───capítulo XXVII.

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Después de aquella noche de navidad, en donde los hermosos copos de nieve danzaban junto con el viento, empezaron los afanes por la gran noche de año nuevo. 

Pero antes que nada, hablemos de un asunto pendiente relacionado a las Daaé.

A pesar de que la menor se fue en busca de cierto hombre enmascarado, la mayor de ellas dos aprovechó para dejar algo en la habitación de la otra. Quizá no era el regalo más grande y despampanante, pero era algo que había sido hecho con amor.

Gabrielle se percató de una pequeña bolsa aterciopelada de color azul rey que había sobre su almohada. Al lado de ella había algo que daba la apariencia de una carta.

La chica de orbes azules arqueó una ceja al tomar aquel trozo de papel en sus manos. Desde que se habían vuelto a encontrar con su hermana mayor, esta nunca había tenido un detalle cercano. Era raro, pero a la vez... ¿emocionante?

La pequeña Daaé se sentó en su cama, mientras se concentraba en la caligrafía impecable de la vizcondesa.

"Gabrielle:

Quizá esto es bastante extraño para ti, porque no había llegado a darte algo tan cercano y hecho por mí. Te pido, por favor, que me tengas un poco de paciencia... hay cosas que sanar, asuntos que arreglar. 

Uno de ellos, eres tú.

Cuando me enteré de tu llegada al mundo, fui naufraga en medio de una mar de emociones. Tenía cuatro años, había sido la princesa de papá mucho tiempo; me era difícil imaginar una vida compartiendo mis cosas con alguien más.

THE MUSIC OF THE NIGHT | Fantasma de la óperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora