Luz

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Shoto...

señor Shoto...

... señor Shoto, Despierte!

Después de varios intentos, aquella voz logró traerle de vuelta. Al parecer, había tenido ese sueño de nuevo. Mejor dicho, ese recuerdo. Siempre que lo tenía se sentía tan cansado, como haberlo vivido todo otra vez. No era nada reparador. Sin embargo, al abrir los ojos y por fin acostumbrase a la intensa luz que se colaba desde sus delgadas cortinas, pudo ver aquel rostro. Ese que en sus sueños siempre era borroso. Ese que con aquella mirada llena de inquietud se inclinaba hacia él para volver a llamarle de manera suave, como una madre levantando a su pequeño con ternura y paciencia.

-Señor Shoto, si no se levanta llegara tarde de nuevo.

El susodicho no hacía más que mirarlo en silencio por varios segundos en lo que su cerebro salía del letargo. Mientras tanto el chico, totalmente acostumbrado a lo difícil que era para el mayor despertar todas las mañanas, apagaba cada una de la serie de alarmas que llevaban ya varios minutos siendo ignoradas.

- Buenos días, Izuku – contesto al fin, mientras se incorporaba con pereza de la cama.

El pequeño, satisfecho por haber logrado su cometido y con aquella sonrisa tan cálida como aquel solecito era capaz de regalarle cada mañana, contesto alegremente.

- Buenos días, Señor Shoto.

El cansancio se había ido.

Mi héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora