CAPÍTULO 7 - Encrucijadas a favor de la amistad

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Segundo año de universidad, a comienzos...

Me encontraba en el pabellón de psicología, junto con Sophie, esperando a que la clase de Sara terminara. Cada vez que íbamos por esa parte de la universidad me sentía una intrusa o parte de un sueño en el que no encajaba, pero del que quería saber más. Mi carrera era exclusiva de la zona moderna, eso de que necesitábamos computadoras, tabletas gráficas, y en sí la modernidad en su máximo esplendor. Por lo que, eran pocas las veces que visitaba esta área, solo venía por aquí para ir al club de arte o ver a mi amiga. El ambiente aquí era acogedor, no tan distante como los edificios pálidos contemporáneos donde estudiaba; la arquitectura tradicional me encantaba, los ladrillos expuestos, los arcos y la vibra de que viajabamos en el tiempo. Era hipnotizante ver a otras personas que estudiaban algo distinto a lo mío, me hacía ver mucho más allá del camino que había elegido seguir.

-No entiendo. Si Sara nos estaba buscando "urgentemente" porque no sale rápido de su clase.- Sophie estaba a mi costado notablemente impaciente, movía uno de sus pies repetitivamente. A diferencia mía, estar en un lugar que no fuera como el área de diseño, es decir sin colores saturados y esculturas conceptuales sueltas por ahí, la hacía ponerse incómoda; eso o tal vez quería ir al baño.

-Me acaba de mandar un mensaje, ya está saliendo.- intenté calmarla.

-Já, parece como si no la conocieras.- Se quedó mirando a la clase de al lado.- ¿Te acuerdas del primer semestre? Cuando hacíamos las asignaturas generales en este tipo de lugares, en definitiva es una pesadilla que no quiero recordar.

-Ay vamos no fue tan trágico.- Recordar el primer semestre me ponía en una nostalgia agradable y dolorosa a la vez. Parece haber sido en otro espacio temporal, era impresionante cómo había cambiado en menos de un año mi círculo de amigos, motivaciones y yo como tal. Todo se hacía cada vez más distante, pero las emociones que se vinculaban a esos recuerdos seguían a flor de piel, sobretodo las que lo vinculaban a él. A quién quería engañar, me lamentaba diariamente por lo que había sucedido. Tenía mi vida universitaria de ensueño y la había perdido por cobardía.

Generalmente, cuando uno habla de su primer año, especialmente del primer semestre, piensa en lo ridículo que era y las cosas que no volvería a hacer. En mi caso, lo recuerdo como en el que fui más auténtica. Ahora todo había cambiado, ya no me sentía igual, solo vivía por y para el estudio, me faltaban ganas y el espíritu que me caracterizaba se estaba perdiendo; y lo peor de todo, era que sabía perfectamente la razón. Estábamos comenzando un nuevo año, tal vez podría encontrar otra cosa con la que distraerme y no pensar en ello.

-Al menos nos conocimos.- proseguí e hice un gesto de "es lo que había".

-Y fue lo mejor que Tamasys y su falta de aire acondicionado me pudo dar.- me abrazó como siempre lo hacía, la sentía como la hermana que nunca tuve.

-Oigan yo también quiero.- Sara al fin había salido, caminó a grandes pasos de la puerta de su clase y se unió a nuestro abrazo sororo reglamentario cada vez que nos veíamos. Conocí a Sara poco después de Sophie, pero habíamos congeniado a la perfección.

Oímos a la lejanía un silbido masculino que sexualizaba la situación y decidimos separarnos, no por él imbécil que había hecho eso, sino por la falta de aire que nos generamos y efectivamente la escasa ventilación de la que Sophie se estaba quejando.

-Cómo están las bellezas de la zona.- Sara nos dio un vistazo insinuante y una mueca burlona.- ¿Listas para comer?

-Oh por Dios sí, Sophie ya me estaba viendo con ojos como si fuera una big mac.-nos reímos y nos dirigimos a la zona de picnic de la universidad.

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