Una dulce comida

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En la tienda

Nerissa se encontraba en un extraño estado de ánimo, una mezcla de aburrimiento y felicidad, ya que el día había sido tranquilo y pocas personas habían visitado la tienda. Para aliviar su aburrimiento, se sumergió en un juego imaginario con un peluche de pulpo y un llavero de sirena.

"Oh, malvada reina de los krakens, yo te quitaré tu puesto", exclamaba Nerissa mientras movía el llavero de sirena, haciendo que pareciera hablar.

"Ni lo pienses, sirena", respondió con voz grave mientras movía el peluche de pulpo, simulando una respuesta.

Acto seguido simuló una batalla entre esos dos objetos. Todo eso fue interrumpido por la puerta abriéndose de golpe. En ese mismo instante, la pequeña Denise entró, sus ojos empañados de lágrimas, su ropa sucia y la herida que tenía en la cara, víctima de lo que había ocurrido en el parque.

Nerissa dejó caer los objetos con un suspiro preocupado y se apresuró hacia Denise. Su voz resonó llena de angustia: "¿Qué te ha pasado, Denise? ¿Por qué lloras así?", le preguntó, preocupada por el estado de su hija.

Denise no pudo responder. Solo se abrazó a Nerissa y sollozó más fuerte. Nerissa sintió un dolor en el pecho y una rabia en el estómago. Algo malo le había pasado a su hija y ella no estaba allí para protegerla."

Detrás de Denise, Chelsea finalmente llegó, agotada por la carrera que había tenido que hacer para alcanzarla. Con voz entrecortada.

"No corras...tan.. rápido... pequeña", jadeó Chelsea mientras trataba de recobrar el aliento.

Nerissa, con una mirada fría y seria, demandó una respuesta: "¿Qué fue lo que pasó?"

Chelsea, consciente de la fuerte personalidad de la joven Nerissa, titubeó al intentar explicar la situación. Pero antes de que pudiera responder, Denise intervino entre sollozos, defendiendo a su abuela.

No te enojes con abuela, mamá... ella no tiene la culpa -se apresuró a decir la pequeña entre lágrimas y con una voz entrecortada.

Nerissa se mordió el labio, conteniendo su ira. Miró a Chelsea con reproche, esperando una explicación.

"Te lo voy a repetir una vez más... ¿Qué pasó?", insistió Nerissa elevando el tono de su voz, aguantando su enojo.

Lo que pasó... -Chelsea intentó hablar, pero la pequeña la interrumpió de nuevo con un torrente de emociones.

"TODO ES MI CULPA. PORQUE NO PUEDO SER NORMAL, PORQUE NO PUEDO SER COMO TÚ Y LA ABUELA, PORQUE TENGO QUE SER UN FENÓMENO, PORQUE TIENEN QUE SER TAN MALOS CONMIGO", Denise gritó, sus palabras llenas de dolor y autodesprecio, lágrimas corriendo por sus mejillas sin control.

Nerissa sintió un nudo en la garganta al ver a su pequeña en tal estado de desesperación. La abrazó con toda la fuerza que pudo, tratando de consolarla y al mismo tiempo contener su propia ira.

"No eres un fenómeno", susurró Nerissa, su voz llena de amor. "Tú eres una hermosa kraken, un ser especial. Ellos son unos tontos por actuar de esa manera idiota", continuó, sus palabras impregnadas de cariño y un profundo enojo hacia aquellos que lastimaron a su hija.

Finalmente, Nerissa tomó a Denise en brazos y subió a su habitación para limpiarla y cuidar su herida.

Chelsea, deseando apoyar, trató de seguir, pero Nerissa le lanzó una mirada fría y penetrante que la hizo quedarse en la parte de abajo.

En la habitación

Con delicadeza y amor, Nerissa se ocupó de la pequeña con una ternura y un amor infinitos, limpiando la herida con cuidado y retirando con paciencia los restos de pastelillos que se habían adherido a su ropa.

Krakens y Sirenas: Conoce a Denise Van Der ZeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora