenso. Prostitución, venta de sustancias ilegales, asesinato, desaparición, lavado de dinero; una verdadera fichita está mona.

— ¿Que tiene que ver esto conmigo? —pregunto sin entender.

— Lizzie por así decirlo es la mano derecha de Leo en sus negocios ilegales.

¿Me sorprende? No, o bueno, sí, solo el hecho de que ella tan inocente que se ve haga todo eso. Por eso dicen que las apariencias engañan.

—También es reconocida por las subastas de esclavas que hace todos los sábados en Europa, pero ha estado ausente y nadie sabe el por qué —habla Doménico sin levantar la vista del celular.

— ¿La conoces? —pregunto.

— Sí, lavó dinero para mí unas dos veces, de ahí hemos perdido contacto.

Asiento y sigo revisando todo, y hay cosas importantes, pero que ahora no tienen mucha relevancia. Tomo una memoria USB en mis manos y la inspeccionó por encima.

Me levanto de mi asiento y voy hacia mi closet, abro una de las gavetas sacando mi computador; lo tomo y me siento en la orilla de la cama encendiendolo en el proceso.

Al prender coloco mis contraseñas y espero unos segundos a que carguen los archivos; cuando terminan de cargar conecto la memoria USB.

Abro el único archivo que tiene llamado “183509” ¿Significa algo? No lo sé.

Al abrirlo aparece una ubicación y el plano total de la ¿Casa? ¿Mansión? Ni idea. Pero es muy grande.

— Nos vamos.

Pronunció esas palabras y los chicos que estaban hipnotizados con sus celulares me quedan mirando.

— ¿Para donde? —pregunta Brenly.

— Para aquí.

Volteo el computador y los chicos se acercan a ver asintiendo en el proceso.

Bueno... Nos vamos.

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— Date la vuelta dije —repito quitándole el seguro al arma.

La persona frente a mi no mueve ni un músculo, pero siento que sonríe a pesar de que me esté dando la espalda.

Lentamente se voltea con la cabeza gacha, su cabello oculta todo su rostro y solo deja una pequeña parte al descubierto, la luz de la luna contraste con su piel pálida.

Levanta levemente su cabeza hasta mostrar sus labios los cuales me dan una sonrisa completa, algo en mi hace corto circuito y bajo el arma automáticamente.

Al hacer eso de la nada sale corriendo antes de que me dé cuenta, entra y sale como si conociera esto como la palma de su mano, en una de esas entra a una habitación atrancando la puerta por completo, trato de derribarla hasta que lo logro.

Nada... Eso es lo que hay en esa habitación, la única salida es la puerta por la que entré, no hay ventanas no hay nada.

Cierro la puerta y saco una linterna la cuál me ayuda a ver mucho mejor, reviso con la linterna en una mano y el arma en otra.

Cada esquina, cada mueble, todo lo reviso y no hay nadie, siento una risa y mi mirada se dirige a un conducto en el techo y ahí lo veo, me lanza un beso y desaparece de ahí.

Bajo corriendo a ver hacia donde lleva ese conducto, al bajar los chicos me preguntan que pasó y no respondo nada solo le quitó los planos a Doménico y ahí está el conducto, ese conducto tiene seis salidas diferentes, no se hacía dónde cogio.

— Maldita sea —digo agarrándome el cabello.

— ¿Que paso, Principessa?

— ¡Se me fue! —respondo caminando de aquí para allá.

— ¿Quien se te fue?

— ¡No lo sé! Solo se me fue.

Un silencio se instala y yo sigo caminando con las manos en mi cabeza pensando en quien era ese o esa...

— Vámonos —digo y todos quedan sorprendidos—. Aquí no hay nadie, y nadie vendrá quien viene será un mandadero porque a estás alturas ya Leo debe saber.

Asienten y nuevamente todo se echó a perder, salimos de ahí y estando por abordar la camioneta volteo a ver y ahí está, en la distancia y oscuridad está ahí, se despide y vuelve a desaparecer de mi vista.

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¡Holi, mis amores!

Bueno, vengo a disculparme por no actualizar seguido y por dejarlos así, está historia va a tener mucha trama así que no hagan tantas teorías que se estrellan y nonono.

¿Que opinamos de él o ella?
Yo creo que es un personaje al cual le deberíamos dar desarrollo, ¡Ay, lo amoooo!

Por cierto, necesito ideas para promocionar este libro, help!

Beshitos rojos 💋

Con amor, Shalú Muñoz.

LO INEVITABLE DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #2] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora