El día comenzó tranquilo, sin la confrontación silenciosa, que se estaba volviendo un hábito, con Sophie por las mañanas en la habitación. Agradecía que sus prácticas madrugadoras de voleibol hayan comenzado. Caminé a lo largo de la universidad emocionada por lo que se avecinaba. Las clases de mi especialización en animación estaban por comenzar, llegué y aún había asientos por ocupar, a la lejanía se podía ver el bolso de la Sra. Brimnes y unos cuantos papeles regados en su escritorio. Me ubiqué en el centro, a una distancia prudente de la maestra y el estrado del salón, ni tanto que no escuchara nada y me tomaran por una estudiante "relajada", o tan cerca para que lo primero que viera fuera a mí con una diana en la frente.
Saludé a algunas personas conocidas que entraban apresuradamente por la puerta, amigos que había hecho a lo largo de la carrera, decidieron acompañarme alrededor de mi asiento. Estaba casi a la mitad de mi especialización, aún faltaba todo este curso y el siguiente; pero era en esta etapa donde las cosas se ponían más competitivas. Saqué mi cartuchera de colores chillones que tenía desde el primer curso, mi bitácora de dibujo y mi laptop para estar preparada a lo que me aguardaba. Noté que las ansias estudiantiles que no había tenido el primer día empezaban a arremolinarse en mi estómago. A pesar de la incomodidad, lo tomé como una buena señal, hacía tanto que no me emocionaba por una nueva asignatura en la universidad. Ni recordaba cuando había sido la última vez. Tuve un buen presagio.
Se oyó un portazo, no sabía si era intencional o culpa del aire que se filtraba por el pasillo. La profesora Brimnes había entrado, con su famosa cara de pocos amigos que era rumoreada entre mis compañeros de facultad.
Llegó a la mitad del estrado y escribió su apellido en mayúsculas en el pizarrón.- Soy la Sra. Brimnes. No se les ocurra llamarme de otra manera.- dijo. Ni siquiera habíamos comenzado con la clase, pero ya se le notaba cansada.- De tan solo entrar he notado sus caras de mimados por el profesor Grayson. Desde ahora les digo que esas confianzas, anécdotas laborales y plazos de entregas de trabajos más extensos no tienen cabida en mi clase y en lo que queda de especialización de animación conmigo.- señaló tajantemente.
La emoción estaba perdiendo fuerza y ahora ocupaba su lugar la ansiedad y el temor. Era mi primera vez llevando clase con la Sra. Brimnes; ella únicamente se encargaba de las asignaturas de la segunda mitad de la especialización en animación. Quién diría que clases que requieren de dinamismo y cierta diversión para la creación de historias, personajes y escenarios fuera dictada por aquella mujer que al parecer carecía de carisma y sensibilidad humana. El mencionado Sr. Grayson, a quien en estos momentos estaba criticando, se había encargado de dar las primeras asignaturas de la especialización. Él era un amor de persona, su carisma y conocimiento de los temas reconfortaba cada vez que uno entraba a sus clases; pero como todo lo bueno, siempre es temporal.
-Antes de empezar con la prueba sorpresa, quisiera agregar algo.- se recolocó sus lentes de lectura; era una mujer que aparentemente bordeaba los cuarenta, o su estilo la hacía parecer de esa edad.
Ante esas palabras era inevitable que todos volteáramos para mirarnos confundidos y enojados. En definitiva, había seleccionado un buen asiento, el cual no dudaba dejar por unos cuantos más atrás para la siguiente clase. De estar tan alegres, no mimados (como había dicho Brimmes) con nuestro anterior profesor; ahora al parecer el universo buscaba equilibrio, trayéndonos a una maestra de la "vieja escuela".
-Ustedes ya están por la mitad de la especialidad y como sabrán en las especificaciones académicas de la carrera de diseño gráfico se requiere de pasantías en la mención que hayan escogido, que es animación. Claro está.- su bufido resonante por la acústica de la clase me había despertado de mi caída mental hacia el miedo absoluto.
Las pasantías, era algo a lo que venía preparándome desde vacaciones. A pesar de todos los "grandiosos" sucesos que me habían estado persiguiendo desde el curso pasado, no dejé que eso afectará mi plan de cinco años, y con eso conseguir un buen estudio de animación en el que pudiera hacer prácticas. Qué podía decir, era un arma académica y amaba la validación académica, sin importar que todo últimamente alrededor se desmoronase.
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Perfecta manifestación
RomanceA August siempre le han comentado que la universidad es la etapa más inolvidable que una persona puede vivir, donde empieza la independencia y descubre quien quiere ser; pero a quién queremos engañar también es para experimentar el primer amor, o má...