Prologo

938 72 21
                                    


En las profundidades abisales del océano, emergía una figura imponente. Sarah, la hermana de Agatha, una majestuosa kraken de un azul cian profundo, navegaba hacia lo desconocido. Sus tentáculos se deslizaban con gracia mientras buscaba un rincón donde reposar y pensar.


"Supongo que he llegado primero", susurró con un suspiro, explorando su nuevo entorno con ojos curiosos. De repente, un sonido suscitó su atención. La fuente de aquel ruido era su bebé, Denise, a quien tenía en sus brazos.

"¿Qué sucede, Denise?" Sarah habló en tono suave, usando movimientos juguetones con sus tentáculos para tranquilizar a su cría. Sus esfuerzos lograron su cometido, y la pequeña volvió a la calma.

Una voz desde atrás interrumpió el momento: "Entonces, esta es tu hija". Sarah se giró, enfrentando a la dueña de la voz que se acercaba.

"Parece que te tomaste tu tiempo", bromeó Sarah mientras presentaba a Denise a la figura  que se acercaba.

"¿Quién lo diría? Elegiste un lugar tan remoto para nuestro encuentro. Y podría argumentar que no llegué tarde", respondió la figura femenina con una chispa sarcástica en sus palabras mientras observaba a la pequeña Denise.

"¿Le has contado a alguien sobre esto?", preguntó la figura mientras jugaba con la bebé Denise.

"Por supuesto que no. Nadie sabe sobre esto. Además, ¿cómo podría decirles? 'Oh, mamá, hermana, voy a ver a la reina de las sirenas, con la que tengo una amistad especial a pesar de todo lo que ha sucedido'", explicó Sarah mientras veía cómo Nerissa jugaba y mostraba su tridente a Denise.

La sonrisa de Nerissa se amplió al escuchar las palabras de Sarah. Denise en un rincón seguro,  comenzó a mover su tridente con gracia y habilidad.

"Pasa algo..." Sarah no tuvo tiempo de completar su frase, ya que el tridente de Nerissa la atravesó. El dolor la dejó sin aliento, mientras su vida parecía escaparse poco a poco. Sarah intentó arrastrarse hacia su hija, pero su esfuerzo fue detenido cruelmente por el tridente de Nerissa que perforó su mano, arrancándole un grito de agonía.

La voz de Nerissa resonó con un tono de traición y amargura:"¿A dónde crees que vas, mi 'súper amiga marina'?, Nerissa no mostró ni un ápice de arrepentimiento, solo una sonrisa fría.¿Realmente creíste que podríamos ser amigas?", burló Nerissa, mientras mantenía el tridente sobre Sarah. "Me llevó mucho tiempo ganarme tu confianza. ¿La razón? Es más que obvia, ¿no?", continuó, apretando el tridente y provocando más sufrimiento en Sarah. "Necesito un rehén para forzar a tu madre a rendirse y así tomar el control absoluto del océano".

La sonrisa maliciosa de Nerissa reflejaba su retorcida satisfacción mientras Sarah luchaba por mantenerse consciente en medio del dolor y la traición que la rodeaba.

Los gritos de Sarah perturbaron a Denise, quien comenzó a llorar. En medio del caos, un ataque sorpresa empujó a Nerissa lejos. Agatha, la hermana de Sarah, había seguido en secreto a su hermana y finalmente apareció para enfrentar a Nerissa.

Agatha se acercó a Sarah, su corazón lleno de dolor al ver su estado. La ira ardía en sus ojos, y sin tiempo para llorar, levantó cuidadosamente a su hermana y la puso junto a Denise.

"Así que finalmente apareces, la guerrera más fuerte del océano", burló Nerissa mientras se acercaba para enfrentar a Agatha.

Sarah observaba impotente mientras su hermana y su ex-amiga se enfrentaban en una batalla intensa. Ninguna de las dos mostraba señales de ceder ante la otra. Sarah sabía que le quedaba poco tiempo, ya que sentía cómo su energía la abandonaba gradualmente. Con sus últimas fuerzas, acarició el rostro de su hija, despidiéndose silenciosamente, y luego se dirigió hacia donde se libraba la feroz batalla.

Con pasos entrecortados, Sarah llegó al lugar y se interpuso entre Agatha y Nerissa en plena lucha. La colisión de sus poderes la debilitó aún más, pero logró arrebatarle el tridente a Nerissa, privándola de sus poderes.

Sin energía y exhausta, Sarah cayó al suelo. Agatha la sostuvo entre sus brazos, lágrimas bañando su rostro por la pérdida de su amada hermana. La conmovedora escena fue interrumpida por los gritos de Nerissa, quien había perdido su poder.

En un último intento desesperado, Nerissa intentó huir con Denise en brazos. Sin embargo, Agatha la interceptó. En ese momento, un grupo de sirenas emergió, tendiendo una emboscada a Agatha y atacándola. Distraída por el ataque sorpresa, Nerissa escapo con Denise.

La ira consumió a Agatha, quien eliminó a las sirenas atacantes. Mientras tanto, Nerissa emergió en la superficie con la bebé robada. Agatha regresó junto al cuerpo sin vida de su hermana, ocultó el tridente y huyó del hogar submarino con su esposo e hija. Su decisión de abandonar su vida anterior estaba impulsada por el deseo de proteger a su familia de futuras tragedias y evitar revivir los terribles sucesos que había sufrido su amada hermana mayor.

La historia de Sarah había sido marcada por su creencia inquebrantable en la bondad inherente de todas las criaturas, sin importar su naturaleza. Su ingenuidad, su incapacidad para juzgar por apariencias, la habían llevado a pensar que incluso krakens y sirenas podrían coexistir en armonía. Por ello, había establecido una amistad con la reina de las sirenas, con la esperanza de que este vínculo demostrara que la paz era posible.

Sin embargo, la realidad se mostró más oscura de lo que Sarah había imaginado. La amiga en la que confiaba, la reina de las sirenas, había traicionado su amistad, utilizando su confianza para su propio beneficio. Aquella reina había roto ese lazo de amistad y, lo que era aún más desgarrador, había arrebatado la vida de Sarah en un acto de traición sin piedad. En un giro cruel e inesperado, la inocencia de Sarah fue destrozada por la cruda realidad de que incluso en los corazones más oscuros podía esconderse la malicia más profunda. Su confianza había sido su perdición.

Krakens y Sirenas: Conoce a Denise Van Der ZeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora