CAPÍTULO 1 - ¿Quién dice que los viajes en auto no son autoreflexivos?

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Para mí, las mañanas antes de agarrar el coche con mi mamá y dirigirnos a la universidad me parecen siempre extrañas, no sé como identificar lo que siento mientras subimos mi equipaje en la maletera y mi madre me menciona lo típico que haría una madre cuando su hija se separa de ella los siguientes meses: ¿Empacaste lo suficiente? ¿Qué hay de los productos de higiene?...Sé que es su armadura para que la pena de quedarse con mi padre y con el nido vacío no la consuma, pero hoy estoy demasiado pensativa para adoptar mi típica postura de ira de "he hecho esto muchas veces antes".

El día está gris, las nubes blancas que acompañaban el cielo de verano junto con el sol resplandeciente están empezando a ser escasas. Me agrada, teniendo en cuenta que he tenido suficiente del verano, estoy lista para que el clima y todo lo que el otoño involucra me abrace. Además, el paisaje de camino a mi universidad es perfecto como fondo para sumergirme en mis pensamientos y aclarar por qué estoy tan rara el día de hoy.

Como mi madre desea tener todo calculado antes de irnos y mi padre trabaja temprano el día de hoy, me hizo despedirme en la madrugada; tal vez un mensaje de despedida mientras viajaba de camino a la universidad hubiera sido mejor, pero sé que con mi ella en cualquier tipo de conversación y situación es imposible ganar. Subimos a la camioneta gris, verificamos que nos encontramos cómodas y preparadas para que las siguiente hora y media simplemente nos enfoquemos en llegar con vida al campus.

Mientras recorremos parte de la ciudad y carretera, tomo el café caliente que mi madre preparó en la mañana (algo bueno tuvo su planificación rigurosa del día de hoy). Disfruto del sabor amargo y reparador de la bebida, y a la vez me pongo a pensar en cómo comencé emocionalmente las vacaciones, con tantas dudas de mi presente y futuro, por qué me sentía tan sola estando acompañada y que era lo que faltaba para que me encontrara plena. Recuerdo haber pasado por todas las etapas de duelo, a pesar de que no hubo ningún rompimiento; aclaré que era lo que podía ayudarme a sentirme mejor. Decidí que este nuevo semestre me iba a mirar con otros ojos, el campus iba a acoger a alguien más segura y dispuesta a que todas las experiencias buenas y memorables de los jóvenes que he visto infinidades de veces en la ficción me ocurran. A partir de esa develación, me esmeré en cuidar de mí misma, dejé atrás malos hábitos, como revisar redes sociales constantemente mientras comía frituras y maldecía a las personas que documentaban exageradamente los momentos más felices de sus vidas. A su vez, me reconecte con mi pasatiempos preferidos, llené casi por completo la bitácora que me había comprado hace un año diciendo que eso me iba a sacar de mi bloqueo creativo, como vieron el efecto fue retardado. También, ahora solo consumía contenido que me hiciera sentir feliz, aunque mi corazón empedernido aún seguía prefiriendo torturarme al elegir comedias románticas; entre otro tipo de actividades que hicieran que sanara. Además, a comparación de años anteriores, el tema de querer enamorarme ya no era prioridad, ahora intentaría enfocarme en otros asuntos mucho más productivos, aunque sí sucedía no me opondría.

Pasamos por una curva pronunciada y un bache con la profundidad de mis disociaciones me hizo volver a la realidad, el paisaje digno de ser las portada alternativa del disco de "Folklore" de Taylor Swift me hizo sonreír levemente por su majestuosidad, antes de escuchar a mi mamá tararear una de sus canciones favoritas, volteando hacia ella.

-¿Cómo es posible que no te canses de escuchar esa canción?- dije sin intención de ofenderla.

-Por favor August, esto es poesía para mis oídos.

-Madre, es Madonna, se que es un ícono pero tampoco no hay que idolatrar- dije riendo porque ni yo me lo creía.

En ese momento mi mamá aumentó el volumen y el coro de la canción "Crazy for you" de la reina del pop sonó como un golpe de dopamina en mi cuerpo, cantamos a todo pulmón: "Because I'm crazy for you, touch me once and you'll know it's true...". Momentos así y ver a mi mamá con los ojos resplandecientes, me hacen recordar que es por ella que soy una romántica sin cura a más no poder.

-Tu playlist de "Los mejores veranos son los que fueron en los 80's" nunca fallan.

-Es verdad- dijo con esa sonrisa auténtica que tantos familiares dicen que heredé aunque para mí era irrepetible. -Este tipo de canciones son las que se reproducen en mi mente, cuando pienso en mi juventud ¡Qué tiempos!

Me quedo callada, y la admiré por un momento, mi mamá nunca ha sido tan abierta a comentar todo lo que hacía a mi edad, pero al verme los sábados en la noche en pijama viendo realitys de Netflix como una marmota en su cueva, su mirada lo decía todo. Sus recuerdos de ella a mi edad no eran ni por asomo a cómo estaba viviendo mi juventud.

-Cariño, ¿cómo te sientes de volver a tu universidad? Debe ser emocionante ¿No?- Me codea ligeramente y hace una expresión pícara.

-Pues supongo que bien, ahora tengo que cubrir con algunos créditos de más para ser alguien destacable cuando haga pasantías...

-¿Escuchaste correctamente mi pregunta?- alzando una ceja.

-Qué quieres que te diga, me reencontraré con mis amigas, estudiaré, iré a uno que a otro evento estudiantil, lo típico.

Se quedó callada por un momento, - Dónde esta el espíritu de "wow, súper emocionada mamá, los estudiantes de tercero tienen más actividades que los de primero o segundo año, sobre todo sin supervisión. El tercer año para mi fue uno de los más fascinantes- dijo riendo.

-Ya te has respondido.- la interrumpí con el objetivo de que no siga con el mismo discurso de que ella era la más divertida, valiente y alma de la fiesta de las dos.

Sé que me había propuesto que este año las cosas van a ser diferentes, pero mi madre generalmente empieza a colmar mi paciencia repitiendo las conversaciones que incluyen como mensaje subliminal de que "tengo que salir de la caja" o ser más extrovertida. Pasamos por un silencio mutuo durante unos minutos, cuando de repente me reprendí mentalmente ¿Cómo es posible que rechace ese tipo de situaciones con tan solo escucharlas? Tal vez soy cerrada conmigo misma y dura con mi madre. Me dispuse a continuar con la conversación que quise que acabará hace un segundo:

-Tal vez tienes razón, quizá te haga caso este año.- la miré con apoyo y ternura.

Damos vuelta a la izquierda y entramos a la autopista auxiliar, notó el cartel que indica que la emblemática universidad Tamasys se encuentra a cinco kilómetros, ya estamos llegando.

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Autora comenta: Hola!!! Espero que estes disfrutando. Esta semana, actualización del capítulo 2. Se vienen cositas, si supiera August lo que le espera...👀

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Perfecta manifestaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora